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Des-Messi-urado dominio del Atlético

Getty Images

LOS ÁNGELES.- Sería, para las arpías de la cizaña, muy fácil, destruir al Atlético de Madrid. Los obsesivos y obsesionados de las modas, podrán llamarlos trogloditas, rinocerontes, asaltantes de la cancha.

Las heridas supurantes articulan las lenguas más histéricas. Este es el caso.

Lo difícil es construir, finamente, a este Atlético de Madrid. Si los facinerosos ganaran partidos, habría que ir a los reclusorios y no a las canchas, a buscar émulos o clones de Mad Max.

El futbol aún pertenece a una élite. Hay quienes lo juegan ornamentados y hay quienes lo juegan con la vestimenta desprolijam pero la testosterona hirviendo.

Los dos caminos, los dos estilos, las dos expresiones. pueden llevar al Olimpo, pero al final, por sus angostas y selectivas puertas sólo uno de esos dogmas podrá traspasarlas.

El desafío, en el Atlético de Madrid, es concertar entre atletas, guerreros y futbolistas, el pacto de sangre de la victoria.

Las fascinantes bestias habituales de la Liga de España, Real Madrid y Barcelona, que normalmente asolaban el Vicente Calderón, hoy han cedido de rodillas.

Este miércoles, podrán cuestionarse apetitos, gustos, paladares, gourmets, pero al final, el Atlético de Madrid estuvo más cerca de consumar un marcador delirantemente humillante, que el Barsa realmente de poder equilibrar.

Los heraldos oportunistas del Barcelona en medios y en la tribuna no titubeaban en perfilarse en semifinales. Estadísticas, que son ladrillos frágiles del optimismo, repetían que Lionel Messi le ha hecho más de 20 goles al Atlético de Madrid en sus enfrentamientos.

Cifras con pies de barro, porque Messi ha sido castrado por el 'Cholo' Simeone. La emboscada le ha funcionado ya en cinco juegos de infertilidad del que sin duda sigue siendo el mejor futbolista del mundo.

Pongámoslo en citas olímpicas. Citius, altius, fortius. Más rápidos, más altos y más fuertes, fueron los jugadores del Atlético de Madrid. Pero sobre todo tuvieron un comportamiento más masculino, porque incluso un penalti que no se les marcó, y una roja que no se le entregó a Mascherano, podrían haberlos hecho dudar sobre la ya dudosa capacidad del árbitro.

Y los Colchoneros le hicieron la cama al Barcelona. Messi permaneció enjaulado. No fue culpa suya. Porque intentó por derecha, por el centro, en péndulo, por izquierda, en diagonales cortas frente al área. Donde se paraba, le ponían grilletes.

Y ese precepto rufianesco de pretender destruir al Atlético diciendo que su plataforma táctica es destruir el futbol, se derrumba cuando si bien tuvo menos de una tercera parte de pases bien entregados que el Barcelona, la mayoría de los procesos recuperación de pelota y entrega correcta, los convertía sin mucha burocracia, y la prueba son tres balones en los postes y cuatro atajadas espectaculares de Pinto, quien sufrió más soponcios que Courtois, en la suma total.

Surgirán voces perturbadas y convulsas de madridistas, pero lo cierto, en el saldo momentáneo, es que Simeone, hasta el momento, ha conseguido, lo que no consiguió Mourinho: domesticar al Barcelona.

Y el 'Cholo' no ha necesitado de asignar asesinos a sueldo sobre las osamentas de nadie. No hay una recompensa en el Atlético de Madrid para quien entregue la cabeza sangrante de Messi, como si ocurría en la clandestinidad portuguesa del Real de Mou.

Y esto, aún, con la histérica diferencia millonaria de nóminas entre ambas plantillas, además de que el portugués reventó la intimidad de la Casa Blanca, y el 'Cholo' ha sumado voluntades y esfuerzos.

Mou excomulgó a todos en el Real, y Simeone ha logrado la comunión entre todos en el Atlético.

Cierto que permanecerá ese conflicto, esa diatriba, esos remilgos y refunfuños, entre la exquisitez de un futbol y lo burdo de otro.

Al final, el que ejerce mejor los principios de este deporte, y los condecora y los decora en el marcador, es el ganador, y no hay nada ominoso ni reprobable en la ruta del Atlético de Madrid.

¿Se acabó la Era de Hadas del Barcelona? ¿Se acabó la gestión del Tata Martino cuando también el título de la Liga está en duda? Lo primero parece difícil: requiere de recuperar su estilo, consideración que responde a la segunda pregunta: Tata les usurpó la esencia.