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Tri-17, ¡cuánto gana, sin haber ganado nada!

LOS ÁNGELES -- Cierto: México aún no gana nada. Sólo el derecho a la Final. El gran desafío le espera todavía.

Pero, cierto: cuánto vuelve a ganar México con esta victoria 3-0 sobre Argentina. Aunque el desafío mayor le espere en la Final.

Hagamos un listado de las situaciones referenciales de este Tri-17 en el Mundial.

1.- Se levanta de recibir seis goles ante Nigeria. Fue una humillación lacerante. Pudo ser lapidaria. Pudo ser letal.

2.- Al final fue decisiva. Al final, esa derrota por seis goles ante Nigeria, fue fatalista. Porque de la mano de ella, México cambio su destino. El trabajo del Potro Gutiérrez debió ser monumental al interior del equipo: reconstruyó de las cenizas la esperanza. No cualquiera.

3.- La cita en Cuartos de Final es Brasil, tras haber superado a Italia. El desenlace se consuma en el manchón de penalti. Donde México ha escrito, históricamente, más tragedias que imperios. Esta vez fue distinto. Duelo de porteros, duelo de cobradores, duelo de lujos, duelo de angustias, duelo de temperamentos, duelo de dramas. Y México domina al gran favorito del torneo.

4.- Y en Semifinales, otro de sus Némesis. La historia no miente: Argentina liquida al Tri en casi todas las instancias. Y cuando futbolísticamente no puede, cuando en la cancha el trámite se enfanga, justo entonces, había aparecido, inevitablemente, la mano negra del arbitraje.

5.- Y una satisfacción extra para el futbol mexicano es haber sometido a una de las grandes farsas que han llegado a su balompié: Humbertito Grondona, hijo de Julio Grondona y quien hizo un desastre mayúsculo en su paso, plagado de mentiras y perfidias, al grado que quiso arruinar el proceso de Chucho Ramírez en 2005.

Esta vez fue distinto. La fortuna y la fatalidad se coludieron con el ímpetu de los mexicanos. Gudiño ataja un penalti bien cobrado, mientras que el árbitro castiga correctamente la depredación argentina con una roja, y descaradamente, premia el 2-0 para México con un claro fuera de lugar. El que a hierro mata a hierro muere y el funeral fue albiceleste.

Y el Tri-17, con sufrimientos innecesarios en el segundo tiempo, terminó por sellar el salvoconducto a la final del Mundial. En busca, mire usted, de meterse como el máximo ganador de estas competencias, cuando, irónicamente, su selección mayor aún sufre por poder meterse a la Copa del Mundo, encendiendo veladoras en torno a su doble compromiso con Nueva Zelanda.

¿Qué seduce de este Sub 17? La personalidad. El temperamento. La paciencia. La madurez. Una mezcla de jugadores Pachuca, América, Chivas, que refleja que es un grupo que ha sabido protegerse, blindarse de factores externos perversos que erosionan los procesos.

Y haber vencido a los dos monstruos de su continente, de América. A uno, a Brasil, con la consumación suprema de la igualdad: el manchón de penalti, mientras que los albicelestes se hundieron en las marrullerías que les afloran cuando se ven humillados.

Por eso, insisto, México no ha ganado nada. Apenas con un fascinante 3-0 sobre Argentina, el pase a la Final.

Pero hoy, en este momento, sin haber ganado nada, ha ganado tanto, especialmente en un escenario dantesco que rodea a la selección mayor, obligada al repechaje ante Nueva Zelanda, víctima de desplantes de divas, vedettes y figurines de porcelana.

Lo importante, ahora, pase lo que pase en la Final, es aprender de los errores cometidos con los campeones mundiales 2005 y 2011 y saber cobijarlos, orientarlos, protegerlos y llevarlos de la mano.

Y lo merecen, al margen de los que ocurra en la Final: cuántos equipos se pueden dar el lujo de ostentar en el Zócalo de sus victorias, las zaleas de tres multicampeones mundiales como Italia, Brasil y Argentina.