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Verde, el color mitológico del 'Chicharito'

KANSAS CITY -- Algo ocurre cuando se visten de verde. Milagros, incluso. Metamorfosis inesperadas. Como si en el vestidor, o en la cancha, o desde la tribuna o en la ceremonia del Himno Nacional, el Sermón de la Montaña encontrara ecos.

Y súbitamente, entonces, los sordos oyen, los mudos hablan, los ciegos ven y los marginados a la banca o a infortunios futbolísticos, se convierten en Lázaros de ocasión y en lazarillos de sus propias vendettas.

Javier Hernández juega con una de las camisetas más poderosas, envidiadas, veneradas, azuzadas y respetadas del mundo. Jugar en el Real Madrid, pertenecer a la Casa Blanca. es como ser ungido de inmortalidad. Pero Chicharito vive de las limosnas de minutos, de fe, de confianza -- o de desconfianza -- de Ancelotti. Y hasta entre sus compañeros (¡Arbeloa o Arbol-oa!), hay quién lo cuestiona.

Este sábado, ante Ecuador, expone claramente porque es el Chaplin del Gol: la seductora comicidad con la exquisitez del arte, pues. Se tropieza con un balón, yerra un gol solo ante el arquero, e intenta controlar una pelota que termina casi en las tribunas. Es Chaplin siendo Chaplin.

Pero, en cambio, reditúa con un portento de gol. Controla, perfila, elude, supera la marca y las coberturas y el balón termina regocijándose de su viaje a ese limbo en los ángulos donde nunca llegarán los arqueros. Y eso le da el triunfo al Tri ante Ecuador. El arte de poner en blanco y negro los silencios de su talento.

Si fuera un autócrata del narcisismo, 'CH14' habría aprovechado ese golazo para sacar pecho, hinchar brazos y pegar un bufido selvático, rabioso, guardando las proporciones, como el de Cristiano Ronaldo cuando recibió el Balón de Oro. Seguramente Ancelotti recordaría que el primer gol de 'CH14' en el Real Madrid tuvo ese sello de orfebre del octavo arte.

Y más allá de que en vivo se le aprecia marcando zonas de pases, provocando con sus desplazamientos jaquecas a los rivales, Miguel Herrera le cuelga una condecoración de esas que sólo los entrenadores aprecian en su máxima expresión: devoción y concentración.

"Es un jugador que siempre está muy comprometido y muy concentrado. La jugada de la amonestación que hace al minuto 84, cuando ya hay agotamiento por el esfuerzo hecho, él comete una falta que detiene un avance de Ecuador que pudo ser peligroso. Fue una falta inteligente, lo que demuestra que en todo momento está consciente y concentrado de lo que pasa en el terreno de juego", dijo Miguel Herrera, después de la victoria ante más de 88 mil aficionados en el Memorial Coliseum.

'Chicharito' ha hablado de sentirse frustrado en el Madrid, como lo dijo en su momento en el Manchester United, y como se rebeló al ver que en el Mundial de Brasil la titularidad sería ajena. Pero, como lo ha explicado numerosas veces, un día, con Chivas eligió suicidarse futbolísticamente, dedicarse a estudiar y a otra profesión.

Pero Javier Hernández reflexionó entonces, y sabe que el futbolista sólo tiene dos funerales: uno, inminente, es el retiro; el otro, cuando deja de intentar, cuando deja de confrontarse a él mismo y a su entorno, para seguir adelante. Los Quijotes nunca reculan ante los molinos.

En el Mundial, dijo que Dios entrega a sus guerreros más vigorosos las batallas más cruentas y difíciles. Dios debe pensar que Javier Hernández es Rambo o Bruce Willis, pero el jugador no ceja.

Y esas permutaciones, esas metamorfosis, esas catafixias chabeleras, casi de fantasía, han ocurrido con otros personajes. La conversión, la catequización podrá venir, decíamos, de la tribuna, de la camiseta verde, del Himno Nacional, del discurso del vestuario, pero ocurrió el sábado con Jesús Corona, por ejemplo, y ocurrió, hace casi un año, con Andrés Guardado.

Corona, con algunas jugadas fallidas y desfasamientos de carácter recientes con Cruz Azul, se atragantó de revancha. Le quitaron el Mundial de Brasil para entronizar, con todos los méritos, a Guillermo Ochoa. Un hombre de temperamento rabioso sólo puede engendrar rabia y frustración.

Este sábado encontró su momento. "Fue la figura de México. Fue más importante que el gol de 'Chicharito'", dijo Walter Ayoví, el líder actual de Ecuador.

Y lo mismo dijo el técnico Gustavo Quinteros, al repasar en la conferencia de prensa del sábado, las cinco atajadas y además el penalti que le detiene a Miller Bolaños, el actual goleador de raza en Ecuador. Y Corona, agigantado por sus propios méritos, alzaba la voz, giraba órdenes con la mirada y con el índice irrefutable e incuestionable.

Y a Guardado, ya lo diseccionamos en otro escrito. Llega desheredado a Brasil, contra la opinión generalizada, que cuestionábamos a 'El Piojo' por entregarle el control del equipo desde el eje puntual de la media cancha.

El 'Principito' había sido tratado como lacayo en España y Alemania. En el Mundial recuperó la nobleza y hoy en tierras reales, se le rinde pleitesía con el PSV, que le alargó su potestad hasta 2018. Y todo empezó con la verde. O con el himno. O la tribuna. O el discurso del vestuario.

Lo cierto es que la frazada verde, la armadura verde, aunque la pinten de negro por motivos comerciales, sigue despertando Lázaros, y además convertirlos en lazarillos de sus propias ambiciones.