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Bravo, Omar es más capitán que nunca

LOS ÁNGELES -- Desde que Chepo de la Torre apareció como rústico Moisés, mostrando las tablas de su nueva Biblia, con Albert Einstein como su oráculo, advertimos de su incapacidad evidente para retomar un discurso en medio de una crisis.

En su presentación, Chepo ostentaba, era evidente, que bajo arengas ajenas, frases inteligentemente fabricadas por otros, esperaba encontrar la verborrea que se le niega, porque cuando él se asusta, enmudece.

El mensaje del genio científico que José Manuel de la Torre pavoneaba en su bitácora era: "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". Una de tantas frases de Einstein.

Como pasa siempre, se da el consejo, pero no se quedan con él. Y Chepo dio el consejo, pero no lo retuvo.

Más allá de que el equipo empezaba a jugar mejor al futbol, era evidente, y lo subrayó Jorge Vergara y lo aceptó Néstor de la Torre en su momento, el discurso de Chepo se empequeñecía ante el gigantismo del reto.

Más allá de que por formación, por cultura, por ADN y por esa locuacidad, a veces hasta parlanchina de los entrenadores sudamericanos, llega con sus propias vivencias Matías Almeyda, que con el drama a flor de piel sufrido por él con River Plate, encaja perfectamente en la incertidumbre de sus jugadores.

Sin embargo, hay además versiones interesantes desde el interior del plantel. De hecho buenas y malas noticias para Chivas.

La mejor de esas revelaciones, es que quien ha tomado --finalmente--, la postura de capitán, es Omar Bravo. Ante la desazón provocada por las decisiones sorpresivas, escondidas, de Jorge Vergara, ha sido el mismo jugador el que ha saltado a la tribuna íntima del vestuario.

Un líder en emergencia y en urgencia. Y Omar Bravo mantiene la ascendencia de sus compañeros. Todos, incluyendo Carlos Salcido, y a excepción quizá de Marco Fabián, respetan su longevidad y productividad en Chivas.

Queda claro que los goles y su persistencia competitiva, lo mantienen en un escalón de jerarquía por encima de todos, pese a que el único reacio ha sido Fabián, quien a veces cae en desplantes de sentirse como el merecedor de ese caudillaje.

Lo cierto es que Bravo, desde que Chepo se despidió de ellos, ha estado iniciando una labor de alerta y de formar compromiso en cada uno de los jugadores.

Lo más curioso, según los reportes, es que, al contrario de Chepo, lejos de asustarlos con mensajes intimidatorios sobre los riesgos de descender, que sólo generan inseguridad, se ha ido al otro extremo.

Tal vez, sin coincidir con Vergara en las formas, coincide en conceptos. En su diálogo con sus compañeros, Omar Bravo no habla de castigos, sino de premios.

No les recrimina lo que ha pasado, sino que les ha habla incluso de que la Liguilla pasada y las semifinales, son una prueba reveladora de sus verdaderos alcances.

Tal vez el mejor ejemplo de esa habilidad de reconvertir a sus compañeros, ha sido el Chatón Enríquez, quien este torneo, se ha convertido en el jugador más regular del equipo, a pesar de que Chepo lo dejaba condicionado al moverlo hasta en tres posiciones en un mismo juego.

La mala nueva para Chivas, es que el descenso se define hasta mayo. Y Omar Bravo tiene una meta recomendada por su familia: emigrar a la MLS.

Además, su contrato termina en diciembre. Es decir, recupera su carta y sus negociaciones con la MLS serían en su total beneficio financiero, sin tener que entregar a Chivas el mínimo porcentaje.

Ojo, aquí hay todavía un resquicio. Omar ha prometido a algunos compañeros que se queda en Chivas hasta que el equipo esté a salvo, pero parece improbable que firme una prolongación de contrato por sólo seis meses.

Curiosamente, leal al Chepo, Omar ha encontrado, responsablemente, química con Matías Almeyda, quien a su vez se siente reconfortado y recompensado por apuntalar solidaridad en el verdadero líder del grupo.

Una química interesante en un momento interesante: el Clásico Nacional es el sábado en el Estadio Azteca.