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El día que Ozzie Guillén entró a la historia con los Medias Blancas

Hace diez años, el 26 de octubre del 2005, el venezolano Ozzie Guillén hacía historia al convertirse en el primer y hasta ahora único manager latino en ganar una Serie Mundial.

Ese día, los Medias Blancas de Chicago completaban la barrida en cuatro juegos sobre los Astros de Houston, que entonces jugaban en la Liga Nacional.

Con esa victoria, los Medias Blancas ponían fin a una sequía de 88 años, pues no ganaban un clásico de octubre desde 1917.

Dos años después, ocho de sus jugadores vendían a los apostadores la Serie Mundial de 1919 ante los Rojos de Cincinnati y desde entonces le cayó al equipo la llamada maldición de los Medias Negras, apodo que acompañó por mucho tiempo a la novena de Chicago en referencia al fraude de esos peloteros.

Sólo en 1959 regresaron los Medias Blancas a la Serie Mundial para perder ante los Dodgers, que acababan de mudarse de Brooklyn a la ciudad de Los Angeles.

Hasta que llegó Ozzie, con su estilo desenfadado, locuaz, directo, que le ayudó a sacar lo mejor de cada hombre y a convertir a ese grupo de peloteros en un verdadero equipo.

Guillén logró lo que no pudo ni el mismísimo Joe Torre en los new York Yankees: que el cubano José Contreras finalmente explotara todo su potencial y se convirtiera, aunque fuera por breve tiempo, en la estrella que se esperaba que fuera.

Bajo su mando, Contreras fue el líder indiscutible de una rotación que incluía al también cubano Orlando 'El Duque' Hernández, el venezolano Freddy García y los estadounidenses Mark Buehrle y Jon Garland.

No eran los Medias Blancas favoritos en el 2005, tras una renovación que sólo dejó a Paul Konerko (1B), Joe Crede (3B) y Aaron Rowand (CF) como únicos titulares del equipo del año anterior.

Frank Thomas (BD), el venezolano Magglio Ordóñez, el panameño Carlos Lee y los hermanos Roberto y Sandy Alomar, que formaron parte del róster del 2004, ya no estaban.

Pero el manager apostó por el dominicano Juan Uribe (SS), el novato japonés Tadahito Iguchi (2B) y el controversial cátcher A.J. Pierzynski, quien llegaba a Chicago con malas referencias sobre su carácter y espíritu de equipo tras sus estancias en Minnesota y San Francisco.

Pero con la maestría de un artesano, moldeó a cada jugador, le dio al también recién llegado Jermaine Dye confianza y responsabilidad ofensiva, al punto de llevarlo a convertirse en el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial.

Chicago terminó con 99-63 la campaña regular y tuvo el mejor récord de toda la liga, por lo que le tocó enfrentar en primera ronda de los playoffs al wild card.

Pero no era un comodín cualquiera. Se trataba de los campeones reinantes, los Medias Rojas de Boston, que venían de romper en el 2004 la maldición del Bambino, luego de una remontada de leyenda ante sus archirrivales Yankees en la serie de campeonato de la Liga Americana, tras ir debajo 0-3.

Los Medias Blancas ganaron sus dos primeros partidos en Chicago y fueron a rematar a Fenway Park, donde los Medias Rojas intentaron una rebelión para ver si conseguían otra recuperación legendaria, como la conseguida el año precedente.

Pero se toparon con El Duque, a quien Guillén había relegado al bullpen en la postemporada, desde donde renació y le regaló al béisbol una de las mejores actuaciones de relevo de la historia.

Con bases llenas sin outs en el sexto inning del tercer juego, el manager le entregó la pelota Hernández, quien sacó los tres outs en fila, con ponche incluido al peligroso Johnny Damon para cerrar la sexta entrada y preservar una ventaja mínima.

En ese partido los Medias Blancas completaron la barrida en tres juegos ante Boston y luego pasaron sobre los Angelinos de Los Angeles 4-2 en la serie de campeonato del joven circuito.

A partir de ahí, Chicago fue una maquinaria indetenible, con todo y que los Astros contaban en su rotación con los estelares Roger Clemens y Andy Pettitte y toleteros del alcance de Craig Biggio, Lance Berkman y Jeff Bagwell.

Pero el 26 de octubre del 2005, el venezolano Freddy García, con una actuación de lujo, silenció el Minute Maid Park de Houston con siete innings en blanco para llevarse el triunfo 1-0 y darle a su compatriota Guillén un honor que ningún otro manager latino ha conseguido.