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La hora de Ervin Santana

Todavía no me explico cómo el derecho dominicano Ervin Santana está sin trabajo.

Santana, de 31 años, encajaría a la perfección en la mayoría de las rotaciones de los 30 equipos de Grandes Ligas, por no decir en todos. Sin embargo, sigue esperando.

Es cierto que está atado a la famosa oferta calificadora que le hicieron los Reales de Kansas City al momento de declararse agente libre tras la campaña del 2013 y que cualquier conjunto que lo contrate deberá ceder un turno en la selección amateur.

Pero Santana vale la pena el sacrificio, con todo y que no clasifique entre los superestelares del montículo.

En estos tiempos en que muchos lanzadores se esfuerzan por trabajar cada vez menos y ganar más dinero, el dominicano es un devorador de innings y un tipo sumamente saludable, capaz de promediar 215 episodios por temporada a lo largo de sus nueve años de carrera en las Mayores, ocho con los Angelinos de Los Ángeles y uno con los Reales.

En ese lapso, Santana acumula balance de 105-90 y efectividad de 4.19 en 1,686.2 capítulos.

Pero más allá de esos números globales, llaman la atención sus cifras del 2013, en que terminó con 9-10, pero tuvo un promedio de limpias de 3.24 y volvió a superar los 200 innings de faena, 211, para ser más exactos.

No se trata de que vaya a ser el primer abridor en un staff, pero quinto, cuarto y hasta tercero vendría como anillo al dedo.

Quizás el derecho está pidiendo demasiado tiempo en su próximo contrato, pues quiere tres años garantizados, pero todo es negociable y tiene que ver con las necesidades de cada novena.

Hasta ahora, las ofertas más sólidas que ha recibido se limitan a un año de parte de los Orioles de Baltimore y los Azulejos de Toronto.

Los Orioles le ofrecieron 13 millones, aunque podrían ser más con incentivos, mientras que los Azulejos le darían los mismos 14 de la oferta calificadora.

Sin embargo, donde Santana podría encontrar la paz que tanto busca e incluso llevar su carrera a un punto superior es en los Bravos de Atlanta.

El dominicano ha pasado toda su carrera en la mucho más ofensiva Liga Americana, así que la adaptación al viejo circuito no sería traumática como sí le sucede a muchos serpentineros que hacen la transición a la inversa.

Y los Bravos, en un abrir y cerrar de ojos, han entrado en pánico con su pitcheo abridor, tras las lesiones de Kris Medlen, quizás por toda la campaña, y de Brandon Beachy, ocurridas en menos de una semana, además de las dudas que genera el hombro de Mike Minor.

Ante esta situación, perfectamente vale la pena sacrificar un turno en el draft si a cambio se consigue un brazo de hierro que me va a garantizar al menos 30 aperturas.

A no ser que Atlanta decida desde ya tirar la toalla antes de que suene el campanazo inicial y enfocarse en un futuro a más largo plazo, aunque esa opción parece bastante improbable.

Entonces, Ervin Santana parece una solución ideal para mantener a los Bravos a flote cuando los hombres que se proyectaban como abridores de pronto se han hundido como el Titanic.