BARCELONA -- El Barcelona, que viajó con Bartomeu a la cabeza a Brasil para intentar acercar posturas con Blatter en el caso de Luis Suárez, se llevó este domingo una decepción mayúscula al conocer que la FIFA no tiene intención de ceder ni un ápice en el castigo. Hasta el punto que no le permite presentar al jugador uruguayo como tenía previsto.
La FIFA sigue tensando la cuerda y parece claro que tanto al Barça como a Suárez ya no les queda más camino que llamar a la puerta del TAS o incluso a la de los Tribunales Internacionales para desbloquear la situación. Cerrado el fichaje, el club tenía la intención de presentarlo oficialmente el próximo miércoles, aunque antes de dar el paso quería saber la postura del máximo organismo internacional. Y la FIFA se pronunció este mismo domingo a través de su jefe de prensa, Delia Fisher, quien en declaraciones a la agencia PA dejó claro que el castigo se mantiene inalterable.
"La prohibición se refiere a cualquier actividad relacionada con el fútbol, independientemente del lugar de celebración. Ni tan siquiera podría, hipotéticamente, participar en un acto benéfico relacionado con el fútbol", especificó Fisher.
El Barça, representado en la final del Mundial por una delegación que encabezó el propio presidente Josep Maria Bartomeu, pretendía presentar a Suárez el próximo miércoles. Ante la imposibilidad de que fuera en la sala de prensa del Camp Nou, se había previsto llevar el acto al Auditori, pero confirmada la prohibición de la FIFA todo queda en el aire y pendiente de lo que pueda decidir la directiva.
Lo que queda claro es que la FIFA quiso imponer un castigo ejemplar a través del caso Suárez y llegados a este punto, al FC Barcelona, como al jugador, acudir al TAS es la única salida que queda. Para decidir la pena, la FIFA tuvo en cuenta los antecedentes en este tipo de acciones por parte del jugador (el tercero en cuatro años), así como que no presentase ningún tipo de arrepentimiento de inmediato, situación que varió después el delantero uruguayo emitiendo un comunicado de disculpas.
La defensa de Suárez, dirigida por su suegro Alejandro Balbi, no se quedó callado al conocer la reacción de la FIFA. "El fútbol tiene que estar preocupado por todo esto. La decisión es draconiana, totalitaria y fascista a todas luces", proclamó Balbi a la Cadena Cope, mientras en Río de Janeiro Bartomeu, Zubizarreta y Puyol quedaban totalmente expuestos y sin reacción posible.
La misión principal con que viajó el presidente a la final del Mundial, conseguir un acercamiento a Joseph Blatter, acabó de la peor manera. Y el problema de Luis Suárez sigue siendo de campeonato.