Por momentos fue mejor que Pumas, tuvo mejores opciones de gol y al final, perdió la cabeza, se desordenó, se desfondó y terminó vapuleado y prácticamente eliminado en su propio estadio.
CIUDAD DE MÉXICO.- Veinticuatro horas después y aún con los resultados del examen post-morten en la mano, algunos, todavía no sabemos de qué y cómo "se murió" el América.
La realidad es que "se murió" y fue una "muerte súbita" porque la misión de este domingo en el Estadio Olímpico Universitario será mucho más que imposible.
Durante poco menos de 60 minutos, el América no solo parecía mejor que Pumas en la cancha. Tenía el control del balón y las mejores oportunidades, a pesar de que a Universidad le habían despojado de un gol legítimo en la primera mitad del partido. Pero luego el América empezó a perder lo único o lo último que puedes perder en esta clase de partidos: la cabeza. Fueron dos expulsados (Pablo Aguilar y Samudio) y si me apuran el árbitro también debió haber expulsado a Sambueza por una barrida con fuerza desmedida que hace por detrás del futbolista de Pumas. No sé, la verdad, qué fue lo que le sucedió al América, pero cayó en un descontrol absoluto de sus condiciones anímicas.
Entiendo que Ignacio Ambriz debía tomar ciertos riesgos aún con un hombre menos y aún con desventaja de 0-1, pero también habría espacio para la idea de que debía haber tranquilizado al equipo y pensar que se trata o trataba de una eliminatoria larga, donde tendría tiempo, ya con equipo completo, de pelear por la eliminatoria en la cancha del Estadio Olímpico.
Sigo sin entender la postura del América, la desesperación, el desorden, el por qué no jugó el argentino Benedetto y los reclamos en plena cancha que había entre algunos elementos como Arroyo y Andrade.
La verdad es que yo esperaba una eliminatoria más pareja, más cerrada, más competitiva y al final, termino siendo un partido raro, poco técnico, rudo y con decisiones raras del entrenador americanista. Creo que Pumas hizo su trabajo, fue inteligente, paciente y supo cuando intensificar la presión para finiquitar la serie.
El América "se murió" y "se murió" solito: tosió, se cayó y de desplomó y nadie sabe explicar el por qué...