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Una Copa que nació muerta

Nuestros martes y miércoles están llenos de futbol. Juegos y juegos y más juegos por todas partes. Mucha cantidad y nada de calidad. El torneo de Copa ha sido un desastre: en la cancha, con grandes disparidades, no sólo entre las divisiones, también entre los propios equipos de primera división. En la tribuna, con escenarios tortuosos y en la televisión con poca audiencia. Urge un cambio de formato para un Copa que suspiró mucho antes de dar sus primeros pasos...

LOS ANGELES -- Poco futbol, grandes diferencias de nivel entre una división y otra, pobre asistencias a los estadios y números parcos en cuanto a los niveles de teleaudiencia. El nuevo experimento del futbol mexicano camina rumbo al fracaso. La Copa MX no tiene un mañana asegurado.

Lo único que ha hecho la Federación Mexicana de Futbol, a través de la Liga MX, es llenar las semanas de futbol, saturar el calendario y permitir que un equipo como el América, por ejemplo, un día se rinda en un dramático duelo ante el Correcaminos donde pierde por 4 goles a 3 y a la semana siguiente, repase a ese mismo equipo por una diferencia de seis goles. Contrastes, alineaciones parchadas, lesiones graves como la que le ocurrió al americanista Efraín Juárez y muchas butacas vacías, vacías y olvidadas han sido la marca del nuevo torneo que propone el futbol mexicano.

Y entiendo perfectamente bien que la "cruzada" --si así podemos llamarle-- debe entenderse como un esfuerzo por revitalizar a la Liga de Ascenso y al mismo tiempo hacer más fuerte a la industria futbolística. Las mejores ligas del mundo tienen un torneo de Copa, pero queda claro que cada país, cada economía, cada cultura es diferente. La Copa MX ha nacido con más preguntas que respuestas.

Como era de esperarse, los equipos de la división máxima no están otorgándole la importancia que en apariencia merecería el torneo. No puede un equipo como el América ser tan disímbolo de una semana a otra o uno como Pumas, que viene de ganar en la Liga en la cancha del campeón, caer, tres días después, ante el modesto Mérida. Es un torneo irreal, incapaz de sostener una regularidad, factor o tema que por cierto siempre se ha puesto duda cuando se trata del futbol mexicano.

Un cambio de formato podría ser interesante. Buscar a través de otro mecanismo de competencia un atractivo que se manifieste directamente en la cancha. ¿Por qué no pensar en esto: que esta fase se juegue a eliminación directa con un solo partido y que ese juego se celebre en la cancha del equipo de la división de ascenso? Ello podría darle otro tipo de connotación, de lucha deportiva y hasta de ambición para todos? ¿Qué caso tiene abrir el Azteca para que dos o tres mil personas compren boletos? Si la verdadera idea de este torneo de Copa es darle una mano a los equipos de la división inferior, hay que otorgarles realmente ese apoyo y ese apoyo no significa exponerles a la vergüenza de no competir y de ser humillados.

Por ahora no sabemos si la Copa MX colaborará con la oportunidad de proyección para jugadores jóvenes. Puede que esa función sí se cumpla, pero bajo el actual formato, la idea de un futbol más atractivo, más comercial, más mediático, más competitivo está desapareciendo. Lo único que ha hecho la Federación Mexicana de Futbol es llenar nuestros martes y miércoles de juegos, juegos, más juegos y transmisiones por todas partes, cantidad, exceso, pero nada de calidad, nada de un producto que pueda revalorarse.

La Copa MX nació muerta. Veremos si Decio de María y compañía son capaces de revivirla.