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La muerte súbita acecha al fútbol

ESPN DEPORTES LA REVISTA


Esta nota forma parte de la edición
de febrero 2008 en Estados Unidos.
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En agosto de 2007, el mundo se estremeció
con la muerte del futbolista español
Antonio Puerta durante un partido de la Liga
Española. El joven jugador del Sevilla es una
de las últimas víctimas de la muerte súbita,
un mal que ha cobrado la vida de más 26 jugadores
profesionales de fútbol en el mundo
en los últimos 17 años. Pero lo alarmante es
que 18 de esos fallecimientos se produjeron
a partir del año 2000, cuando se incrementaron
las actividades internacionales.

A pesar de que los jugadores están físicamente
mejor preparados (son más altos y
más fuertes), corren el mismo riesgo de que,
repentinamente, el corazón les falle, ya sea
por causas genéticas o por la excesiva carga
de partidos que juegan al año.

Aunque la FIFA ha puesto especial énfasis
en crear un calendario mundial que les permita
descansar, los jugadores seleccionados por
sus países prácticamente no tienen vacaciones,
porque en el momento en que terminan
la actividad con sus clubes (donde juegan
hasta cuatro competencias a la vez), siguen
con el calendario de los equipos representativos
nacionales en torneos oficiales.

Algunas de estas muertes súbitas impactaron
a los espectadores porque se vieron a
través de la televisión, que le dio intensa difusión
y dejó estampas aterradoras cuando,
por ejemplo, el camerunés Marc Vivien Foe
se desplomó y murió en medio de un partido
de la Copa Confederaciones de 2003. Igual
ocurrió con el defensa central del Sao Caetano,
Serginho y, nuevamente, el mundo se
conmocionó al ver cómo moría en la cancha
el húngaro del Benfica, Miklos Feher.

Este teatro del horror vivió un reciente
capítulo cuando la televisión presentó la escalofriante
escena donde se desplomaba el
español Antonio Puerta, del Sevilla, con sus
compañeros tratando de resucitarlo. El jugador
se puso en pie, bajó al vestidor y ahí
le falló nuevamente el corazón, declarándosele
legalmente muerto tres días después.
Todos han tenido un elemento en común:
fueron víctimas de la muerte súbita.

En el de Antonio Puerta, el diagnóstico
médico indicó que su fallecimiento se debió a
una displacia arritmogénica, un mal poco conocido,
según el director del Hospital Médica
Sur en México D.F., Jaime Arriaga: "Es una
alteración en el funcionamiento del corazón
debida a una formación de grasa y fibrosis.
Es decir, que en vez de un músculo normal se
infiltran pequeñas partes de lípidos (grasa) y
fibrosis. Eso puede desencadenar la arritmia y provocar la muerte de una persona

El ex cardiólogo del América, Ricardo Escandón,
explica que dicha enfermedad es
una causa para que se produzca la muerte
súbita. Se trata, dice, de un padecimiento en
el ventrículo del corazón, pero que no es el
caso más común de las muertes súbitas.

El psicólogo de la Selección Mexicana, Octavio
Rivas, explica, por su parte, que otra
causa de las muertes súbitas puede ser "el
mal manejo del estrés", ya que no todos los
equipos tienen en sus grupos de trabajo a especialistas
en la mente. En el momento en que
a una zona del cuerpo no le llega suficiente
sangre y a otra sí, se empieza a producir una
diferencia de las sales que tienen carga eléctrica
(sodio, potasio, calcio) y cuando se crea
una diferencia de potencial, es lo mismo que
cuando cae un rayo. "Probablemente esto fue
lo que le pasó a este jugador español", explica
Rivas.

Para el entrenador Luis Fernando Tena, el
caso de Antonio Puerta refleja que "los deportes,
en especial el fútbol, se han vuelto
cada vez más físicos, por lo que el desgaste
y la intensidad son mayores". Según Tena,
en el América, equipo al que dirigió en el
año 2006 y 2007, se hacen evaluaciones cardíacas
de rutina antes de cada torneo, pero
nadie puede saber cuándo puede presentarse
un problema de este tipo.

