FLORIANOPOLIS -- Estoy disfrutando de la playa, la arena, el mar suave y plano. El brillo de la vida, las hermosas mujeres de Brasil. En esta isla paradisíaca, disfruto y leo las crónicas de fútbol de un ignoto jugador rumano. Son divertidas.
De pronto, cerca de la sombrilla donde estoy se sienta una joven, casi una adolescente, no puedo precisar su edad con claridad. Hace rato que dejé de mirar a la gente joven, me producen gran preocupación. Me siento un viejo ante ellos. ¡Son tantos los jóvenes en la playa que a uno sólo le resta rezar!
En este declive de sentimentalidad que envuelve a mi alma, siento que la señorita de la sombrilla me pide fuego.
- Gracias por el fuego...me dice.
- De nada señorita.
- ¿Usted es argentino? Me pregunta mientras se pasa bronceador por los hombros y noto que tiene una edición de una revista de fútbol de Argentina.
Ella tiene las piernas largas, las cruza y comienza a leer, sorprendida por los goles de Dybala, el joven número 9 que milita en la Juventus, una de las grandes estrellas de la Liga Italiana. Hay algo raro en ella, no sé por qué siento que su cara me es muy conocida.
- Admiro a los argentinos...me dice ahora.
- Y ¿por qué? Si se puede saber...
La morena comienza a incomodarme, tiene las uñas pintadas de rojo y sus anteojos son preciosos, finos, imagino que muy caros. Además tiene a un perrito blanco junto a ella que no para de ladrarme.
- Sé mucho de fútbol, señor argentino...Acaban de elegir a Barovero entre los mejores 7 arqueros del mundo. Me gustaría que jugara en mi club Santos...
- ¿Eh? Me sorprendió. Es increíble lo informados que están en Brasil con respecto al fútbol argentino. Leen todos los diarios y buscan información en la página de los clubes.
- Yo soy la hermana de Neymar y soy la chica brasileña que más sé de fútbol en todo Brasil. Para mí ya era mucho, pero entonces tenía razón mi memoria, de algún lado la conocía. Aproveché para pedirle su opinión sobre varios temas.
- ¿Pensás que Barovero podría jugar en Brasil?
- Me encantaría, pero lo veo difícil... Otro jugador que me gusta de River es uno que no está, pero supo demostrar su talento: Cirigliano.
- ¡Conocés a Cirigliano!
- Es un crack, señor argentino...
Y así como vino, se paró y se fue. Me dijo que iba a pegarse un chapuzón a las olas del mar. Yo me quedé mirándola irse. De cierta manera, me estoy enamorando. Además me dijo “ahora vuelvo”.
Mientras ella está en el mar, agarro mi computadora portátil y escribo sin parar, esto mismo que ustedes están leyendo.
Desde que llegué a Florianópolis todos me hablan de fútbol. Brasil es el país del gol. Hago silencio porque regresa ella, con un amigo moreno, veremos que novedades traen desde las profundidades del mar.