<
>

Pasó lo que tenía que pasar

No me sorprendió lo que ocurrió el jueves por la noche en San Nicolás de los Garza. Hace rato que Pumas perdió la memoria, que dejó de jugar como el líder general que fue durante una buena parte de las 17 jornadas del torneo regular. Tigres, por su parte, viene en plano ascendente, tiene el plantel más sólido y caro del futbol mexicano y salió a comerse el balón desde el primer minuto. Fueron superiores de principio a fin.

Esta vez estoy totalmente de acuerdo con Guillermo Vázquez, ahora sí fue autocrítico, no como el domingo. “No hay mucho qué decir… Esperaba más del equipo… Nos superaron en todo… Faltó el temple y carácter de los Pumas”. Esas fueron algunas de sus declaraciones minutos después. Si están en la final es por una serie de circunstancias ampliamente comentadas contra Veracruz y América, no por haberlos superado en volumen futbolístico. Como dice Pep Guardiola, “el buen futbol y los resultados tarde o temprano se retroalimentan”. También ocurre a la inversa.

Tigres fue superior en todo, como bien dijo Vázquez. Dueñas pisó los linderos del área con insistencia, dejando claro el dominio territorial que fue sofocante. Jurgen Damm fue un dolor de cabeza para Luis Fuentes por la banda derecha; cuando el ex Tuzo no pudo más, Fuentes tuvo que encargarse de Javier Aquino que ya le había hecho la vida imposible un buen rato a Marcelo Alatorre. Damián Álvarez fue el revulsivo anunciado, y mantuvo abierta la ruta de acceso que fue la banda izquierda.

Los minutos avanzaban, los goles caían y los Pumas seguían ausentes, sin pulso, sin profundidad. Una explicación congruente para su caso es que su puesta a punto fue hace un par de meses. Hoy están claramente en curva descendente, en lo individual y en lo colectivo. Basta con ver a Fidel Martínez que no pesa y que ha sido relevado en los últimos dos juegos, al propio Alcoba que falló gravemente en el 3er gol. A Universidad le llegó la final a destiempo, lo que tantas veces le ocurre al líder general.

Tigres tiene frescas en la memoria sus dos derrotas en finales del pasado reciente. América les ganó con autoridad, se alejaron de su mejor versión; y este verano ocurrió la derrota ante River Plate en la Copa Libertadores de América. La lección quedó aprendida, y Ricardo Ferretti logró hacerles entender a los suyos lo que había en juego; como también deberá hacer con el lugar común de que falta la vuelta, y sí, no pueden confiarse. Pumas tratará de recuperar el pulso, de despertar en casa; hace rato, mucho rato que no lo hace.