LOS ÁNGELES -- Hágame un favor: crea en Miguel Layún. No se enfangue en prejuicios por aquello de “explicación no pedida, acusación manifiesta”. ¡No, por favor!

No se ofusque por los antecedentes inmediatos. Que no se posesionen de Usted los demonios suspicaces y abyectos de la duda y el ansia de difamar. Exorcice a esos satanases de la calumnia y la maledicencia.

Él y tantos otros, incluidos Javier Hernández y Héctor Herrera, le juramentaron a Usted que aquella fiesta prolongada en Las Lomas, antes del Mundial de Rusia, con 33 señoritas de ropas ligeras y cargado maquillaje, no fue más que un encierro espiritual, una bacanal de intenciones puras, una orgía de convivencia casi monástica y virginal.

Cierto, de acuerdo, tiene Usted razón, después apareció Juan Carlos Osorio reconociendo que él concedió, apoyó y financió ese saturnal y caligulesco desenfreno, para que pudieran sacarse esos afligidos muchachotes el estrés premundialista, y que incluso él respondía por la eficiencia desestresante de las damiselas en cuestión en esos menesteres.

Pero, insisto: crea Usted en Miguel Layún. No en las fotografías ni en los videos escandalosos de ese aquelarre premundialista de arrumacos, mimos, chuchuluqueos y cariñitos en Las Lomas, con Héctor Herrera como guandajón valet y anfitrión.

Fue, ésa, una audaz e ingeniosa concentración planeada para saber cómo lidiar, en el debut del Mundial en Rusia, con los alemanes, quienes indudablemente fueron menos aguerridos que las señoritas de velos y desvelos en esa jornada. Unos genios.

Tampoco sea así de obsceno y concupiscente. No se atreva a traer entre los antecedentes la encerrona aquella en Monterrey, donde en el hotel de la concentración, concurrieron ninfas y hasta una famosa señorita de nombre Yamilé, con pelo rubio, producto de cajita de farmacia, que provocó guerra entre dos machos alfa, ambos de nombre Carlos.

Por eso, se lo suplico, crea Usted en Miguel Layún. Él afirma que sí fueron a ese lugar en Nueva York donde las bebidas, las vestimentas, los moditos, las modelos y los modales, eran de una vaporosa ligereza, fue una bobalicona casualidad.

¡Era su tiempo libre, caramba! Y decidieron acercarse a un tugurio más polifacético que el mismo jugador de Rayados. Comienza la tarde con un brunch, que normalmente arrancan de mañana y terminan al mediodía.

Después, explica, que con esa misma versatilidad futbolera de Layún, el mesón se transforma plurifuncionalmente en discoteca, en bar, y, si era necesario en una neoyorquina sucursal de Sodoma y Gomorra.

De verdad, no sea Usted un desgraciado morboso, promiscuo y mal pensado, porque Layún deja entrever que sólo estuvieron en esa sucursal mundana de la Congregación de la Vela Perpetua y el Cirio Chorreado un ratito, un ratitititito, y según sus tiempos, según su video, sólo fueron como cinco horas, y que no hicieron nada malo.

¡Cinco horas y con tantas tentaciones obsequiosas, o son unos santos o son más aburridos y faltos de imaginación que una carrera entre un caracol artrítico y Néstor Araujo! Entonces, #ImagínemonosCosasChingonas: que los canonicen, antes que salgan nuevas fotos y videos que puedan manchar su virtuosa vida.

Por eso, solidarícese con Miguel Layún, Javier Hernández y el resto del cortejo que fue cortejado por cortesanas ávidas, solamente, de una foto, de un autógrafo, de un guiño, y, como en Farolito de Agustín Lara, de un “beso friolento, travieso, amargo y dulzón”.

Y por favor no amargue el momento. Entienda las hormonas en ebullición. Sementales reprimidos.

Sí, ya sé que la más burda guía turística de Nueva York le recomienda cantidad de museos, monumentos, galerías de arte, bibliotecas, centros comerciales, que Usted puede recorrer en esas cinco horas del periplo de los seleccionados mexicanos.

