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Racing gozó con un "maravilloso" grito en el silencio

Apenas la definición de Maravilla Martínez terminó en la red, un grito retumbó en el silencio de la inmensidad vestida de rojo. En simultáneo, el juez de línea levantó rápidamente su bandera por un supuesto offside y un gran número de hinchas ubicados en la platea Ricardo Bochini le apuntaron con furia al palco donde estaban ubicados los dirigentes y allegados de Racing.

Sin embargo, en el fútbol en tiempos de VAR, la euforia le dio paso a las dudas y después de 80 segundos, la tecnología convalidó el tanto. Para los mismos plateístas fueron menos de 80'': desde las cabinas de prensa llegó la confirmación de que el 1-0 era válido. Entonces sí, el palco visitante volvió a estallar y el festejo se trasladó al campo de juego con los 11 de la Academia y todo el banco de suplentes liderados por un apasionado Gustavo Costas.

Independiente armó una fiesta en el Libertadores de América. A una hora del comienzo, había gente hasta en las escaleras. De hecho, la voz del estadio llegó a rogarle que se bajen a un par de simpatizantes que veían el partido trepados a la pantalla gigante.

Lo sucedido en el primer tiempo no hacía prever un desenlace semejante. Alex Luna fue un demonio para la defensa de Racing. Encaró y pasó cada vez que se lo propuso e hizo amonestar a Tobías Rubio y Facundo Mura.

La gran actuación del refuerzo que llegó desde Atlético de Rafaela a préstamo por un año, con un cargo de 200 mil dólares y una opción de compra de 800 mil dólares por el 50 por ciento del pase, obligó a Costas a reemplazar a Rubio por Nazareno Colombo en el entretiempo.

No le pesó para nada el debut en un derbi al joven de 19 años con pasado en distintas categorías juveniles de la Selección Argentina.

También fue la primera vez de Facundo (14) y Octavio (9), que llegaron desde Rafaela especialmente para ir a la cancha. Juan Diego (7), de Resistencia, también cumplió su sueño, acompañado de su mamá y su abuelo. Desde Dock Sud, los mellizos Noah, con camiseta de Canelo, y Teo, con casaca de Toloza, también tuvieron su bautismo junto a sus padres. Lo mismo ocurrió con Lucas (4) y Juan Manuel (5), con gorro y mochila de Spiderman, otros de los que dijeron presente por primera vez.

Para esos chicos, la tarde de sábado quedará para siempre en su memoria más allá del resultado final. Los fuegos artificiales y el humo en la salida del equipo, el orgullo del Rey de Copas, el amor por los colores y el permanente foco en la ventaja en el historial. No faltó el hit "Que nacieron hijos nuestros..." y hasta un bebé de juguete con camiseta celeste y blanca de cara a los futbolistas que realizaban la entrada en calor. El enorme telón que se desplegó al revés en una de las cabeceras fue el único presagio de que algo malo podía suceder.

Poquito de la Academia, con un Juanfer limitado desde lo físico y un mediocampo errático frente a la importante presión de los dirigidos por Carlos Tevez. Lo tuvo Maxi Salas en una contra y respondió muy bien Rey. El plan era claro: aguantar atrás con tres centrales sólidos y tratar de romper las líneas del Rojo con pases largos para quedar cara a cara con el arquero.

Ya en el complemento, se apagó Luna y respiró Racing. Sobre todo a los 16', cuando Juanfer limpió la jugada con un toque sutil y Bruno Zuculini, con tiempo y espacio, asistió a Maravilla Martínez. El ex Instituto desparramó a Rey y anotó su 6to. tanto en 7 partidos.

"Hacé un cambio, Carlitos", gritó un plateísta. Y Tevez respondió con dos modificaciones: Santiago Toloza e Ignacio Maestro Puch por Gabriel Neves y el resistido Alexis Canelo. Los refrescos en ofensiva no lograron que el sacrificado Gabriel Ávalos pudiera tener alguna chance de peligro.

El que estuvo a punto de ampliar la ventaja fue Agustín Almendra, después de un muy buen pase de Quintero, pero el ex Boca definió ancho. La respuesta llegó desde la tribuna: "Movete Rojo, movete..." y "Vamos Rojo, vamos. Ponga huevos que ganamos". Ese empuje no tuvo efecto adentro: un tiro libre de Mancuello que pasó cerca y nada más.

Solo quedó tiempo para airados reclamos por una mano en el área de Facundo Mura en el descuento y para los abrazos interminables de los jugadores de la Academia en la mitad de cancha después del pitazo final de Facundo Tello.

Lo que arrancó el viernes con un multitudinario banderazo en el Cilindro, siguió un día después pero a la distancia de esos miles que llenaron la cancha, sin partido de por medio, para apoyar al plantel.

Con la pasión que transmiten Costas y Zuculini, los destellos de Juanfer y el "maravilloso" grito en el silencio de Martínez, Racing se adueñó de Avellaneda.