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¡Viva Puerto Rico!

Puerto Rico celebra una de las tres carreras anotadas en la sexta para vencer a EE.UU. Steve Mitchell/USA TODAY Sports

Nadie contaba con Puerto Rico.

Ni el más optimista de los fanáticos habría imaginado a los boricuas entre los cuatro grandes del III Clásico Mundial de Béisbol.

Pero ahí están y por mérito propio. Nadie les regaló nada. El manager Edwin Rodríguez fue fiel a su filosofía de ir un paso detrás de otro, un juego a la vez, pasando la página después de cada derrota y enfocándose en el siguiente partido.

Para Rodríguez las palmas por haber sabido sacarle el máximo a un cuerpo de pitcheo que aparentaba ser el lado más flaco de un equipo que los pronosticadores daban como que debía quedarse en primera ronda, ante la presencia de los más encumbrados dominicanos y venezolanos en el grupo C de San Juan.

Al final, los pitchers, muy jóvenes en su mayoría, aguantaron como consagrados las magras ventajas que les proporcionaron sus compañeros a la ofensiva.

La orden era seguir a Yadier, el mejor catcher del mundo, quien supo guiarlos con acierto de maestro.

En los dos primeros Clásicos, con nóminas en el papel superiores, quedaron siempre en la segunda ronda.

Ahora, cuando nadie apostaba por ellos, ya están en semifinales y desde este punto, cualquier cosa que hagan es ganancia.

Lo que pasa es que los boricuas, al bateo, la defensa y el pitcheo, le han sumado pasión, algo de lo que careció la novena estadounidense, que vio como una y otra vez, sus hombres se ponchaban a la hora buena sin siquiera hacerle swing a la pelota.

El avance de la tropa boricua es más significativo, sobre todo, porque su béisbol vive la más profunda crisis de su historia

Las cosas andan tan mal que ya nos parece mucho el tiempo pasado desde que los hermanos Alomar, Carlos Baerga, Javy López, Bernie Williams, Juan González, Carlos Delgado y Jorge Posada, entre otros, brillaban con luz propia en el mejor béisbol del mundo.

Tuve el inmenso privilegio de compartir las más de tres horas del partido al lado del legendario narrador Felo Ramírez, miembro del Salón de la Fama de Cooperstown y la voz en español de los Marlins de Miami.

Felo, nacido en Cuba, siente como propios los triunfos y fracasos de la pelota puertorriqueña y su rostro casi nonagenario se ensombrece al referirse al panorama actual de este deporte en la Isla del Encanto.

"Increíble. ¿Sabes lo que es un país beisbolero como Puerto Rico que se haya pasado un año sin temporada?", dice refiriéndose a la campaña del 2007-2008, cancelada por razones económicas.

El hombre que atesora entre sus grandes recuerdos el haber narrado el hit 3,000 de Roberto Clemente no encuentra explicación a lo que está pasando, al por qué son cada vez menos las estrellas que surgen de un territorio que en un pasado bastante reciente contaba con material suficiente para armar un equipo de ensueño.

"¿Te imaginas las Grandes Ligas sin los Yankees? Así es la liga puertorriqueña sin los Senadores de San Juan", vuelve a lamentarse Felo.

Si bien el que haya naciones emergentes en el mundo del béisbol es saludable para el deporte, para la globalización del juego, que busca reinsertarse nuevamente en el calendario olímpico.

Pero de la misma manera que países como Italia y Holanda benefician la expansión beisbolera internacional, es necesario que los países con tradición centenaria hagan hasta lo imposible por mantener y elevar su nivel.

O en otras palabras: el mundo del béisbol necesita de un Puerto Rico sólido, poderoso, que regrese como protagonista al concierto internacional.

Ojalá que esta actuación en el III Clásico sea el detonante para el renacer del béisbol en la Isla del Encanto.