ESPN Los Angeles
Gonzalo Aguirregomezcorta 8y

Kobe Bryant, una llama competitiva que languidece

LOS ÁNGELES -- Hay llamas que se apagan de manera abrupta y otras que languidecen poco a poco. La de Kobe Bryant es de las que se desvanecen lentamente, mientras bailan de un lado a otro antes de que un hilo de humo de por finalizada la lumbre.

Pocos dudaban de que este sería el último año en activo de un jugador que lo ha dado todo por el básquetbol, pero faltaba la confirmación oficial, unas palabras que salieran de su boca o un comunicado como el que publicó el domingo. El método elegido fue a través de un poema. Sin rima pero con cadencia, anunció al mundo entero que estos son los últimos pasos de su carrera.

Es difícil no dejarse llevar por la nostalgia cuando un ídolo deportivo global de estas características anuncia su adiós; pero si lo hace a falta de 67 partidos de temporada regular (66, después de la derrota ante Indiana Pacers), la cosa se puede convertir en potencialmente repetitiva. 66 despedidas se antojan demasiadas. Será el paseo de la gloria que siempre trató de evitar. Así lo dijo él mismo, cuando el año pasado afirmó que no quería que sus últimos momentos en la NBA estuvieran tocados por la varita de la condescendencia. Kobe siempre quiso que su llama se apagara con la competitividad por bandera, algo que será imposible tras su anuncio.

Este domingo comenzó la gira del adiós de Kobe, que tendrá su próxima parada en Filadelfia el martes. Allí se medirá a los 76ers, en la ciudad que le vio nacer y sonde alcanzó su segundo anillo de campeón. Será la primera de ocho citas, la gira más larga desde la temporada 2007-2008. Ciudades como Washington, Atlanta, Detroit, Toronto, Minnesota, San Antonio y Houston ya se preparan para engalanarse ante un jugador que ha sido adorado y odiado a partes iguales.

Nada es casualidad en Kobe. Ni el que el anuncio se haya llevado a cabo a punto de jugar el último partido de su carrera en Filadelfia, ni por la enorme gira, ni por encontrar algo de placidez después de que el equipo no haya aprendido a jugar al básquetbol de manera efectiva (balance de 2-14). Por qué no anunciar que está viviendo sus últimos momentos como jugador de básquetbol justo cuando las cámaras del próximo documental sobre sí mismo le apuntan desde que comenzó la temporada.

No viene nada mal que en el guión aparezca el momento en que toma la decisión de su adiós, el sobre esfuerzo que sigue llevando a cabo con estiramientos, baños de agua helada constantes y más prácticas que el resto de sus compañeros, a los que en muchos casos les saca una diferencia de 18 años de edad. Tampoco está de más reflejar en la cinta la rueda de prensa, la expectación y esa gira del adiós a la que ya han llegado tarde el Madison Square Garden y el American Airlines Center de Dallas.

O no compensan algunas tomas ante Boston Celtics como visitantes y con aquellas dos Finales de la NBA en la retina, o Charlotte Hornets, donde fue drafteado, incluso el 'duelo de dinosaurios' ante Tim Duncan en el AT&T Center de San Antonio. Son tantas las imágenes que quedan por filmar que un anuncio prematuro era un caramelo demasiado goloso como para dejarlo escapar.

Kobe dice adiós con un pasado exquisito en lo deportivo, con una capacidad de superación de sobra demostrada (tres lesiones graves en tres temporadas hablan por sí solas), con sus cinco campeonatos, sus 17 All Star, su Jugador Más Valioso de la campaña 2007-08, su tercer puesto como máximo anotador de la historia de la NBA después de Kareem Abdul-Jabbar y Karl Malone, pero por encima de todo con una mentalidad empresarial y creativa que sale a la luz.

¿Y después qué? Se le preguntó. Kobe mencionó a Giorgio Armani y aquella conversación en la que el italiano le dijo al jugador en Milán que su imperio había florecido cuando el tenía 40 años de edad. Bryant tenía 21 años en aquel momento y una vida entera por delante para jugar al básquetbol primero, y triunfar en el mundo empresarial después. El lagunero se quiere dedicar a contar historias, disfruta con el hecho de servir de inspiración para los demás.

Su lumbre languidece en los deportivo, sin embargo, igual que cuando un clavo saca otro clavo, una llama se enciende cuando otra se apaga.

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