BARCELONA -- Como quien no quiere la cosa el Barcelona puede enfrentarse este sábado al Sporting como tercer clasificado en la Liga. Una situación impensable hace un mes y que no sería ahora, para nada, una sorpresa.
El aplastamiento al Deportivo en Riazor, con la mayor exhibición vista en Luis Suárez desde que fichó por el club, apartó del plano esa "dinámica negativa" que advirtió el martes Luis Enrique, pero mantiene el convencimiento generalizado alrededor del Camp Nou: se entiende imprescindible ganar todos los partidos que restan para revalidar el título.
De hecho, tanto esta jornada como la siguiente tendrá el Barcelona la obligación de responder a los resultados de sus dos rivales por el título, por cuanto la próxima jornada visitará al Betis conociendo ya los resultados del Atlético frente al Rayo Vallecano y del Real Madrid en Anoeta contra la Real Sociedad.
De momento toca el Sporting, que ha perdido sus últimas diez visitas a un Camp Nou en el que no arranca un simple empate desde 1992, y acude con la imperiosa necesidad de romper esa tradición, por cuanto se mantiene en posiciones de descenso y, de sopetón, este encuentro que en su calendario marcaría como anodino y perdido de antemano se convierte en trascendental.
El Barcelona, que recuperará a Piqué después de la sanción que cumplió en La Coruña, presentará a su equipo de gala, sin dudarse de la recuperación de un Messi que no entrenó tras el choque de Riazor por molestias en el tobillo pero ya se ejercitó este viernes sin más problemas.