Pero, ¡ojo! ¿Cuidado! Ellos eligieron el santísimo atrio y la franciscana misión de desafiar los siete pecados capitales que danzaban en ese suntuoso sitio. Ni Jesús en el desierto fue acosado de semejante manera por el Diablo durante 40 días.

Y no sea obstinado. No sea fatalista. No se sume a quienes creen que los ínclitos seleccionados mexicanos corrían más peligro de una agresión, de una provocación, de una confrontación, de un secuestro, en un sitio con almas y cuerpos ebrios, que en la santa paz de su hotel.

¿Y cómo responderán los directivos y el cuerpo técnico de la selección nacional a los reclamos de los clubes propietarios de los jugadores, por permitirles esas fugas, aunque sea, como en este caso, a labores casi monásticas, aunque el vino no fue ni bendecido ni de consagrar? La fórmula Osorio: que se desestresen.

Miguel, yo creo en ti. Y si te viste, lento, distraído, disminuido, y no ganaste un balón a los argentinos, ni metiste la pierna fuerte, no fue por excesos tuyos, sino ese exceso fogoso de testosterona de los albiceleste. Rudotes que son...

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MÉXICO -- Ha sido una gran temporada para los futbolistas latinoamericanos en las mejores ligas de Europa. Después de seguirlos semana a semana en nuestro #11LatinoESPN decidimos armar un once ideal con los más destacados de este año. Aquí los candidatos por posición para el #11LatinoESPN2016. 

PORTERO:
Keylor Navas. Increíble temporada del tico del que el propio Real Madrid dudaba al punto de subirlo a un avión con destino a Manchester. Por fortuna para ambas partes, nunca partió. 

Claudio Bravo. Menos exigido que Navas porque la defensa del Barcelona fue más sólida casi toda la temporada. Titular en 32 partidos.

Gerónimo Rulli. La revelación. El meta argentino le dio a la Real Sociedad varios puntos con sus atajadas. Paró en 36 encuentros y cerró con solo tres goles recibidos en los últimos seis partidos.

Diego Alves. El brasileño del Valencia solo tapó en 13 partidos de liga pero su actuación contra el Barcelona en la fecha 33 fue una de las mejores de la temporada.

CENTRALES:
Diego Godín. Solo las lesiones le alejaron de una temporada perfecta. Pilar de la mejor defensa de toda Europa.

José María Gímenez. Solo 21 años y un talento increíble. Pareja de Godín o su sustituto, rindió de igual manera.

Javier Mascherano. Con los altibajos de Piqué, el argentino fue el de mayor seguridad en la defensa blaugrana.

Héctor Moreno. El mexicano fue prácticamente impecable en la defensa del PSV y además marcó cuatro goles.

Héctor Moreno
Getty ImagesMoreno tomó el liderazgo en la defensa del PSV.

LATERAL DERECHO:
Rafinha. Un polivalente del Bayern. Rindió como lateral o carrilero para Guardiola.

Dani Alves. Se perdió algunos juegos por cuestiones extra cancha, aun así estuvo siempre en el once de lujo de Luis Enrique.

Roberto Rosales. El venezolano dio cinco asistencias para los atacantes del Málaga. Nadie jugó más minutos en su equipo. Ni los porteros.

Santiago Arias. Titular en 32 de 34 partidos del PSV campeón. El colombiano sumó además tres goles.

LATERAL IZQUIERDO:
Marcelo. El lateral del Madrid podría jugar de mediapunta si quisiera. Dos goles y tres asistencias. Indiscutible de Benítez y de Zidane.

Miguel Layún. Sí, entre los mejores de Europa. Nadie en su posición dio tantos pases de gol y además anotó cinco para el Porto.

Filipe Luis. Su regreso devolvió buena parte de la competitividad al Atlético en La Liga. Incansable en su banda.

Maxwell. Dificil destacar como defensa en el PSG pero el exBarça lo consiguió. Tres goles y tres asistencias.

MEDIOCAMPISTA:
Casemiro. Benítez lo sentó en partidos clave, Zidane lo recuperó. El equilibrio del Madrid.

