<
>

Jordi Alba, el más feliz de Gniewino

Jordi Alba y Xabi Alonso brillaron en el campeón EFE

GNIEWINO -- Aunque Xabi Alonso, doble goleador del partido y estrella consolidada de la selección española y del Real Madrid, se llevara el trofeo al mejor jugador del España-Francia, superados los cuartos de final del campeonato, Vicente del Bosque celebra especialmente la aportación al juego de su equipo del lateral izquierdo, Jordi Alba.

Sin recambio en el combinado español, que no dispone de otro lateral izquierdo en la plantilla (Del Bosque ha utilizado ahí a Pedrito en los entrenamientos), Alba firmó un partido muy completo frente a Francia. Cumplió en defensa (apenas exigido, eso sí, por Debuchy, el lateral derecho que Laurent Blanc situó como extremo) y resultó determinante en ataque, ya que fruto de un centro suyo, desde la línea de fondo, llegó el primer tanto de Alonso.

Hasta la salida al campo de Pedro, precisamente, Alba fue el único futbolista de La Roja que aportó una pizca de profundidad al juego de la campeona del Mundo. "Es muy rápido, pero lo más importante es que sabe cuándo debe de subir al ataque y cuándo no", destacaba Andrés Iniesta sobre Alba, en la entrevista concedida a www.espndeportes.com.

Alba e Iniesta se entiende a las mil maravillas. Ante Francia, ambos trenzaron la acción de ese primer gol de España. Una jugada de conceptos: el lateral combina con el extremo/interior, lo dobla por fuera, el extremo/interior se lleva a la defensa y devuelve el balón al lateral que, alcanza la línea de fondo, levanta la cabeza y centra para la llegada al remate de un compañero desde la segunda línea. 1-0 gol de Alonso de cabeza.

"La progresión de Jordi está ahí. Ayer, tras el gol, comenté que no sólo tiene calidad y velocidad por la banda, para mí lo más destacado es que no se precipita en el centro. Resbala el defensa y él tiene la serenidad de esperar y de ponerla como la puso. En el mundo hay pocos laterales izquierdos como él", resumió Toni Grande, la mano derecha de Del Bosque en la selección.

Pretendido por el Barcelona, que negocia con el Valencia su fichaje, Jordi Alba jugó en las inferiores del club azulgrana desde benjamín y hasta los 16 años, cuando se marchó a un club de la periferia, el Cornellà, porque en su último año en el Barça casi no jugó.

En la cantera azulgrana, Alba formó de interior y de extremo. Destacaba por su velocidad, habilidad y técnica. "Entonces ya era un futbolista menudo [ahora mide 1,70 metros] y mientras sus compañeros hacían el cambio entre los 14-15 años, Jordi seguía siendo un niño. En algunos partidos, daba miedo incluso que los rivales no le hicieran daño", recuerda Albert Benaiges, exresponsable de las inferiores del Barcelona y decisivo en el fichaje de Alba del Hospitalense.

Aburrido del banquillo, con 16 años el futbolista catalán decidió marcharse al Cornellà en busca de minutos y, desde allí, dio el salto al Valencia, un par de temporadas más tarde.

Es en Mestalla donde Unai Emery le ve posibilidades como lateral, posición que estrena en un partido de Liga Europa (2010) entre el Valencia y el Werder Bremen. Lesionado Alexis y sin más recursos en el banquillo, Emery hace jugar a Alba de lateral como solución de emergencia. El chico firmó una buena actuación y a partir de ahí, desplazó incluso al francés Mathieu, también lateral, al extremo.

En la víspera del ese partido contra el Werder Bremen, Jordi Alba cuenta que apenas durmió.

Ese día, en la grada de Mestalla observaban el encuentro Txiki Begiristain y Raúl Sanllehí, entonces responsables de la faceta deportiva (incluídos los fichajes) en el Barcelona. Habían acudido a Valencia a ver jugar a un par de chicos del Werder Bremen (Marko Marin y Mesut Özil, sí, sí, el ahora jugador del Madrid). Confeisan que la actuación de Alba les pasó entonces por alto.

Ahora, Alba espera ilusionado pero tranquilo la llamada de su representante. El futbolista sueña con regresar al Barcelona, pero su buen partido ante Francia, podría hacer subir su caché.