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¿Es Ignacio Ambriz el lastre en el pescuezo de Ricardo Peláez?

LOS ÁNGELES -- Nacho Ambriz tiene la mesa puesta. Llega en mejores condiciones que sus antecesores. Por eso, lo sabe, no tiene margen de error.

Y la paciencia se reduce especialmente porque, contradictoria y absurdamente, le bendice Ricardo Peláez con un requisito de bajo perfil: equilibrio y orden para conseguir resultados.

Aquella fantasía de espectacularidad con Gustavo Matosas ha sido incinerada. Ricardo Peláez fomenta la pichicatería.

¿Dónde quedaron los fuegos artificiales de la época de Miguel Herrera? El Piojo regresó a la afición al estadio, La retribuyó con ilusiones y orgullo. Generó llenos y generó euforia. Su apoteosis se dio, curiosamente un 26 de mayo en la Final ante Cruz Azul.

Irónico, pues que un 26 de mayo fue la exaltación de un nuevo americanismo, y ahora, un 26 de mayo, se vuelva al dogma pernicioso, soporífero de ganar como sea. América había dado el salto de calidad con Herrera, aunque con Antonio Mohamed se convirtió a las Águilas despiadadas en avestruces oportunistas.

De entrada ya, Nacho Ambriz ha percibido claramente que el índice de tolerancia entre la afición es de cero. Llega desnudado por su incapacidad para manejar el problema Ronaldinho con el Querétaro. Llega sin poder presumir al menos una Liguilla con saldo esperanzador. Llega con el estigma de haber sido manoseado y manipulado al antojo de los dueños del Querétaro.

Para su fortuna, puede privilegiar el cero en su arco, al estilo rudimentario con el recurso narcotizante que usó el Turco Mohamed. Y que la afición se quede en casa. Hasta es más saludable para la empresa prioritaria, que es la televisión. Pinta más, repercute más, en ganancias a largo plazo, una familia viendo el partido en su casa, que una familia yendo al estadio.

Parece que el Salón Oval de Televisa y Ricardo Peláez, con este tipo de elecciones de entrenadores, han llevado ese lema fascinante y adictivo del Ódiame Más, al extremo. Es decir, ahora quieren que hasta los americanistas odien al América, con estas impopulares medidas.

Ojo: Nacho Ambriz llega con ventajas respecto a sus tres antecesores. Y por ello mismo, insisto, la condescendencia será menor hacia él.

1.- Miguel Herrera llega amenazado con un contrato por sólo seis meses. Y sin presupuesto generoso en su primera temporada. Llega entre las dudas del mismo Peláez y de sus directivos.

2.- Antonio Mohamed llega cuestionado por la afición, y teniendo que ajustarse al plantel que heredó de El Piojo, con una base de campeones, pero con jugadores acostumbrados a otro desempeño dentro de la cancha. Y sufre en su primer torneo, hasta que consigue los refuerzos que quería, incluso aunque a algunos no los necesitara.

3.- El dispendio de autoridad y económico continúa. Gustavo Matosas llega cuando el plantel ya lo habían armado entre un Peláez precipitado y un Mohamed que ve como llegan a El Nido, los mismos que le habían negado seis meses antes. Y sin "la genética que necesito en los jugadores", Matosas encuentra un boquete tremendo en media cancha y dos jugadores irracionales en la zaga, como Goltz y Aguilar, aunque el paraguayo enmendó el camino en las últimas semanas.

4.- Nacho Ambriz llega con un grupo de futbolistas que le han escogido. Buscarán dos refuerzos más, de bajo costo, para armar el plantel, más al antojo, queda claro, de Peláez, que del entrenador que llega. Pero esa fórmula ya la conoce Ambriz, y lo castigaron severamente en Querétaro con la imposición de Ronaldinho.

Recordemos que el próximo año, el América cumplirá cien años, y en Televisa, por órdenes directas desde el Salón Oval, hay órdenes de un festejo fastuoso el 12 de octubre del próximo año.

Emilio Azcárraga Jean había acordado con Peláez que América debería llegar a ese centenario con 15 títulos. Ahora sólo podrían ser 14, si el América consigue el Apertura 2015 y el Clausura 2016. Para los festejos se habla de Real Madrid o Barcelona como invitado, además de una serie de festejos y ceremonias. No siempre se cumplen 100 años.

Por eso Ricardo Peláez lo sabe: si en diciembre no se consigue el título de la Liga y un respetable rendimiento en el Mundial de Clubes, podría ser el fin de sus gestión. Y de Ambriz también.

Por eso, Nacho Ambriz podría ser el salvador de Peláez. Pero, también podrá ser el lastre en el pescuezo que lo arroje al naufragio de la desgracia.