<
>

Yankees y A-Rod fuman la pipa de la paz

Si el jonrón con el que Alex Rodríguez llegó a 3,000 hits en su carrera lo hubiera pegado el día inaugural de la temporada, la pelota estuviera todavía en poder de Zach Hample, el fanático que la atrapó en las gradas del jardín derecho del Yankee Stadium.

En aquel momento, A-Rod era una piedra en el zapato de los Yankees de Nueva York, con una relación entre el jugador y el equipo completamente fracturada.

Los Yankees no hubieran movido entonces un dedo para complacer el deseo de Alex de conservar una pelota que para bien o para mal, es histórica.

Rodríguez venía de cumplir un castigo de una campaña por su participación en el escándalo de la clínica Biogénesis y demandado a los Yankees, al Sindicato de Peloteros y hasta a su propia sombra en un intento desesperado por salvarse de la suspensión.

Para añadir más fuego a la polémica, la directiva de los Yankees anunció que buscaría a manera de evitar pagarle los $6 millones de bono a Alex cuando este superara los 660 cuadrangulares de Willie Mays.

Pero comenzó la campaña y Rodríguez sorprendió a propios y extraños con una actuación que lo tiene a punto de colarse en su decimoquinto Juego de las Estrellas.

El pelotero ha mostrado una ética de trabajo incuestionable, que se ha traducido en números extraordinarios, no ya para un hombre próximo a cumplir 40 años, sino para cualquier jugador.

Hasta este viernes, A-Rod bateaba para .280, con 15 jonrones y 45 carreras remolcadas, con una proyección que lo dejaría al final de la temporada con más de 30 vuelacercas y un centenar de empujadas.

A ello se une una actitud diferente, humilde, de quien siempre se comportó como diva, difícil en el trato con los medios.

El aporte del jugador ha sido fundamental para el no menos sorprendente papel registrado hasta ahora por el conjunto neoyorquino, por el que los analistas no apostaban mucho en los análisis pretemporada.

El cambio rindió sus dividendos y el equipo comenzó a ver nuevamente un filón comercial, mercadeable, en la nueva imagen de Rodríguez, a pesar de todo su historial que lo vincula con el uso de las sustancias prohibidas.

Ya es oficial que las partes han fumado la pipa de la paz. El propio Hal Steinbrenner ordenó negociar a como diera lugar con Hample para obtener la pelota del hit 3,000 y obsequiársela al pelotero.

Según el propio equipo, fueron tres semanas de intensas conversaciones, hasta que el fanático aceptó ceder el valioso souvenir, a cambio de 150 mil dólares que los Yankees aportarán a una entidad benéfica escogida por Hample.

El equipo entendió que Rodríguez merecía el apoyo en este momento y el jugador respondió de igual manera, al llegar a un acuerdo para destinar el polémico bono de seis millones a obras de caridad.

Las entidades sin fines de lucro que se beneficiarán son Special Operations Warrior Foundation, Boys & Girls Club de Tampa, Pitch In For Baseball y la Fundación MLB Urban Youth.

Bien por Alex y bien por los Yankees. Los dos se necesitan mutuamente, así que lo mejor es pasar la página y llevar la fiesta en paz.