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Bonds... Barry Bonds. El rey del jonrón llega a Miami

AP Photo/Eric Risberg

En un juego de pretemporada en el 2014, Michael Morse estaba sentado en el banco junto a Barry Bonds, quien fungía como instructor especial de bateo de los Gigantes de San Francisco en los entrenamientos primaverales.

Y cuenta Morse que Bonds, líder jonronero de todos los tiempos en las Grandes Ligas, fue capaz de predecir, adivinar, vaticinar o como quieran llamarlo, 11 lanzamientos seguidos que haría el pitcher rival.

Dueño de uno de los sistemas de bateo más finos de todo el béisbol, aprendió a descifrar todo lo que le venía hacia el plato, a adelantarse al pensamiento del serpentinero, lo cual le permitió no sólo despachar 762 pelotas sobre las cercas, sino negociar 2,558 boletos en su carrera, también cifra tope en la historia.

Ahora, le toca traducir toda esa sabiduría en enseñanza para los jóvenes bateadores de los Marlins de Miami, principalmente con Giancarlo Stanton, el poderoso toletero que es demasiado vulnerable y se poncha en una de cada 3.5 veces al bate.

"A Giancarlo no hay que cambiarle mucho, sólo algunas modificaciones y mantenerlo motivado y enfocado'', dijo Bonds en rueda de prensa. "Él es un profesional y llevarlo a un nivel superior es un reto que me estimula'', añadió.

El polémico ex jugador, famoso por sus arrogantes desplantes a la prensa en la época en que desforraba pelotas a batazos, es la más reciente adquisición en un equipo de dirección bastante renovado, encabezado por el manager Don Mattingly.

"Voy a estar en la misma trinchera con los peloteros, dedicado a esto un ciento por ciento. Vengo a dar lo mejor de mí y creo que puedo aportar mucho a este equipo lleno de jóvenes''.

Entretanto, la gerencia de los peces continúa negociando extensiones contractuales con el campocorto cubano Adeiny Hechavarría y el camarero Dee Gordon, lo cual permitiría al equipo disfrutar a largo plazo de la mejor combinación alrededor del segundo cojín en todas las Mayores.

Asimismo, el gerente general Mike Hill envió un mensaje tranquilizador a la fanaticada, al asegurar que el astro cubano José Fernández no será canjeado a ningún lado, a pesar del rechazo del serpentinero a atarse al conjunto del sur de la Florida a largo plazo.

La novela de Fernández (y es que siempre los Marlins tienen una novela de invierno) parece haber terminado por ahora, luego de roces entre el alto mando de la franquicia y el agente del pelotero, además de que salieran rumores que contradecían la imagen alegre y de liderazgo del cubano en el clubhouse.

El pitcher, representado por el poderoso Scott Boras, rechazó por segundo año seguido una propuesta de extensión contractual.

El invierno pasado, los peces ofrecieron 40 millones y luego subieron la oferta a 50, bastante arriesgada con un hombre que estaba en pleno proceso de recuperación tras someterse a una operación Tommy John del codo.

Este año volvió a la lista de lesionados y aun así, el equipo volvió a proponerle un contrato a largo plazo, igualmente desdeñado por el tirador cubano.

Evidentemente, su futuro NO estará en los Marlins, siempre y cuando la salud, un tanto esquiva por ahora, le acompañe. Ojalá así sea y no tenga que lamentar haber echado a un lado el refrán de que vale más pájaro en mano que cientos volando.

Ya el dominicano Marcell Ozuna, también asesorado por Boras, debe estar arrepintiéndose de no haber aceptado la oferta que le hicieron los Marlins en el 2014, pues él no tiene el talento de Fernández y no pasa de ser un pelotero del montón.