Imposible definir a un claro favorito, pero la “llave” de la eliminatoria podría radicar en aquel equipo que dé un paso al frente y que tome más riesgos. Ambriz y Vázquez lo saben. ¿Jugar con más elementos en medio campo? ¿Un solo punta como lo ha hecho el América eligiendo entre Oribe o Bendetto? ¿O quizá Vazquez y la presencia Ludueña o no en el medio campo?
LOS ANGELES, CA.- Conocí el verdadero valor de este partido hace más de dos décadas, cuando con algunos años menos, unos kilitos de más, las ilusiones intactas, detrás de la portería que da a la puerta de maratón del Estadio Olímpico, veía como Juan Carlos Vera se corría sobre la barrera haciendo una finta, “El Tuca” pateaba el balón con el alma y Adrián Chávez se estiraba infructuosamente con la mano derecha mientras el canto de gol de Jose Ramón se extendía desde el palomar por todo el campus universitario.
No solo hay futbol de por medio en un Pumas-América. Siempre hay algo más, que suele y puede distorsionar la realidad y conducir la eliminatoria hasta un sitio donde casi nada debería tomarnos por sorpresa. Hasta ahora, no hay un parámetro para establecer un claro favorito. Pumas ha jugado mejor que nadie en el último semestre del futbol mexicano, pero el América tiene lo suyo. Y estoy casi seguro de que más allá de que tendremos minutos intensos desde la comparecencia de este jueves en el Azteca, la eliminatoria será dura y cerrada y que aquel equipo que juegue y desarrolle más un sentido apegado a la inteligencia y al deseo de tomar más riesgos, será el que finalmente levante los brazos con el boleto a la gran final del campeonato.
El América fue un equipo mesurado en su ronda de los cuartos de final. Es verdad que resolvió con cierta facilidad y holgura el partido de ida en el Estadio Azteca hace ocho días y que luego, acumulando volantes, la mayor parte de corte defensivo, conservó su ventaja frente al León. Hay que tomar en cuenta que el América ha perdido 8 de 19 partidos, incluyendo el último en León y también cuatro en la temporada regular jugando en la cancha del Estadio Azteca. Dentro de cierta irregularidad, el América terminó siendo un equipo que encontraba un nivel futbolístico, sin ser, insisto, garantía a nada.
Pumas vino a la baja en la parte final del campeonato. Dejó de jugar el buen futbol y el futbol equilibrado que le condujo hasta la cima del torneo y ello arrojó ciertas dudas, tanto en aquel juego final del campeonato ante el propio América como en plena liguilla ante el Veracruz. Pero los equipos de Guillermo Vázquez no se desmoronan. Pierde algunas condiciones, pero mantiene un equilibrio. Pumas fue inobjetablemente el líder general del torneo y al final del día, con todas las suspicacias, fue mejor que el Veracruz.
Yo creo que “la llave” de la eliminatoria podría radicar en aquel equipo que dé un paso al frente y que tome más riesgos. Ambriz y Vázquez lo saben. ¿Jugar con más elementos en medio campo? ¿Un solo punta como lo ha hecho el América eligiendo entre Oribe o Bendetto? ¿O quizá Vazquez y la presencia Ludueña o no en el medio campo? Esos puntos finos de desequilibrio pueden terminar estableciendo la diferencia entre un fracaso --no puede ser considerado de otra forma en un Clásico-- un paso glorioso rumbo a la gran final. El balón, inicialmente, está en los pies de Vázquez y de Ambriz. ¿Quién arriesgará más?