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La Doctrina Azcárraga: Una TV para 'j*****s' y un futbol para 'j*****s'

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Nuestro especialista de Futbol Picante considera que la eliminación del 'Tri' Femenil es un fracaso para todos los involucrados en el proceso. (3:57)

LOS ÁNGELES -- Era febrero 10, de 1993. Emilio Azcárraga Milmo se erigía como el Patriarca de la Catarsis en México.

“México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente (jodida) y sacarla de su triste (y jodida) realidad y de su futuro difícil (y jodido)”, explicaba El Tigre hace ya más de 29 años.

La Doctrina Azcárraga sigue vigente. Sólo ha cambiado una palabra, una estrategia, un estratagema, un escenario, un narcótico, un instrumento de manipulación. Un subproducto.

Desde hace años, Emilio Azcárraga Jean podría citar casi textualmente a su padre: “México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para ¡el futbol! es una obligación llevar diversión a esa gente (jodida) y sacarla de su triste (y jodida) realidad y de su futuro difícil (y jodido)”.

Entiéndase que en la pluralidad del español de los mexicanos, la expresión de Azcárraga Milmo es puntualmente la definición o el sinónimo de “fregado” o “dañado” o “desgraciado”, estrictamente.

Y recuérdese que el fracaso y el éxito son caras de la misma moneda de la catarsis.

La historia no ha cambiado. Ni las artimañas de la manipulación. Y se acerca el Mundial, la fiesta suprema de la narcotización y de la anestesia de conciencias. Cuando el mexicano se excita ante milagros como contra Alemania en Rusia 2018, le pueden subir el precio de las tortillas, de la gasolina; le pueden subir la renta, bajar el poder adquisitivo de su salario, pero la irrealidad del Chucky Lozano ante los teutones adormece la realidad de su desgracia inmediata.

Hay un problema, sin embargo, cuando el mecanismo manipulador se ha roto, se ha descompuesto, o, en el léxico exquisito de Azcárraga Milmo, se ha “jodido”. Y eso, ha pasado con el futbol mexicano. El maná, el opio, la anestesia de esa –según El Tigre–, “clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida”, el futbol, se ha corrompido, se ha podrido, se ha vuelto purulento.

Y han sido muy... fregados los últimos 13 meses del futbol mexicano. Ha sido puesto de rodillas reiteradamente por Estados Unidos y Canadá.

El Rey Tuerto de la Tierra de Ciegos de Concacaf ha perdido dos finales –Liga de las Naciones y Copa Oro–, ante Estados Unidos. Han quedado eliminados de los Mundiales Sub 20 y de los Juegos Olímpicos, en futbol masculino y femenil. Y se encamina a una catástrofe mayor que sus recurrentes catástrofes en Copas del Mundo.

Obviamente, Azcárraga Milmo, hoy, desheredaría a su hijo. Le entregó dos imperios alternos, dos universos cautivos, prisioneros, esclavizados, dos juguetitos a los que sólo era necesaria darles cuerda y darles buen mantenimiento: televisión y futbol.

Hoy, el futbol, ciertamente, sigue bajo el control absoluto de Azcárraga Jean. Pero, no percibe la forma brutal en que ha entrado, en 13 meses, a un estado de putrefacción.

Emilio permitió que la ineptitud asumiera el control del futbol mexicano, ese que, en la ideología de sus ancestros, es el artefacto psicosocial para divertir (mangonear, manipular) a “una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida”.

Yon de Luisa mantuvo bajo su égida, a un tipo incapacitado para el puesto, como Gerardo Torrado. Fue un león en la cancha, pero en el escritorio acusa falta de preparación, de astucia, de malicia, de inteligencia, de ambición, de osadía, y hasta resulta ser ninguneado por el cuerpo técnico de Gerardo Martino, quien lo azuza y lo asusta, con su perrito de aguas, Jorge Theiler.

Torrado –y lo cual acentúa su ineficiencia– no vio venir el desastre futbolístico con Martino, y después por decisiones hormonales y viscerales, elige a Luis Pérez, con un pasado tempestuoso, ligado al alcoholismo, y a Mónica Vergara. Aquel león de la cancha ronronea entre la inocencia y la estulticia.