En la muerte de Antonio Puerta sucedieron
dos hechos inverosímiles: uno, que no
se haya diagnosticado su mal cardíaco desde
antes, y dos, que se le haya permitido levantarse,
caminar y salir del campo hacia
el vestidor por sus propios pies después del
paro respiratorio, en lugar de trasladarlo de
inmediato a un hospital para internarlo en
terapia intensiva. Los casos más comunes
de muerte súbita son, precisa Escandón, "el
infarto agudo en el miocardio y la cardiomiopatía
hipertrófica".

Para Escandón, hubo mal manejo clínico
desde que el defensor del Sevilla se desplomó.
"Vi las imágenes que pasaron en televisión
y te puedo decir que no se procedió adecuadamente.
Desde que cayó, debió entrar una
ambulancia al estadio para llevarlo en ese
momento a una unidad de terapia intensiva,
en lugar de permitirle caminar, y dejar que
otra vez se desmayara. Los médicos sabemos
que ganando tiempo, hay más posibilidades
de vida".

Luis Fernando Tena insiste, de acuerdo con
lo que ha vivido en equipos de primera división
en México, que "se realizan pruebas
de esfuerzo, ultrasonidos del corazón y, en
general, se hace todo lo que está al alcance
de los médicos para un buen chequeo. Supongo
que a ese jugador (Antonio Puerta)
también se lo hicieron todo. Alguna cosa
rara habrá pasado que yo no sé explicar".

Para Alfonso Díaz, médico del América, la
muerte de Antonio Puerta "nos demuestra
que siempre hay que estar pendientes de las
llamadas de atención que se producen y además,
hay que estar listos para tratar de prevenir
las situaciones, aunque a veces no se
puede. Hay gente que se muere de un infarto
aunque esté en terapia intensiva".

Sin embargo, el cardiólogo Ricardo Escandón
no comparte esta opinión. Este especialista,
que durante varios años hizo los
exámenes de prevención a los jugadores del
América y que hace un par de años salió de
la organización, explica que en el fútbol no
se analiza más científicamente el corazón.
"No se realiza una prueba relativamente sencilla
como el ecocardiograma, que nos puede
revelar si existe algún problema genético en
el jugador". Escandón dice que quizás sólo el
15 por ciento de los casos de muerte súbita
están fuera de control. "La mayoría de las
veces se puede prevenir. Es muy importante
saber esto. Creo que hasta en el 85 por
ciento de los casos podemos evitar la muerte
súbita haciendo los exámenes adecuados,
que son básicamente una historia clínica
completa, una exploración física, exámenes
de laboratorio (biometría hemática, química
sanguínea, electrolitos, etcétera), un electrocardiograma
en reposo y otro electrocardiograma
dinámico, y algo muy importante: un
ecocardiograma".

A diferencia de la opinión de Ricardo Escandón,
el cardiólogo Jaime Arriaga Gracia
piensa que el caso de Puerta fue bien manejado
por sus colegas del Sevilla: "Quiero
pensar que sus compañeros trataban de salvarle
la vida al hacer maniobras de resucitación. Ahí lo que llama la atención es que él
se haya incorporado, incluso que haya salido
por sus propios pies de la cancha. Pero si nos
preguntamos, ¿eso pudo haber modificado el
pronóstico? A mi juicio, no, porque él tenía
una enfermedad que, tarde o temprano, iba a
acabar con su vida, aun en reposo".

Y añade: "Cuando una persona tiene la
enfermedad que él tuvo, no hay curación.
Quienes tienen esa enfermedad viven con
ese riesgo potencial, aun sin hacer deporte.
Aunque también quiero mencionar que
durante la práctica del deporte o mientras
se realiza una actividad física de alto rendimiento
es más factible que ocurra un problema
como el de Puerta".

AUNQUE MUCHOS PIENSEN LO CONTRARIO
En México se han dado casos de muerte
súbita en el fútbol profesional. De ese mal
murieron jugadores retirados como Miguel
Marín, de Cruz Azul, así como el portero del
América, Hugo Salazar. Todos ellos fallecieron
de muerte súbita antes de cumplir los 40
años de edad.