Andrés Guardado. El mexicano volvió a ser clave para el título del PSV. Segundo mejor asistidor de la Eredivisie.

Arturo Vidal. Tuvo un cierre de Bundesliga notable. Cuatro goles y cinco pases de gol.

Fabián Orellana. Quizás el de menos cartel pero la buena temporada del Celta partió de los pies del chileno. Hizo siete goles que no son pocos. 

VOLANTES:
Héctor Herrera. El mexicano arrancó flojo y cerró muy alto. Versatilidad pura. Hizo ocho goles.

Douglas Costa. Le pasó al revés, empezó mejor de lo que cerró pero en el Bayern nadie creó más oportunidades de gol.

Philippe Coutinho. La chispa creadora del Liverpool. Anotó ocho y dio cinco pases de gol.

Alexis Sánchez. Marcó 13 goles en un Arsenal en el que solo Giroud le superó (16).

Luis Suárez
AP PhotoSuárez tuvo un cierre espectacular en La Liga y se apropió del Pichichi.

DELANTEROS:
Luis Suárez: 40 goles, 16 asistencias. 14 goles en los últimos partidos cuando el Barça se jugaba La Liga. Poco más que agregar.

Carlos Bacca. Una luz en la temporada obscura del Milan. El colombiano marcó 18 tantos.

Sergio Agüero. No fue su mejor temporada y aún así hizo 24 goles, solo detrás de Harry Kane.

Javier "Chicharito" Hernández. El mexicano cierra el primer grupo de delanteros gracias a sus 17 goles en Bundesliga, muy por arriba de lo que esperaba el Leverkusen.

DELANTEROS:
Messi. La lesión afectó sus números. Aún así hizo 26 goles y fue el mejor asistidor de La Liga junto a Suárez con 16. Perfeccionó sus tiros libres.

Gonzalo Higuaín. Descomunal temporada. Récord de goles en Serie A con 36. Mantuvo al Napoli en la pelea por el Scudetto.

Jonás. El brasileño del Benfica estuvo peleando la Bota de Oro y con 32 goles guió al título a las Águilas.

Neymar. Flojo en el cierre pero brillante a media temporada. 24 goles y segundo en minutos jugados en el Barça.

La encuesta está activa en @ESPNMX, @SportsCenter_nt y @tonycherchi.

Voten por sus favoritos al #11LatinoESPN2016.

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LOS ÁNGELES -- Lautaro Martínez recibió tres regalos casi sospechosos de Néstor Araujo y embalsamó de oprobio e ignominia a la selección mexicana.

Gerardo “Tata” Martino pierde la endeble virginidad conkakafkiana del Tri y con el estigma del escándalo: 4-0. Paté-Tri-co.

Y mientras Araujo se ajustaba la zalea de Judas, Argentina se vistió con la piel de la bestia cebada de ansiedad. Paciente, astuta, agazapada. Esperando el error, la estulticia y en el primer tiempo encontró cuatro: tres de Araujo, víctima de una artritis reumatoide con gota y un manotazo absurdo de Carlos Salcedo.

¿Acaso la soberbia obsesión de Tata Martino por vencer a su Argentina terminó por asfixiar, por enervar, por poner nerviosos, presionados, tensos, asustados, a sus jugadores, incapaces la noche de martes de siquiera plantar rostro de dignidad en el Alomodome?

Ha sido, sin duda, la peor exhibición de una selección mexicana ante Argentina y, además, una de las versiones menos agraciadas de los albicelestes. Vaya, el Tri ni siquiera ensució los guantes de Andrada: ¡sólo un disparo a gol!

Y sí: 56 mil rostros desencajados en la tribuna y otros más en la banca de México, pasmados, estupefactos, más turbados de lo esperado, los de arriba y los de la cancha pasaron de la festividad previa al arrobado y embarazoso silencio: 4-0 en el marcador cenizo de desgracia del Alamodome al término del primer tiempo.

Ese facineroso fantasma de manufactura chilena en el templo del terror de Santa Clara, ese 7-0, empezó a deambular, chocarrero, en la perturbada fascinación masoquista de los mexicanos.

