LONDRES -- Una vez más, el paso de Rafael Nadal por el césped de Wimbledon tuvo un final anticipado. Nick Kyrgios, de 19 años y 144° del mundo fue el verdugo de turno del N°1 de la ATP. En esta ocasión, al menos, el mallorquín hilvanó tres victorias en las primeras rondas, recuperando sensaciones en la superficie y dando pruebas de carácter ante Martin Klizan, Lukas Rosol y Mikhail Kukushkin, comenzando siempre un set abajo. Por eso, las sensaciones finales son dispares...
"No creo que haya hecho un mal torneo ni que pudiera haber hecho mucho más, pero cuando vengo a jugar un Grand Slam solo me voy satisfecho cuando gano", enfatizó Nadal. Aunque contempló: "He luchado, he creado oportunidades y no se han dado las circunstancias para que fuera mejor".
"Del partido no hay mucho análisis que hacer, cuando te enfrentas, en una pista como esta, a un tenista que juega a todo o nada, con el desparpajo del que lo tiene todo para ganar y nada que perder", agregó, haciendo hincapié en los 37 aces del australiano.
"Le puedes poner presión cuando la bola está en juego, pero aquí (en hierba) no hay nada que pensar. Llegas, te colocas, pegas un pepinazo y haces punto de saque. No hay posibilidad táctica para hacerle pensar", siguió su descargo el español, con un discurso semejante al de su partido con Dustin Brown en Halle.
Mientras que en tierra o en superficie dura Nadal se ve capaz de "hacer sufrir mental y físicamente" a un especialista en el servicio, en hierba "el único sufrimiento que puedes crear es llevarle al desempate", amplió el español, que ante Kyrgios perdió dos tiebreaks, uno en el primer set y otro en el tercero, ambos por un ajustado 7-5.
Sobre el sorprendente Kyrgios, Nadal fue medido, remarcó que no conoce su juego y no se aventuró a pronosticarle un futuro en el Top 10: "Cuando empiezas todo es fácil porque no tienes nada que perder. Todo lo que hagas es positivo. Todos ven las cosas buenas de tu tenis. Veremos si es capaz de mejorar y jugar al máximo nivel durante mucho tiempo".