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Prueba superada

BRISTOL -- Sudáfrica superó la prueba. El Mundial será siempre en continente africano. Si el mayor reto de los organizadores del evento mas grande del deporte en el 2010 era terminar el examen de la Confederaciones sin contratiempos ni dolores de cabeza, lo hicieron. Salvo el desesperante sonido de las "vuvuzelas", las trompetas que reventaron más que el tímpano, la paciencia, los sudafricanos superaron la prueba.

A un año del Mundial, el éxito de los locales fue hasta deportivo. Sin victorias resonantes, pero con actuaciones que hacen pensar que Sudáfrica puede ser un equipo competitivo. Es necesario que el nivel del equipo anfitrión sea aceptable para limitar los favores oficialistas a unas bolillas mas frías en el sorteo y nada más. Los de Joel Santana tuvieron contra las cuerdas a Brasil y España en partidos consecutivos, lamentablemente juegan como si los partidos fueran de 85 minutos.

Los italianos encontraron en Sudáfrica los resultados que agilicen una renovación de la Nazionale y quizá, una reinvención del modelo. El torneo por si solo no hubiese generado las preocupaciones de la prensa italiana sino fuera porque la Confederaciones se suma a los problemas para clasificar a la última Eurocopa, la eliminación de ese torneo por penales ante España, la destitución de Roberto Donadoni y los mas recientes cuestionamientos a la propuesta de los clubes italianos en competencias europeas. Modernizar el juego y no el uniforme es la consigna de los italianos a un año de la defensa de su titulo mundial.

Para España, el viaje a Sudáfrica siembra dudas pero no tendría que generar un debate que desgaste la sólida relación forjada desde el triunfo en Viena el año pasado. La Copa fue para "la furia" un premio incómodo. En el campo español parecía importar más el mercado de fichajes y las vacaciones que defender el adolescente cartel de ganadores.

Estados Unidos y Brasil jugaron una final que deja dos ganadores. Para los estadounidenses, la mayor victoria no fue ante España sino el impacto que ese resultado provocó en el establishment mediático. Acostumbrados a los mismos deportes de siempre y negados a prestar atención a la popularidad emergente del "soccer", los medios tradicionales se vieron obligados a hablar, por primera vez, de fútbol estadounidense y no del señorito inglés que juega en Estados Unidos. Del juego no hablan, y no hay mucho de que hablar, pero el resultado de ese juego genera un dialogo, eso es valioso.

A Brasil le quedará Kaká y una formación más práctica que brillante. Es oficial el traumático hundimiento del Jogo Bonito y la consolidación del "dunguísmo" como camino hacia el éxito. Así Dunga ganó la Copa América y ahora la Confederaciones. Brasil seguirá cargando con el recuerdo del fútbol de Pelé, Garrincha, Rivelinho, Didí y la ilustre Co. Este Brasil respeta esa era y sus éxitos, pero es conciente que con este patrón ahora juega más cerca a lo europeo que al Museo de Historia.