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Colombia, a repartir culpas y elogios

Diego Maradona se ha encargado por estos días de poner el dedo en la llaga de una entidad que como la FIFA se adueñó del futbol, pero el problema para Maradona es que, aunque él tenga toda la razón, son pocos los que creen que Maradona critica a la FIFA por sus errores. Maradona critica a la FIFA porque lo ha tratado mal a él.

No sé si Maradona hubiera podido ser parte del círculo FIFA. Sus formas quizá nunca se lo hubieran permitido y la entidad rechaza a quien no piensa como ellos. Hoy en el Mundial, para la FIFA, Maradona es un paria al que le prohibieron hasta entrar en los estadios. Increíble, el hombre que le hizo ganar tanto dinero y popularidad al fútbol hoy la FIFA lo declara enemigo público de este deporte.

Lo cierto es que Maradona habló del arbitraje del partido entre Brasil y Colombia, por cuenta del colegiado español Carlos Velasco Carballo y dijo que sólo era un "mandadero de FIFA" para hacer llegar a Brasil a la final.

Sé bien que el árbitro se equivocó y que cargó la mano con las faltas "inclinándole" la cancha a Colombia, pero ésa no fue la razón de la derrota del equipo colombiano.

Colombia en el primer tiempo y producto del gol tempranero de Brasil por un error de marca de Sánchez y con la complicidad de Ospina, perdió el aplomo que había exhibido todo el campeonato y los nervios empezaron a pasar factura. El balón empezó a volverse esquivo y la ansiedad no permitía desarrollar el plan de juego establecido. El único jugador fuera de serie en Colombia fue James Rodríguez, los demás se equivocaron más de lo acostumbrado.

Guarín no encajó en el quite de recuperación y el fondo, a excepción de Yepes, fue un manojo de nervios que ayudó a controlar Ospina, evitando más de una caída. A ello habría que sumarle que esa noche de Fortaleza apareció el Brasil brioso -carente de fútbol- pero impetuoso y motivado que no habíamos visto.

Colombia cedió el balón y el campo y sólo los destellos de James en jugadas aisladas trataban de encontrar desahogo en un primer tiempo que pudo haber sido más caótico.

Reprocharle a Pekerman hoy sería ingrato, pero sólo me quedó una pregunta desde el primer partido que quizá él pueda responder: ¿qué papel jugó Ibarbo ante Costa de Marfil y ante Brasil? Me dejó la sensación que con él en la cancha, Colombia jugó con 10. ¿Disciplina táctica ? Quizá.

El segundo tiempo fue diferente -sin Ibarbo-, pero Juan Guillermo Cuadrado tampoco estuvo en su noche. Quiero creer que no fueron los halagos, pero nos dejó ese 'tufillo' de querer en cada jugada resolver por su cuenta y en ninguna le salió el desequilibrio. Hay escenarios que se merecen cordura.

El árbitro fue malo y no controló la disciplina desde el comienzo. Los dos equipos aprovecharon la mano larga del central y cada que pudieron, agredieron. Más Brasil, es cierto. Después de 26 faltas de Brasil por fin amonestó a Thiago Silva. Ya era tarde. La refriega se sentía en el ambiente, pero habría más razones desde el análisis para mirar la derrota de Colombia.

El tiro libre de David Luiz es un error de Ospina que nos recordó a Zubeldia en su paso por Colombia: "gol de tiro libre es gol de arquero". Pero cómo reprocharle a David un descuido si durante el torneo fue el gran bastión defensivo de Colombia y apareció siempre que fue convocado. Por él, Colombia llegó hasta los Cuartos.

En fin, el gol del penal con la presencia de Bacca y de Ramos en la cancha fue un premio al replanteamiento táctico y al normal riesgo de correr la cancha hacia adelante cuando se va perdiendo.

Mis respetos para James. Por el gol, por cómo cobró, por la personalidad y por su frialdad para ejecutar y marcar como los grandes a su edad y en ese escenario ante el rival dueño de casa. Se dice fácil, pero más de uno ha flaqueado en esa instancia. Al final sus lágrimas son la más clara muestra de rebeldía y sentimiento. Él sabía que se podía dar más. Lo entendieron David Luiz y Dani Alves. El abrazo al colega en la derrota y la gallardía de reconocer a uno de los mejores del mundo.

Lo de Zúñiga quedará en la conciencia del zaguero que quiso hacer en el tenaz golpe con la rodilla a Neymar que sacó al brasileño del Mundial. Reviso el video y sigo sin entender ese movimiento de rodilla.

A Colombia, muchas gracias por su fútbol, por su atrevimiento y por haberle permitido soñar a un país que aprendió a unirse gracias al fútbol.

El árbitro fue malo para los dos. Prefiero pensar y escribir esto a creer que el deporte que más amo lo manejan manos sucias, porque todos tenemos derecho en la vida a meter la pata, pero no a meter la mano.