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Las sorpresas de la primavera en MLB

Cada año, decenas de jóvenes llegan cargados de sueños a los campos de entrenamiento, en busca de un puesto frente a hombres establecidos, con una experiencia probada en el mejor béisbol del mundo.

Son los que más duro trabajan, los que dejan la piel sobre el terreno y aprovechan hasta la más mínima oportunidad que les den.

Algunos se quedan en el intento y otros, por decisiones de las diferentes franquicias, son enviados a pulirse aún más a las Menores.

Pero hay algunos que sobresalen tanto que no les dejan opción a sus respectivas gerencias, a las que prácticamente obligan no sólo a abrirles un hueco en la plantilla de 25 jugadores, sino a darles un puesto como titulares.

Esta primavera no ha estado exenta de esas sorpresas agradables que nos brindan los muchachos ansiosos por labrarse su propio camino en las Grandes Ligas.

Uno de esos casos es el del venezolano Yangervis Solarte, que llegó como invitado al campo de los Yankees en Tampa y ha puesto a muchos a pensar.

Solarte, de 26 años, llevaba hasta el jueves 15 hits en 33 turnos (.455), con dos cuadrangulares y ocho carreras impulsadas.

Sólo su compatriota Francisco Cervelli (31-15-.484) lo superaba en average y jonrones, con cuatro, aunque tiene la misma cantidad de imparables y lleva una remolcada menos.

Defensor del campocorto, la antesala y la intermedia, incluso puede jugar en el jardín izquierdo.

Por esa versatilidad debería quedarse en el equipo grande para cuando arranque la campaña, pues aparentemente, el veterano Derek Jeter, en su última temporada, está lejos de su mejor forma, en tanto Brian Roberts, quiens se proyecta como segunda base titular, es propenso a las lesiones, al punto que entre el 2010 y el 2013 ha jugado como promedio apenas 48 partidos por año.

Uno que ya convenció y oficialmente se ganó un puesto como abridor es el dominicano Yordano Ventura, quien ocupará el quinto puesto en la rotación de los Reales de Kansas City.

Ventura, de 22 años, ha trabajado 15.1 episodios en la primavera, con un triunfo y una derrota, 15 abanicados y efectividad de 1.76.

Su promedio de WHIP (Bases por bolas y hits permitidos por innings) es de sólo 0.72 y los bateadores rivales le conectan para un anémico average de .185.

Sólo el tiempo dirá si quizás estemos en presencia del nacimiento del nuevo Pedro Martínez.

Sorpresivo también ha sido el desempeño del zurdo cubano Roenis Elías con los Marineros de Seattle.

En cuatro salidas a la lomita, una de ellas como abridor, Elías, de 25 años, suma tres victorias y efectividad de 1.46 en 12.1 innings.

Y en un equipo como Seattle, donde tres de los abridores proyectados (HIshashi Iwakuma, Taijuan Walker y Brandon Maurer) están lesionados, un lugar habrá casi de seguro para el antillano.

Merecedor también de un espacio, ya sea como abridor o como relevista, es el zurdo Brad Hand, de los Marlins de Miami, un equipo que tiene precisamente en el pitcheo su mayor fortaleza.

Con una rotación prácticamente definida (José Fernández, Nate Eovaldi, Henderson Álvarez, Jacob Turner y Tom Koehler), Hand ha puesto a dudar a los directivos.

En cuatro juegos, tres como abridor, el zurdo Hand, de 24 años, ha trabajado en 12 episodios para efectividad de 0.75, con 15 ponches, WHIP de 0.92 y récord de 2-0.

Tan convincente ha sido que el equipo podría canjear antes del inicio de la contienda al derecho Turner en busca de reforzar la ofensiva, por lo que Hand tendría entonces un espacio en la rotación.

Y al que parece haberle llegado su hora finalmente, tras pasar cuatro campañas en las Menores, es a Tommy Medica, de los Padres de San Diego.

Su paso por esta pretemporada ha sido demoledor, con .404 de average en 52 turnos, en los que ha disparado 21 imparables de todas dimensiones, entre ellos cuatro dobles, un triple y dos bambinazos.

Esencialmente es defensor de la primera base, aunque se ha desempeñado también en los jardines y la receptoría.

Pero algo habrá que hacer con él, aunque los Padres tengan al cubano Yonder Alonso anclado en la inicial.

Algún espacio le encontrarán, por aquella máxima de que en el béisbol, el que batea, juega.