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Brasil, al borde del síncope

BUENOS AIRES -- Estoy en el bar Deportivo Piribibuy de Barracas, a metros de la subida a la autopista La Plata-Buenos Aires. Mis amigos paraguayos gritan desesperados. No es para menos, le ganan a Brasil dos a cero y se florean...

Brasil da pena, parece un equipo más de los miles que hay a lo largo y ancho de nuestro continente. No tiene juego y sus jugadores estrellas mundiales no logran hacer una jugada decente. ¿Qué pasó con el gran Brasil que todos conocemos?

Nadie sabe. “Este equipo no debería vestir mas la camiseta verde amarilla y su director técnico debería dar un paso al costado”, eso dicen en el bar. Por su parte, Paraguay es un equipo bien plantado, con mucha energía, espíritu, fuerza, pero impresionantemente limitado. No se ve la mano del técnico. No tiene juego y todo es pura fuerza y entusiasmo, pero no hay ideas, no hay planteos futbolísticos.

El equipo guaraní es un equipo a la bartola, sin límites ni equilibrio, puede golear o lo pueden golear. Pero con eso le alcanza y sobra para vapulear a un Brasil que está en picada libre.

En el cielo del bar explotan las cervezas. En las paredes hay posters de José Luis Chilavert levantando copas en Argentina y en Japón. En un costado aparece un poster justo en el momento antes de patear y hacerle aquel gol histórico a Burgos, ex arquero de River.

En este barsucho todo es de Paraguay. Ganan, están felices, todo es una fiesta. Ramón Diaz es un Dios.

Euselindo Gomez Araya, 57 años, oriundo de Asunción, me lo dice bien clarito.

- Curepí, es bueno que hayas venido aquí para inspirarte y redactar una crónica. Esta noche a Brasil le hacemos cinco...

Se los ve muy confiado, super feliz, pero el fútbol también tiene sus golpes duros. A poco de terminar el encuentro, Brasil se transforma (lo digo en sentido figurado), cambia de actitud, mejora apenas un poquito y esto, gracias a Paraguay.

Brasil crece en los últimos diez minutos y Hulk hace jugar al equipo. El bar se incendia, un fuerte vapor de los cuerpos calientes se eleva hasta el techo. Hay nerviosismo y mucha bronca. Ramón Diaz no hace nada. Paraguay se mete en su arco y la paga caro.

A los 46 minutos Brasil empata con un golazo de Dani Alves.

- ¡Curepí!, no puede ser... Nos empatan en el último minuto, teníamos el partido en el bolsillo. Quiero que escribas que esto no tiene nada que ver con el fútbol. Acá hay algo raro, Paraguay no se puede quedar como se quedó.

- Se los notaba cansados a los jugadores paraguayos.

- ¿Cansados? ¡Por favor, son deportistas de alto rendimietno! ¡Cómo se van a cansar! Tienen que estar capacitados para rendir en estos momentos duros. Curepí, me voy muy decepcionado con el equipo.

Y bueno, son las cosas del fútbol. Brasil buscó y logró el empate con la ayuda de Paraguay que hizo todo mal. Se defendió mal y regaló el mediocampo y eso con Brasil se paga caro.

Lo importante es que Brasil sigue vivo y Paraguay habrá aprendido la selección.