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La amargura de Messi en su primera Copa del Mundo

Messi terminó el Mundial 2006 en el banco de suplentes Getty Images

No proclamó su decepción. Solo habló con su rostro y el silencio. La primera Copa del Mundo de la carrera de Lionel Messi fue, quizás su primera gran decepción en el fútbol profesional.

El adolescente del que ya hablaba el planeta en 2006 salió de la Argentina en un avión que parecía llevarlo a la gloria y ni siquiera la rozó: Su equipo resultó eliminado de la Copa del Mundo en los cuartos de final y el talentoso jugador nada pudo hacer por evitarlo, ya que su técnico lo ignoró.

Sin poder domar su ansiedad y mezclado entre los suplentes, Messi se levantó a cada rato con su rostro juvenil adusto, durante el partido que Argentina perdió 4-2 en los penales (1-1) ante Alemania, el viernes en Berlín.

"Siempre estuvimos manejando el cambio (de Messi), sabía con qué contábamos", dijo después su técnico José Pekerman, en una explicación que sonó poco convincente. "La Argentina podía tener otras alternativas, pero no las pudimos desplegar", agregó el timonel, haciendo aún más confusa su primera explicación.

La "Pulga" Messi, con 19 años recién cumplidos, fue uno de los pocos jugadores albicelestes que no habló con la prensa en Berlín. Y un día después, tampoco lo había hecho en esta ciudad, donde el plantel regresó tras la derrota para armar el equipaje y despedirse de Alemania.

Messi resultó goleador y figura del mundial Sub20 en Holanda 2005 que ganó la Argentina. Fue elegido por los especialistas como el jugador joven más talentoso de Europa en la temporada pasada y en el Barcelona se afianzó como titular.

Una vez en la selección, y recuperado de una lesión que lo había mantenido alejado de las canchas durante dos meses y medio, Pekerman esgrimió que había que llevarlo de a poco.

Messi siempre proclamó que quería jugar y eso habría molestado a Pekerman y a varios referentes del equipo, principalmente a Juan Román Riquelme y al capitán del equipo Roberto Ayala, quien se lo hizo notar cuando en reunión de prensa lo llamó a sosiego.

Pekerman, quien tras la derrota anunció que no seguiría al frente de Argentina, lo llevó a Messi tan de a poco que lo hizo calentar el banco ante los alemanes.

Messi se perfilaba como el complemento ideal de Carlos Tevez, quien en un atardecer inspirado enloqueció a las defensas, pero sin un socio con quien compartir sus dulzuras.

Argentina se defendió bien desde el medio hacia atrás. Pero adelante, a Tevez solo lo acompañó Hernán Crespo, un jugador rústico que apenas la tocó. Ocasión ideal para Messi, cuyo sello en aquellos tiempos era la habilidad y el pique corto. Algo que estaba haciendo Tevez en soledad.

Cuando Argentina ganaba 1-0 con gol de Roberto Ayala y Alemania se venía en malón, Pekerman dispuso un cambio obligado, ya que el arquero Roberto Abbondanzieri se lesionó y dejó su lugar a Leo Franco, a los 71. Y un minuto después, sacó a Juan Román Riquelme, quien según su técnico estaba "cansado", y puso a Esteban Cambiasso.

A los 79, poco antes del empate de Miroslav Klose para Alemania, Messi tuvo una nueva oportunidad para entrar ya que sacó a Crespo y puso a Julio Cruz, quien en la orquesta que armó Tevez ni siquiera tocó el timbre. Se terminaban los cambios el Mundial para Leo.

Hoy, ya instalado como uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, está ante su cuarta Copa del Mundo. En cada una de las anteriores jugó para dejar atrás ese trago amargo inicial. Rusia lo espera una vez más.