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El balance sobre la Selección Colombia en la Copa América

BUENOS AIRES - Más allá de que José Néstor Pekerman le echó la culpa de la derrota (0-2) contra Chile en la semifinal de la Copa América Centenario al muy deficiente arbitraje del salvadoreño Joel Aguilar, la selección Colombia se lleva una lista de conclusiones sobre la que deberá reflexionar de cara a lo que viene.

1- Rotaciones. Es esencial mantener un orden para sostener la armonía en el grupo y trasladarla al juego. La sorprendente caída (2-3) frente a Costa Rica, y la forma en que el cuerpo técnico quemó las naves para intentar cambiar aquel resultado a último momento, detonaron negativamente en el seno del plantel.

¿Hasta qué punto es buena decisión cambiar a 10 jugadores en el tercer juego de la fase de grupos respecto a los anteriores tras un arranque brillante en el certamen, cuando la selección Colombia atraviesa un período de transición y cada jugador necesita confianza?

2- Carácter. Comienza a percibirse una merma llamativa después de que Colombia cruza la línea de la primera fase en cada torneo. Cuando aumentan las expectativas sobre su rendimiento, el seleccionado cafetero se desinfla como un neumático pinchado. Le cuesta sobrellevar el rótulo de candidato. Y los cuartos de final de cada torneo, más que una barrera, se antojan una muralla infranqueable.

¿Hasta qué punto le pesa al cuerpo técnico y a un plantel carente de líderes emocionales, portavoces, y referentes soto voce, la responsabilidad de tener que satisfacer las perspectivas y la expectación que genera su juego originalmente descontracturado y alegre?

3- Desconcentración. Las pérdidas de balón en zonas comprometidas, la falta de consistencia en los costados de la defensa, y la fragilidad en el juego aéreo, entre otros detalles, se derivan de la forma light en que la selección Colombia entra a la disputa de los partidos más exigentes.

Proponer, al principio. Esperar, después. ¿Hasta qué punto incide y se contradice el discurso del entrenador y sus asistentes antes de los partidos, para que se registre un cambio tan notorio entre las primeras y las últimas presentaciones de la selección Colombia en cada torneo?

4- Responsabilidad. Se hace necesario que los jugadores que jerarquizan a la selección Colombia, saquen a relucir con regularidad y mayor continuidad sus condiciones para marcar diferencias en los partidos. A la hora de la verdad, James Rodríguez, Edwin Cardona, Juan Guillermo Cuadrado y Carlos Bacca, faltaron a la cita con la gloria.

A los cracks hay que exigirles de acuerdo a su valía y condición, y tomando en cuenta el nivel de influencia que ejercen en sus respectivos equipos. Colombia se mostró huérfana de figuras en el choque contra Chile, que marcó su eliminación en Estados Unidos 2016. Cabe preguntarse en este aspecto, hasta qué punto es necesario que este grupo de jugadores reciba un apoyo psicológico externo extra, para liberarse y exhibir sus calidades en la medida que se espera de ellos.

5- Estadística reveladora. Los números no explican por sí solos el fútbol, pero ayudan a comprender cuestiones referidas al juego. Marcan una tendencia. Colombia promedió una posesión de balón del 49% en la Copa América Centenario. Es decir, en general tuvo menor tenencia de pelota que sus adversarios. Marcó 6 goles y encajó otros 6, lo que transmite un notorio desequilibrio. Y en cuanto a la precisión en sus remates al arco rival, apenas obtuvo un 42,59% para los 54 disparos que efectuó.

Resulta importante atender a ciertas cifras que hablan por sí solas, más allá de que a la selección Colombia le expulsaran de manera injusta a Carlos Sánchez en las semifinales del certamen, y de que el árbitro dejara de sancionar un claro penal que pudo haber cambiado la suerte del partido frente a Chile.

Como fuere, José Pekerman, su cuerpo técnico, y fundamentalmente los jugadores, tienen varias cosas en las que pensar para ajustar su dirección y evitar una frustración impensada e imprevista en las eliminatorias rumbo al Mundial de Rusia 2008.