Un 4-0 en el primer tiempo y Andrada, el portero argentino, bostezaba y se tomaba selfies. La desgracia invitaba a su hermanastra la tragedia.

En México se dice que “quien juega por necesidad, pierde por obligación”. El Tata elucubró tanto en nombres y estrategia para enfrentar a su selección Argentina, que la perfección de su obra la arruinó la más imperfecta de sus líneas: esa zona central con Araujo y Salcedo.

Más allá de las calamidades de Araujo, en una noche espléndida para mostrar todas sus torpezas inconcebibles en un defensa central, México nunca fue capaz de encontrar orden, comunión, entendimiento, y si a esto se agrega una falta de personalidad, encabezada por un frágil, displicente y distraído Miguel Layún, se explica el dominio contestatario de los argentinos.

Ciertamente, la doble trinchera de Argentina, esperanzada al zarpazo brutal de los contraataques, subyugó cualquier sublevación mexicana. Acaso, un par de jugadas del “Tecatito” Corona y un par de intentos de Chucky Lozano alertaron a los argentinos.

Entre esa devoción, disciplina y lealtad a un esquema aventurero y esperanzado a la bayoneta de Lautaro, Argentina resolvió sin sobresaltos, encontró de manera súbita esa complicidad de alta traición del alelado y entumido Araujo, secundado por las distracciones de Salcedo.

Seguramente de Milán hablaron a Scaloni y pidieron el reposo para Lautaro, quien, para bendición de Araujo, abandonó la cancha y Dybalá –de salva—ocupó el sitio para la segunda mitad. Fue también un homenaje de piedad al Tata Martino.

Y si Lautaro se vio imponente con su tercia de dagas en el pecho de Ochoa, Tata Martino se vio impotente. No esperaba la deserción de sus defensas centrales. No una sino cuatro veces.

Con el 4-0 a cuestas, seguramente, el más florido, intenso, rabioso y retórico de los discursos del Tata confirmó su inutilidad en el segundo tiempo. México había acudido a su funeral en el primer tiempo. Para el segundo, el Tri apestaba a formol.

Insisto, la soberbia de Martino de trabajar por una jornada memorable ante su selección argentina pudo terminar por asfixiar a sus jugadores. Quiso la alegría personal y le robó la alegría en el vestuario a sus jugadores.

El sopapo es brutal, pero llega el momento de sacarle provecho. Por ejemplo, Araujo, debió vivir este martes por la noche su partido de despedida y el Tata Martino vivió su partido de bienvenida a la realidad voluble y surrealista de la selección mexicana.

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LOS ÁNGELES -- Gerardo Torrado absuelve a los cinco seleccionados mexicanos que se encerraron cinco horas en una discoteca neoyorquina en plena convocatoria del Tri.

“Cumplieron con sus horarios”, explica el director deportivo del Tri. Se ampara en el reglamento interno que no prohíbe que los jugadores convocados, en sus horas libres, acudan a sitios en los que se consuma alcohol, y se expongan al trasiego natural del tipo de convivencia sui generis que les aguarda.

Gerardo Torrado no se aterra ante estos hechos. Los vivió durante sus casi 15 años como seleccionado nacional. Ojo: le apodaban 'El Borrego', pero no porque fuera un borrego recurrente que se agregara a las manadas fiesteras.

A los 20 años, por ejemplo, en la Copa América de Paraguay, con la selección hospedada en la vecina ciudad de Foz de Iguazú, se encontró con las peregrinaciones nocturnas de algunos de sus compañeros a un par de sitios con bailarinas de fantasías tubulares, y dispuestas a ejecutar cabriolas lascivas en la intimidad de sus pequeños cubículos.

Torrado se asombraba cómo el cuerpo técnico parecía no darse cuenta de esas evasiones masivas de jugadores en plena competencia, y de como algunos jugadores actuaban como carretillas humanas de sus compañeros.

