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Miguel Herrera puso fin a era del Tri piojoso

MÉXICO, D.F.-- Misión cumplida. Pero no completa. Cierto: el 5-1 parece irrevocable. Es la inscripción de un sepulcro. Un epitafio. Y el obituario anticipado de Nueva Zelanda, no tiene perfiles de milagros.

El expediente de Miguel Herrera tiene ese sello de agua que quedó pendiente con quienes le precedieron: Chepo de la Torre, Luis Fernando Tena y Víctor Manuel Vucetich.

La versión de esta selección mexicana, con la osamenta americanista y músculos leoneses, y especialmente una hacha demoledora forjada en Torreón, como lo es Oribe Peralta, es la mejor de este 2013.

Tiene el mérito Miguel Herrera de atreverse a elegir a jugadores que habían sido ninguneados de procesos anteriores.

En el andar fallido, de tropezones y excusas, el Chepo sólo confió, y relativamente, en Oribe Peralta y Maza Rodríguez, al que no supo rescatar tras su inmolación hedonista y feliz en el Thermas Centaurus de Brasil.

Fue la mejor demostración de esta selección nacional en el 2013. Lo curioso es que el mismo Piojo no ocultó la cartografía de sus ataques, y que aún así los impuso ante un técnico de Nueva Zelanda que estaba advertido sobre cómo jugaría.

Acaso, y lo habíamos mencionado, el América no tiene un lanzador inmaculado como Rafa Márquez. Y tampoco tiene a un gladiador voraz como Peralta, que encima tiene una inteligencia táctica que le permite ajustarse a cualquier socio en el ataque.

Y más allá del nerviosismo evidente de Luis Montes, quien debe dar más, los del Gullit Peña participando de una u otra manera en la mayoría de los goles, deja en claro que Herrera eligió correctamente.

Sí. Queda una duda. ¿Este México enmascarado de América o este América enmascarado de México habría podido solventar la eliminatoria completa?

No habría porque dudarlo, especialmente porque fue un equipo cocinado al vapor, con tres partidos de preparación, aunque con esa ventaja de una concentración larga para dar orden, comunión y coherencia al equipo.

Hagamos una revisión de las bondades de esta gestión breve del Piojo, que debuta oficialmente con un 5-1 que garantiza, sin dejar de aceptar su propia postura: "yo no he ganado nada" y el mismo Tri "aún no ha conseguido el objetivo final".

1.- Al contar con Márquez y Peralta, debió ajustar el acordeón del americanismo. Porque jugó de manera distinta, y al decir distinta, significa mejor. Y no sufrió por ello. De hecho dejó en claro que con ese par de jugadores, el América podría haber robado el Apertura 2013 con mayor comodidad.

2.- La actitud. Determinante. México tuvo con Chepo de la Torre algunos rendimientos sobresalientes, pero si no caía el gol rápidamente, se hundía en la desesperación sin encontrar un remedio en la banca.

Recordemos ante EEUU con Luis Fernando Tena siguiendo la doctrina de Chepo. La actuación monumental de Howard en el primer tiempo fue clave. Después, México se hundió en ese sincretismo de sus miedos, sus dudas, sus deudas y sus urgencias.

3.- Variantes. Los recursos ofensivos de este Tri, el catálogo de opciones, seguramente no habría sufrido tanto como el librito de obviedades del Chepo. Luis Fernando Suárez se los había advertido: "Todos sabemos ya a que juega México". Y el entrenador del Tri entonces no improvisó: decidió morir con sus caprichos, con sus obsesiones y con sus favoritos.

4.- Cuando al México del Chepo le arrebataban el control de juego –casi siempre-, generalmente se equivocaba en no hacer cambios o en elegir los equivocados.

Herrera, en ese breve lapso en que los neozelandeses le plantaron una rebelión, la sofocó con ajustes. Metió a Sinha y a Escoboza, pero especialmente reacomodó en recorridos a Aguilar y a Layún con Medina. Y enseguida, a mantener la invasión desconsiderada con el área de los kiwis.

5.- Liderazgo. Al final del partido, los jugadores del Tri extendieron el discurso de Herrera. Un común denominador de "no hemos ganado nada" y el "saldremos partiendo de cero en Nueva Zelanda", habla de mesura.

Tras la victoria sobre Jamaica en Kingston, en el Tri se vivió un cambio dramático y penoso. Había un exagerado triunfalismo en el discursos y hasta un matiz de engaño. "Si la eliminatoria se acaba hoy estaríamos clasificados".

¿Debería seguir Miguel Herrera hasta el Mundial si logra la clasificación como él afirma estar seguro de conseguirla?

Sin duda. Aunque hay dirigentes que siguen insistiendo en entrenadores de perfil europeo. No hay que olvidar el ensayo lamentable de Sven Goran Eriksson.

Herrera tiene una ventaja. El poder de decisión final ya no pertenece a Justino Compeán ni a González Iñárritu ni a Decio de María.

Ricardo Peláez y él tienen acceso directo a la Oficina Oval de Televisa, donde por fin dieron señales de vida, al darse cuenta que sólo al ojo del amo engorda el caballo.