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A-Rod, Bosch, Selig y la culpa compartida

Tony Bosch habló alto y claro en el programa 60 Minutes de la cadena CBS.

El fundador de la ahora clausurada clínica Biogénesis de las Américas, detalló de manera minuciosa el proceso de dopaje al que supuestamente se sometió Alex Rodríguez con la vista fija en un objetivo preciso: convertirse en el primer pelotero con 800 cuadrangulares en la historia de las Grandes Ligas.

Bosch, testigo estrella de la MLB en el caso contra A-Rod, compareció en 60 Minutes poco después de que el árbitro Fredric Horowitz anunciara el castigo de 162 partidos para Rodríguez por su participación en el escándalo de Biogénesis.

Cínico en ocasiones, devastadoramente sincero en otras, Bosch llegó incluso a absolutizar en el uso de esteroides en las Grandes Ligas, como si nadie estuviera libre de pecado.

El Sindicato de Jugadores se molestó con razón, pues la presencia del fundador de Biogénesis en el programa de CBS pudo tener el claro objetivo de crear una opinión desfavorable al jugador, justo antes de que su equipo legal presente el caso ante una corte federal.

Pero el problema es que ambas partes están moviendo sus piezas con la estrategia de ajedrecistas y las Grandes Ligas saben que si la corte rechaza admitir la reclamación, sería el jaque mate para A-Rod.

Ahora bien. Bosch no es ni héroe, ni el bueno de esta historia, sino simplemente el más listo, el que más rápido se movió y aceptó colaborar para salvar el pellejo.

Y Alex ni es el malo o el villano, sino simplemente el que no supo moverse en la dirección correcta y el momento indicado para salvar el pellejo.

Ah, tampoco es víctima, como algunos aseguran. Es tan culpable como Bosch, como el comisionado Bud Selig, como los dueños que desataron una danza de salarios millonarios a diestra y siniestra que fueron verdaderos anzuelos para que muchos peloteros talentosos prefirieran un atajo en su camino hacia la grandeza.

Pregunta un lector: ¿Es justa o injusta la sanción de 162 partidos para Alex Rodríguez?

En realidad no lo sé, pues no existe un precedente que permita juzgar como correcto o incorrecto el castigo a A-Rod y la justicia en este país se crea a partir de precedentes.

Pero ya que hablamos de precedentes, el caso de Alex podría marcar un nuevo paso en el sistema de sanciones hasta ahora risible que tienen las Grandes Ligas.

Si de verdad hay intenciones de acabar o al menos combatir con dureza el problema del dopaje, dejen fuera por una temporada completa a los infractores en su primera oportunidad y castiguen con dos campañas más a los reincidentes.

Además, todo el sistema de las Grandes Ligas, desde los ejecutivos, hasta los dueños de equipos y el Sindicato de Jugadores, deberían ponerse de acuerdo para incluir en cada contrato una cláusula de rescisión a quienes incurran en el uso de sustancias prohibidas.

No creo que ningún pelotero se niegue a firmar dicha cláusula, pues lo pondría demasiado en evidencia y sería como anunciarle de antemano a un jonronero qué lanzamiento le van a tirar.