La Comisión del Jugador de la Federación
Mexicana de Futbol evitó la muerte súbita
del ex futbolista Francisco "Bondojito" Fernández
(quien tenía antecedentes genéticos
del mal, pues su padre murió a los 37 años
mientras jugaba básquetbol). Al jugador lo
ayudaron económicamente para que le fuera
implantado el 14 de febrero de 2005, un desfibrilador
portátil en el Instituto Nacional de
Cardiología de la Ciudad de México.

A partir de esa fecha, la Federación Mexicana
de Fútbol compró 17 desfibriladores
para que estuvieran en cada uno de los estadios
de primera división. Sin embargo, muchos
de ellos ya no funcionan o ni siquiera
se encuentran en los estadios.

Lo peor para el fútbol mexicano es que la
experiencia que vivió el fútbol español aquí
no está bajo control, pues en la mayoría de
los estadios no se cuentan con medidas preventivas
para el caso de que ocurra un ataque
previo a la muerte súbita.

Incluso ocurren situaciones tan insólitas
en las que los equipos mexicanos no sólo no
tienen un cardiólogo en la cancha, sino que
algunas veces sus doctores no son ni siquiera
ortopédicos o traumatólogos. Las Chivas
de Guadalajara llegaron a tener como jefe de
servicios médicos al doctor Alfredo Sandoval,
quien es gastroenterólogo.

Rubén Cruz, jefe de servicios médicos del
Atlas, reconoce que: "para resolver un problema
así en los lugares donde se realizan las actividades deportivas, como son los partidos
de fútbol, no existe una infraestructura adecuada.
Casi ninguno de los estadios de México
está preparado para enfrentar una situación
así ni para poder trasladar a un paciente que
sufra un ataque de muerte súbita".

El Toluca, en cambio, cuenta con la presencia
de un cardiólogo en todos los partidos,
pero fuera del campo. Es decir, los cuatro minutos
de oportunidad que tienen los doctores
para salvar la vida después de un infarto son
insuficientes para que llegue el cardiólogo a
la cancha. Así lo explica José Luis Serrano,
ex médico de la selección nacional de México
que actualmente trabaja para el Toluca.
"Nosotros tenemos cardiólogos y tenemos
gente que está pendiente de la salud de los
jugadores. Que se les permita estar en la cancha
(como se les autoriza los cardiólogos del
América, que tienen permiso de permanecer
dentro del estadio) no depende de nosotros".

Efectivamente, el América es el único de
los 18 equipos de primera división de México
que tiene al cardiólogo en el estadio, gracias
a un convenio firmado entre el ex director
del estadio, Justino Compeán (hoy presidente
de la Federación Mexicana de Fútbol) y el hospital Médica Sur, según explica su
director médico: "De manera casual nos encontramos
Justino y yo. Le platiqué que deberían
tener esa precaución. Y los costos son
muy bajos como para no tomarlo. Él aceptó,
y desde hace más de cinco años estamos en
el estadio Azteca en los partidos del América
con una unidad de terapia intensiva cardiológica.
Llevamos un cardiólogo especializado
y una enfermera cardiológica, que está mejor
preparada para estos casos que una enfermera
general. Por fortuna, no hemos tenido
ningún evento en que hayan tenido que intervenir,
pero si sucediera, estamos preparados
para afrontarlo", dice Arriaga

Para este cardiólogo, la clave para cuidar
la vida de un jugador que sufra una arritmia
cardíaca es la presencia de un especialista en
el estadio: "El que podría salvar la vida de un jugador sería un cardiólogo o un terapeuta
intensiobiólogo que sepa hacer la desfibrilación.
El secreto está en que la atención sea
inmediata para que el jugador salga con vida
del estadio y pueda llegar al hospital, para
ser internado en terapia intensiva".

Desgraciadamente, seguirán sucediendo
tragedias en el fútbol a causa de la muerte
súbita, pero si todos los agentes, las federaciones,
los dirigentes de los clubes, los jugadores
y los árbitros ponen su empeño, se
reducirán estas tragedias. Por lo menos debemos
intentarlo por Antonio Puerta, Feher,
Foe y todos los futbolistas que murieron en
las canchas de fútbol.