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El jugador sudamericano del día

BUENOS AIRES -- El mismo placer que siente un niño cuando juega a la pelota en libertad en el patio de su casa. Esa era la imagen proyectada por Ángel Di María en el estadio Santiago Bernabéu durante el juego que enfrentó este martes a Real Madrid con Paris Saint-Germain en el marco de la cuarta jornada de la fase de grupos por la UEFA Champions League.

Un encuentro en el que el equipo francés hizo todo lo que se debe hacer para ganar un partido, menos meter el balón en el arco de enfrente. La insistencia no encontró premio. Entonces ganó la casualidad.

El partido de Ángel Di María, más allá de la derrota (1-0) del cuadro galo, fue excelente. Acaso la mejor noticia que ha recibido en las últimas semanas el cuerpo técnico de la selección argentina con el técnico Gerardo Martino a la cabeza.

De entre la maraña de lesiones y contratiempos previa a los compromisos por las eliminatorias rumbo a Rusia 2018 vs Brasil y Colombia, resurge la figura de un jugador distintivo para el seleccionado albiceleste desde hace cuatro años.

Fideo no se mostró en un encuentro sin alicientes, un partido cualquiera, un mero trámite. Lo hizo en el choque que midió al campeón de Europa 2013-14 con un oponente en ascenso cuya ambición y recursos le impulsan a perseguir el sueño de la hegemonía continental.

Di María fue imparable al arrancar desde la derecha para ensanchar el ataque parisino. Y casi indescrifrable cuando se desplazó hacia el centro del ataque para jugar por detrás de Zlatan Ibrahimovic con la intención de encontrar pasillos interiores para nutrir a un gafado Edinson Cavani.

En el uno contra uno se le vio con extrema confianza. No desdibujado como en la doble jornada de la fase de clasificación de cara a la próxima Copa del Mundo. Aceleró. Frenó. Se gustó con la pelota. Encontró siempre espacios para hacer valer su fútbol y exhibió la velocidad que ensalza sus acciones. Más. Recortes, asistencias (como una extraordinaria que dilapidó Cavani), y hasta un lance de toreo que dejó al talentoso internacional español Isco desparramado por el césped tras intentar darle alcance sin éxito.

El crack que surgió de la fabulosa cantera de Rosario Central estuvo muy cerca de igualar el marcador. El ángulo superior derecho del arquero Keylor Navas escupió su remate de tiro libre directo a dos minutos del final del partido, cuando nada ni nadie parecían poder ahogar ese grito de gol.

El pibe que nació en el barrio El Churrasco y que Central fichó procedente del club El Torito a cambio de 26 pelotas de fútbol que -según comentan los memoriosos- jamás llegaron a destino, tenía unas ganas locas de marcar en la que fue su casa durante 4 años (2010-2014). Sin embargo, el destino no le devolvió la sonrisa y se quedó sin poder ‘obsequiarle’ un festejo a Florentino Pérez, el presidente con quien jamás consiguió empatizar por ser un antidivo fuera de la cancha.

Di María disparó tres veces, una entre los palos y dos, desviado. Le cometieron dos faltas. Completó 67 de 82 intentos de pase (eficacia del 82% en el juego de posesión), y fue el jugador más participativo en la transición ofensiva del equipo dirigido por Laurent Blanc.

PSG acumuló una tenencia de 59% en condición de visitante frente al equipo ganador de 10 copas de Europa. Anuló a Cristiano Ronaldo, y sólo logró ponerse en ventaja gracias a un gol inaudito convertido por el defensa lateral canterano zurdo Nacho, quien rentabilizó una débil maniobra de retroceso del equipo francés acompañada de la pésima salida del arquero alemán Kevin Trapp.

La columna para conversar sobre el jugador sudamericano más destacado de la Liga de Campeones no reconoce rendimientos grupales, sino que destaca la contribución individual del protagonista a la labor colectiva de su equipo. Ángel Di María, por tal razón, y a pesar de que PSG cayera derrotado en Chamartín, hizo de todo para ser acreedor a esa distinción en el primer capítulo de la cuarta jornada de Copa de Europa.