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Blog de Rafa Ramos: Jaime Lozano, ante una Regla de Tres... con cuatro: Santi, Henry, Raúl y Quiñones

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¿Es Julián Quiñones la manzana de la discordia de la selección mexicana? (4:08)

En el podcast Raza Deportiva, Elizabeth Patiño y Rafa Ramos responden la interrogante. ¿Debe Jaime Lozano usarlo como titular para acompañar a Santiago Giménez? (4:08)

Lozano dispone de tres centros delanteros en buen tono futbolístico, pero que pueden ser cuatro: Santiago Giménez, Henry Martín, Raúl Jiménez y Julián Quiñones.


LOS ÁNGELES -- Jaime Lozano tiene un desafío inesperado. Entre la migraña y la tranquilidad. Entre el estrés y la calma. Se meterá en honduras antes de meterse a Honduras, para el partido de ida de la Nations League.

Ante su propio pizarrón, el técnico de la Selección Mexicana, contempla una Regla de Tres... pero con cuatro.

En busca del boleto a la Copa América, Jaime Lozano vive una auspiciosa generosidad: dispone de tres centros delanteros en buen tono futbolístico, pero que pueden ser cuatro: Santiago Giménez, Henry Martín, Raúl Jiménez y Julián Quiñones. Y si quisiera complicarse la vida, por ahí rechista, aunque eliminado de Liguilla, Ángel Sepúlveda.

Anormal, pero grata situación para un técnico del Tri, claro, bajo el patrocinio de dos futbolistas amparados en el legítimo derecho de la naturalización, como lo son Giménez y Quiñones, el primero nacido en Argentina, pero criado en México, y el segundo nacido en Colombia, pero fecundado, futbolísticamente, en México.

Cierto, mientras Henry Martín ha ratificado su solidez táctica y goleadora con el América, Jiménez deambula, lamentablemente, en el confín oscuro de la nostalgia: no ha vuelto a ser el depredador admirable que fue antes de la brutal embestida de David Luiz, que casi lo retira del futbol, al grado que hoy ha perdido la titularidad en el Fulham.

Un catálogo alentador. Unos más certeros y contundentes que los otros; unos más versátiles que los otros; unos más experimentados que los otros, y unos más bruñidos que los otros entre la lumbre enervante de juegos oficiales con el Tri en las emboscadas de Concacaf. De todo hay en la viña de Lozano.

Gozan de una peculiaridad los reclutas de Lozano: lectura de juego y de los compañeros, algo que le cuesta al jugador mexicano adquirir a temprana edad. Y ha sido un aprendizaje de manera muy distinta para cada uno de ellos, pero útil para Jaime Lozano, quien necesita once alfiles más que once peones en la cancha.

1.- Santiago Giménez lo ha adquirido en Países Bajos. Se fue con nociones de una educación táctica. Virtud de su padre, Christian Giménez, más que de Cruz Azul, donde las aulas de formación usan el manual de Jurassic Park. Hoy, se aprecia a un jugador más completo y con criterio en la última jugada. Pero, que no cobre más penaltis.

2.- Henry Martín y Raúl Jiménez debieron aprender a la mala. “La titularidad es tuya, tú sabrás si te la dejas arrebatar (por el ecuatoriano Chicho Mina)”, le advirtió Miguel Herrera a Jiménez, quien a su vez; entre carcajadas, describió la herculina labor de entonces, así: “¿Cuántos kilómetros recorro por partido? ¡Un chingo!”. Con Henry pasó algo igual. Debió reinventarse para ser titular del América. Hoy es el jugador camaleónico de las Águilas: brilla y hace brillar con quien sea que comparta el frente de ataque.

3.- Julián Quiñones pasó por esos mismos filtros, hasta que Diego Cocca lo graduó para observar más que ver el futbol, y entender más que leer a sus compañeros. Con América, el técnico Andrés Jardine lo ha utilizado como ariete, o como doméstico de Diego Valdés, y como apoyo o relevo de Martín. Basta verlo cómo es capaz de improvisar sobre los vacíos del rival o las urgencias del compañero.

Aquí, importante, hacer una precisión: son jugadores notables para el medio de la Selección Mexicana y la Concacaf, con aciertos evidentes de Santiago Giménez en el Feyenoord y sintiéndose cómodo ya en el escenario supremo de la Champions League.

Entiéndase que esta Regla de Tres... con cuatro elementos, fortalece, no sólo las posibilidades de Jaime Lozano para aspirar a escamotearle a Honduras el pase a la Copa América 2024, sino de recuperar respeto y protagonismo en un torneo continental después del humillante 7-0 en tiempos de Juan Carlos Osorio, pero, además, hacerlo también en Concacaf, especialmente después de que Gerardo Martino fuera sobajado reincidentemente por Estados Unidos.

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Pero, de ahí, de levantarse de sus cenizas, a una candidatura utópica hacia puestos de relevancia en la Copa del Mundo, hay un abismo de por medio. Ni esta Regla de tres, con cuatro, permitirá a Lozano resolver La Conjetura de Hodge, un desafío matemático con un premio de un millón de dólares para quien lo resuelva. Algo así de complejo es llegar, al menos, a Semifinales en 2026.

Seguramente Lozano utilizará distintas combinaciones para los partidos ante Honduras. Es probable que en Tegucigalpa sólo utilice a Henry Martín y disponga de los tres restantes como emergentes, mientras que en el Estadio Azteca podrá jugar más con Julián Quiñones y alguno otro como su acompañante.

Jaime Lozano es un adicto al 4-3-3, con todas sus variantes, muchas más, por cierto, que el raquitismo y la artritis estratégica de Martino, a partir de ese planteamiento. Solamente una vez ha utilizado el 4-4-2 con el Tri, y terminó siendo más un acto de desesperación que de convicción y congruencia.

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De esta manera, pensar que el técnico del Tri podría modificar su dibujo, parece complicado, aunque él mismo ha dicho que a los sistemas los enriquecen y los definen los futbolistas.

Tal vez el tiempo y el trabajo le permitan ajustar su propio proyecto, porque la realidad es que los encuentros ante Honduras serán el 17 y el 21 de noviembre, es decir, no hay tiempo para numerosos experimentos, más allá de que para el partido de vuelta en el Estadio Azteca tendrá ya casi diez días de trabajo.

Claro, no se debe olvidar el efecto dominó que la presencia de estos cuatro originará en la Regla de Tres de Lozano. Adelante habrá que elegir la mejor pieza del rompecabezas, por ejemplo, entre Chucky Lozano, Orbelín Pineda y Uriel Antuna. En media cancha hay dos futbolistas fijos: Edson Álvarez y Érick Sánchez, y en esa zona de discordia podría incluso ser tomado en cuenta Julián Quiñones, con las nuevas funciones que hace con América.

Y ese efecto dominó también repercutirá en la elección de los laterales, para determinar qué tanto respaldo ofensivo ofrezcan, o hasta donde buscar un dominio numérico sobre el adversario.

Las combinaciones disponibles para Jaime Lozano pueden ser muy amplias, siempre y cuando encuentre el tiempo y las oportunidades para hacer este ejercicio, sin la premura que en este momento implican los partidos ante Honduras.

Por lo pronto, el panorama parece menos hostil y enclenque para Jaime Lozano si alcanza a poner a punto el esqueleto de esta Regla de Tres... con cuatro.