Y claro, Yon de Luisa tiene una responsabilidad enorme de este colapso. No, no se le puede indultar por el hecho de no saber, no entender, y no querer aprender de futbol. A él lo ungió Azcárraga Jean para que urdiera y asimilara las intrigas en la Corte de FIFA. La prueba está en que el #FIFAGate ni siquiera le salpicó los zapatos de 5 mil dólares de Dolce & Gabanna, aunque vendiera su libertad a la Concacaf y a la USSoccer.

Las ubres de la FMF y de la Selección Mexicana, irritadas, hoscas, empiezan a secarse de hartazgo. Adidas contemplaba vender más de medio millón de camisetas del Tri de manera inmediata a la presentación de la nueva playera, confeccionada en un verde esmeralda, que se opaca con los numerosos fracasos recientes, aunque espera que el ciego fanatismo del mexicano se manifieste semanas antes del Mundial. Pero nadie viste de fracaso ajeno el amor propio, y menos cuando el verde se destiñe en gris.

Tras los fracasos de la Sub 20 y la Femenil, Gerardo Torrado sigue mudo. Es de esperarse que hoy presente su renuncia, pero seguramente dirá que se sacará la espina en Qatar. Ya exilió a su cómplice, Javier Mier, perjudicando a Chivas, como director de Fuerzas Básicas. A “Luisito” –siempre Luisito– Pérez lo tiene en cautiverio, y hará desaparecer a Mónica Vergara seguramente.

¿Yon de Luisa? Él se encarga de crear comisiones que estudien detalladamente los orígenes, los motivos y las consecuencias de los fracasos. La forma más eficiente y cínica, desde el acto descarado de Poncio Pilatos, de lavarse las manos.

Ya desde hace semanas, advertimos aquí, que el sismo y el cisma en la FMF vendrá después del Mundial. Alejandro Irarragorri tiene todo preparado para irrumpir en la FMF, con la bendición de Emilio, para transformar al futbol mexicano, como lo ha hecho con Atlas, y para eso cuenta, también, con los hermanos Íñigo y José Riestra.

Créalo Usted o no, Grupo Orlegi ya tiene un plan maestro de reconstrucción, de resurrección. Claro, Azcárraga Jean no lo ha leído ni lo hará. Está más ocupado revisando los libretos de la Rosa de Guadalupe y de una veintena de telenovelas, esperando que alguno de ellos dé un golpe histórico, como el que dio su padre con Los Ricos También Lloran.

Y claro, mientras más estruendoso sea el desplome de Yon de Luisa, más beneficiado se verá el propietario de Atlas, Santos y Sporting de Gijón. Mientras mayor es la enfermedad, más se venera al hechicero; mientras mayor es el caos, mejor se valora a los redentores.

En términos de Aníbal, Irarragorri prometió a Emilio: “Aut viam inveniam aut faciam (Encontraré un camino o lo haré yo mismo).

¿Y los dueños de clubes? Olvídese de ellos. Son eunucos de sus propios derechos, deberes y privilegios. El #TuzoGate castró a todos los sediciosos dispuestos a sublevarse. Y ellos, los miembros de #LaYuntaDeDueños (Dixit Sven-Göran Eriksson), eligen vivir de rodillas, mientras les despojan de su futbol, de su selección, de su negocio, de su honra.

Los propietarios de equipos eligen ser esclavos antes que ser aplastados. La encomienda de Virgilio requiere de valientes: “Si no puedo mover el Cielo, entonces levantaré el Infierno”. Ellos, los dueños, vegetan en el Limbo.

Como podrá verse, nada ha cambiado, acaso una palabra, en la Doctrina Azcárraga en casi 30 años. De Emilio padre a Emilio hijo. El principio es el mismo que aquel 10 de febrero de 1993. “México es un país de una clase modesta muy jodida, que no va a salir de jodida. Para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente (jodida) y sacarla de su triste (y jodida) realidad y de su futuro difícil (y jodido)”.

Y no cambiará. El Instituto Federal de Telecomunicaciones informó que, en promedio, cada mexicano ve 307 minutos de televisión ¡diariamente!, y el programa de mayor rating es, sí, La Rosa de Guadalupe. En cambio, según el INEGI, en promedio, cada mexicano lee 1.7 libros ¡por año!

Sí, a pesar del deterioro del subproducto futbol, el empoderamiento del producto primario, la televisión, mantiene triste, perniciosa e irrefutablemente vigente la Doctrina Azcárraga. La rosa y las espinas de un pueblo guadalupano.