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Boca tuvo el careo con su gente: así fue el termómetro de La Bombonera

Boca volvió a La Bombonera después del golpe en la final de la CONMEBOL Libertadores y había gran expectativa por conocer cómo sería el reencuentro entre el plantel y su gente después de la caída ante Fluminense en el Maracaná. A pesar del 1-0 austero ante Newell’s por Copa de la Liga, hubo respaldo general para los jugadores, con algunos reconocimientos personales y reclamos (sobre todo) para el sector ofensivo.

En una tarde soleada y muy ventosa, los hinchas se reunieron en La Boca y llenaron el estadio, en el último partido como local del año. Como el contexto ameritaba después del doloroso traspié en Brasil, sacaron a relucir todo el repertorio de canciones de amor incondicional. “En las buenas y en las malas mucho más”, remarcaron una y otra vez durante la previa y las casi dos horas de acción. Eligieron y entonaron con más énfasis que otras veces aquellos temas que hacen referencia a la cercanía en la adversidad y la promesa de apoyo sin miramientos. “Aunque ganes o pierdas…”, “Sigo siendo bostero porque a Boca lo quiero” y otras estrofas que los jugadores necesitaban escuchar para sentirse perdonados por la decepción.

Luis Advíncula fue, por escándalo, el mimado de la tarde en La Bombonera. Al peruano le festejaron hasta los goles que hizo en el calentamiento precompetitivo y fue el más ovacionado, desde que se anunció la formación por las altoparlantes hasta que se retiró por el túnel hacia el vestuario en el final.

Al lateral izquierdo la gente le reconoció el tanto anotado en Río y la actitud ambiciosa, a pesar del resultado frustrante. Además, la imagen del defensor destrozado en el césped de la Ciudad Maravillosa se transformó en un pacto de identificación con el hincha, que trascenderá sus actuaciones venideras.

Cada vez que Advíncula se acercó a la línea de cal para hacer un lateral, puso de pie a la platea. Sus recuperaciones, sus corridas y su proyección en ataque levantaron a La Bombonera de forma selectiva, independientemente de lo infértiles que culminaron las jugadas.

Detrás del 17, Valentín Barco fue el consentido de la gente. Aunque el Colo no hizo un buen partido ante Flu, fue inamovible en el podio del “aplausómetro” que habitualmente ocupa. Sin tanta euforia como en otras oportunidades, la hinchada xeneize le hizo sentir su respaldo y le acercó el deseo de que esperan que siga usando la camiseta azul y oro un tiempo más.

Para Sergio Romero y Nicolás Figal también hubo demostraciones de respeto, aplausos y hasta coreada de nombre. En líneas generales, el ambiente fue amigable. Sin embargo, hubieron recibimientos más tibios para algunos jugadores. No se alcanzaron los insultos, ni tampoco marcada hostilidad. Pero sí hubo un llamado de atención.

Edinson Cavani tuvo su primera jornada en La Boca con algunos murmullos de fondo y gesticulaciones de impaciencia. Los hinchas aún aplauden al uruguayo, pero se percibe que va perdiendo margen. Verticalidad, resoluciones menos rebuscadas y efectividad son algunos de los pedidos que le acercaron al 10.

Para su compatriota, en cambio, otro fue el trato. Miguel Merentiel tuvo su momento de calor y se quedó con la arenga de “Uruguayo, uruguayo”, después de acertar el penal del triunfo sobre el cierre.

Boca cumplió con lo justo y ganó, pero su panorama de clasificación a la próxima Libertadores es cada vez más estrecho. Sobre todo, después del triunfo de Rosario Central que lo complica en la tabla anual. En La Bombonera no hubo referencias explícitas acerca del único objetivo que queda de cara a fin de año, pero se sobreentendió.

En los momentos de distracción y desorden, la gente pidió actitud y le recordó al plantel que esta hinchada "se merece ser campeón".

El equipo que comanda Mariano Herrón tiene la necesidad de seguir con vida en la Copa Argentina para mantener las chances abiertas por ese frente, el único en el que Boca depende de sí mismo para meterse en la Libertadores 2024.

El Xeneize se medirá con Estudiantes el miércoles 22 de noviembre por las semifinales del certamen federal, que otorga a quien se corone un boleto directo al torneo de clubes más importante de América.

La Bombonera digirió con celeridad el mazazo recibido en Río de Janeiro, o al menos eso quiso hacerle sentir a sus jugadores y los abrazó. Sin embargo, también les avisó que hay que dar vuelta la página rápido porque es una obligación reeditar el sueño de conseguir la Séptima, una vez más.