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Bobby Valentine falló desde el principio

La labor de Bobby Valentine no tenía por qué ser una migraña de siete meses AP Photo/LM Otero

NEW YORK -- Antes de su juego final como manager de los Medias Rojas de Boston el miércoles, Bobby Valentine caminó alrededor del terreno durante las prácticas de bateo para hablar con cada uno de los jugadores, comenzando con el tercera base, moviéndose hacia el campocorto y posteriormente a los jardines. Ofrecía saludos de manos y abrazos que ciertamente todos interpretaron como un adiós.

Pudo haber sido su mejor momento con los Medias Rojas, y es lamentable que se produjera al final, mucho después de que su futuro como dirigente estaba decidido. Por lo general, Valentine había mitigado esas buenas sensaciones al principio del día en la radio, cuando dijo que sus entrenadores habían socavado su trabajo -- una respuesta honesta y completamente innecesaria y sin sentido, porque no cambió nada excepto afectar a las personas que podrían estar en busca de trabajo en los próximos días.

Todos podemos preguntarnos por qué Valentine diría lo que dijo, y unirnos a las legiones de empleados de la organización de los Medias Rojas -- los uniformados y los que no visten uniformes -- quienes se han hecho la misma pregunta una y otra vez desde los primeros días de los entrenamientos de primavera. Fue entonces cuando la consideración de Valentine como un líder eficaz de este equipo acababa de terminar como empezó, en un terreno de entrenamiento en las instalaciones del equipo de primavera.

Los jugadores de los Medias Rojas no estaban contentos con la contratación de Valentine, debido a su reputación de ser excesivamente crítico, y tan pronto como se hizo cargo del puesto de trabajo, esa fue una percepción en contra de la cual tuvo que trabajar.

Él no es el primero, sin embargo. Terry Collins fue conocido por una intensidad explosiva antes de ser elegido como manager de los Mets, y Collins ha trabajado muy duro para adaptarse -- y mientras lidiaba con esa parte de su personalidad, los jugadores le respondieron, con respeto y juego duro. Buck Showalter tenía una reputación entre los jugadores de ser un manager autoritario, alguien con quien era difícil jugar, y ahora los Orioles se esmeran por él, respetan profundamente su preparación y humor y su amor por la pelota.

Valentine es muy inteligente y, como Collins y Showalter, tiene una pasión por el béisbol sin fondo, y tal vez si todo hubiera sucedido de manera diferente los jugadores hubieran llegado a ver eso. Pero de inmediato, Valentine reforzó las ideas preconcebidas que se tenían sobre él.

Según fuentes de la organización, Valentine había pedido un cambio en la forma en que se realizaban los tiros de cortes de las jugadas, y cuando entró en un terreno muy temprano en la pretemporada, lo que vio casi de inmediato fue que el campocorto Mike Avilés no estaba donde él quería que estuviera. En voz alta y profanamente, Valentine cuestionó la aptitud Avilés, dicen otros en la organización. Lo que Valentine no sabía en ese momento era que los jugadores de los Medias Rojas aún no habían sido instruidos sobre dónde posicionarse en la alineación de los nuevos cortes.

Avilés es altamente respetado, un trabajdor incansable, y otros jugadores se molestaron lo suficiente ante el intercambio para que tres líderes del equipo -- Dustin Pedroia, David Ortiz y Adrian González --fueran hasta donde Valentine a expresarles sus preocupaciones y contextualizar el error de Avilés. Según fuentes, González le pidió a Valentine que si quería tomarla verbalmente con un jugador el primera base estaría bien con ser el objetivo, porque lo podía soportar.

Fue un momento que otros miembros de la organización miran ahora hacia atrás como un cruce de caminos en el año de Valentine como manager, porque en ese instante, Valentine pudo haber tomado dos sendas.

Pudo haber escuchado a los jugadores, acogido lo que decían, llamado a reunión del equipo al día siguiente y edificar sobre el incidente. Pudo haberle pedido disculpas a Avilés y luego decirle a todos ellos, en pocas palabras, Mike, debes saber que estos tres chicos de aquí -- Ortiz, Pedroia y González -- te respaldan y son muy buenos compañeros de equipo, y eso es una gran cosa. Y me estoy sintiendo realmente bien acerca de lo que tenemos aquí.

"Pero no fue así", dijo un miembro de la organización.

Valentine se lamentó con Avilés. Pero los muchachos percibieron a Valentine molesto por la situación, como si los jugadores hubieran reaccionado exageradamente a algo que en su opinión era inocuo. Los jugadores perciben que Valentine sintió que su autoridad fue cuestionada.

Inmediatamente, este incidente dañó profundamente la frágil conexión entre el manager y los jugadores, y probablemente se destruyó de una vez por todas por sus comentarios sobre Kevin Youkilis en abril. En ese momento, Valentine no creyó que sus declaraciones fueran tan significativas y tomadas de forma equivocada por los jugadores.

Pero Pedroia respondió enérgicamente, con palabras que fueron diseñadas para apoyar a un compañero pero puso fin a cualquier posibilidad de que Valentine pudiera reparar su relación con el club, porque en las palabras se define el muro que existía: "Sé que Youk juega tan duro como cualquier jugador que he visto en mi vida y yo tengo su respaldo y sus compañeros de equipo tienen su respaldo... yo no entiendo muy bien lo que Bobby está tratando de hacer, pero esa no es la forma en que avanzamos en nuestras cosas por aquí. Estoy seguro de que va a darse cuenta de eso pronto ... Tal vez en Japón es así, pero aquí en los Estados Unidos estamos en una racha de tres victorias y queremos que se sienta bien y mantenernos avanzando".

Desde allí, todo fue cuesta abajo a través de la triste temporada de Boston, con historias sobre la disfunción y las peleas que llegaban a otros clubes como revisiones diarias de un 'reality show' de los Kardashian.

Al hablar con la prensa en el Yankee Stadium el miércoles, Valentine indicó que tenía dos cosas que lamentar de la campaña -- en primer lugar, sus comentarios acerca de Youkilis, y segundo, que no había llegado a manejar los problemas de bullpen del equipo de una manera más oportuna. Hubo varios casos en los que hablaba en pasado, elocuentemente.

Entonces Valentine se acercó a sus jugadores, por última vez, a conectar con ellos en el campo. Fue demasiado poco, y también, muy tarde.

Valentine dice que ser el manager de los Medias Rojas ha sido una gran experiencia de vida, escribe Brian MacPherson. Para los Medias Rojas, la temporada del 2012 se acabó, escribe Dan Shaughnessy.

Los Medias Rojas preguntarán nuevamente por la disponibilidad del manager de los Azulejos de Toronto, John Farrell. Los últimos días de la temporada de los Azulejos han sido brutales, y los jugadores hablan sobre falta de liderazgo.

Ben Cherington asumió la responsabilidad por lo que pasó.