A pesar del avance gradual de su futbol, las repercusiones por un triunfo o una derrota ante el Tri sigue siendo banales en Estados Unidos, comparados con lo que el resultado del juego significa para México y para los mexicanos. El México-Estados Unidos tiene a uno más presionado que el otro y no tiene un claro favorito. Promete, además, ser un partido equilibrado donde aquel que cometa menos errores y acuda más al espíritu y al deseo, podrías salir victorioso.
LOS ANGELES, CA.-- Nadie tiene duda de aquí de quien es 'el dueño' de la presión, pero la presión en el futbol no es mala, siempre y cuando encuentres la forma y la manera de utilizarla a tu favor. Para ganarle a Estados Unidos, además de futbol, México necesita una cuota importante de personalidad, de espíritu y de... ¡Huevos!
La presión está depositada, casi en su totalidad, en la cancha de México.
Los medios en estados Unidos sigue ocupados por la todavía época de inicio del futbol americano (la NFL que los transforma y que genera brotes de verdadera pasión) y quizá también en el arranque de los juegos de postemporada del béisbol de las Grandes Ligas. Landon Donovan, el histórico ex jugador de Estados Unidos, uno de los 'padres' de la rivalidad futbolística entre ambas naciones, ha lanzado un 'dardo' buscando una reacción: "Si Estados Unidos no gana, Klinsman debe renunciar", dijo el ex jugador del Galaxy. Pero ni siquiera ello ha alentado demasiado el morbo alrededor de una Federación que siempre respeta los planes y los proyectos y que tiene a la continuidad como una bandera esencial para buscar su desarrollo. El partido, el Estados Unidos-México existe, pero no en la misma escala que se percibe entre los mexicanos. Supongo que ese mismo sentimiento invadirá, tarde que temprano, a los futbolistas.
Una de las grandes ventajas de México es su entrenador, aunque tenga el carácter de interino. Los 'bigotes' de Ferreti suelen saborear este tipo de encuentros. Ni una palpitación de más, ni un suspiro, ni una mano que le tiemble, 'El Tuca' tomará las decisiones con la frialdad y al mismo tiempo la pasión que suele caracterizarle. Lo mismo se espera de futbolistas veteranos como Rafael Márquez, Andrés Guardado, Oribe Peralta y Moisés Muñoz. Ferreti los ha escogido para que depositen cada gramo de su experiencia en un partido "a matar o morir" como este.
Supongo que los días en que no sucedía 'nada' -que no había una gran repercusión- si Estados Unidos perdía un partido de futbol se han ido apaciguando con el crecimiento global que el futbol ha tenido en este país, pero sigue siendo muy distinto al clima que se genera alrededor del juego en México, donde somos capaces de mezclar otra clase de sentimientos en un partido de futbol. Y hay que decirlo como es: No se trata de envolver al duelo en una bandera, en un tono nacionalista, en las grandes divergencias y también las muchas coincidencias que tiene los dos países. No es un lio de inmigración, tampoco de política y muchos menos de Donald Trump.
Es un juego de futbol, un simple, trivial, banal, lúdico duelo de futbol. Que hay un boleto muy preciado para la Copa Confederaciones, es verdad. Que hay un alto orgullo deportivo de por medio, también es una realidad y que México es dueño de la presión, nadie lo duda. Debe revertirla y convertirla en un aliado más dentro de la cancha.