O, por ejemplo, cuando en 2001, en la Copa América de Colombia, después de eliminar a Chile y avanzar a Semifinales en Pereira, algunos de sus compañeros fueron echados de sus habitaciones, porque los directivos de aquella delegación mexicana, premiaron el descomunal esfuerzo contratando a un séquito de ninfas para que, es de suponerse, que con terapéuticos masajes, reconstituyeran a los gladiadores tricolores.

O, por ejemplo, Gerardo Torrado, ya madurito, debió darse cuenta como en la Copa América de 2007, en la concentración en Puerto La Cruz, en Venezuela, sus compañeros se distribuían las salidas, especialmente con el apoyo de una taxista colombiana, a diferentes sitios donde se desarrollaban fiestas públicas o privadas.

Eran conocidas por todos, incluso el buen Torrado, las excursiones de Nery Castillo y Cuauhtémoc Blanco, al espectacular centro nocturno en una colina cercana al hotel del Tricolor. Eso sí, Hugo Sánchez, técnico entonces de México, aguardaba la llegada de sus polluelos, en la terraza del hostal, antes de irse a dormir.

O en plena Copa del Mundo, en Gotingen, a pesar de contar con habitaciones confortables y muy cómodas, algunos seleccionados se escapaban a un hotel de menor categoría, justo a un lado de la estación de trenes, apenas a unos metros del restaurante preferido de Ricardo LaVolpe.

O tal vez Torrado recuerde aquella tour tricolor por el Terma Centaurus en Río de Janeiro, en plena Copa Confederaciones 2013, con Giovani dos Santos, Javier Aquino, Javier Hernández, Aldo de Nigris, Andrés Guardado, y Francisco Javier Rodríguez, como peregrinos en busca de alivio espiritual físico a sus penas.

Estos son hechos aislados, que ocurrieron durante competencias oficiales. Hay otros botones de muestra, incluyendo en Copas Oro, juegos amistosos, y otras Copas América o Confederaciones o Mundiales, pero basten estos para exponer que Gerardo Torrado, sin ser partícipe, ha sido testigo o ha estado al tanto de esas excursiones nocturnas de otras selecciones nacionales.

Ayuda poco que Gerardo Torrado solape o alcahuetee a Miguel Layún, Guillermo Ochoa, Marco Fabián, Javier Hernández y Carlos Salcedo, en esa extraño periplo por un sensacional sitio, que a la hora del almuerzo, tiene más vida activa, lúdica, bullanguera, que un carnaval.

Manda un mensaje equivocado, porque ahora, cualquier indisciplina, desavenencia de otros jugadores, obligan a Gerardo Torrado, director deportivo del Tri, a tener que medir a todos con la misma vara.

Encima, Torrado premia en lugar de reprimir a sus futbolistas. Les agradece, reconoce y encomia, que llegaron a tiempo a la cena de la concentración, sin importar exactamente que estuvieran haciendo antes.

Néstor de la Torre, entrampado alguna vez por la sociedad perniciosa de Justino Compeán y Decio de María, y abusando de Rafa Márquez, explicó el reglamento de las concentraciones del Tri.

Néstor indicaba que el jugador, desde su llegada al Tri y hasta el último día, tenía prohibido frecuentar lugares que pusieran en riesgo moral y físicamente al futbolista y selección nacional, porque era responsabilidad de la FMF garantizar la seguridad durante su estadía.

Recordemos que Néstor de la Torre fue entrampado por esa perversa sociedad entre Justino Compeán y Decio de María, abusando de Rafa Márquez, para provocar su renuncia de la Comisión de Selecciones Nacionales, tras sancionar a los parranderos en aquella concentración de Monterrey.

Además, dónde queda la autoridad y el ejercicio de disciplina de Tata Martino, quien exige un control extremo de estas situaciones, si Gerardo Torrado, de manera oficial, representando incluso al técnico argentino de acuerdo al organigrama de la FMF, no sólo da la anuencia a estas fugas, sino los felicita porque, a pesar de su sufrida jornada, llegan a tiempo.

Parte de la explicación es ésa en realidad: a Torrado no le aterra lo que hoy ve en el Tri, porque como jugador llegó a ver cosas peores.

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