MÉXICO -- Con las instrucciones que los dirigentes de la FIFA les dieron a los silbantes han puesto al arbitraje en crisis, porque a un árbitro no se le puede decir que saque puras tarjetas amarillas y las rojas no mostrarlas.
Cuando los árbitros van predispuestos se pueden ver ese tipo de actuaciones, porque deben de acatar una disposición. El árbitro italiano Nicola Rizzoli tuvo la instrucción de no sacar tarjetas rojas en la final y jugadores que tenían que haber sido expulsados en la final de Alemania vs Argentina se mantuvieron en la cancha.
Desde el minuto 33' Alemania debió jugar con 10 elementos. Debieron de jugar sin Benedict Höwedes, porque fue con la pierna levantada y esa decisión del árbitro estuvo a punto de influir en la jugada del minuto 46' en la que el equipo germano quedó cerca de anotar.
El arbitraje cierra igual, mal de principio a fin. De escasa calidad, malas decisiones de faltas dentro del área, faltas que no debían de sancionar y de muy escasa calidad durante todo el certamen. Fue bastante malo.
En el segundo tiempo la marcación de faltas fue de baja calidad. Acciones que no eran faltas las cobró porque se dejó llevar por la manera en la que se tiraban los jugadores. No le sacó la tarjeta roja a Mascherano por tirar dos patadas que merecían la tarjeta amarilla, primero por una barrida y luego por dar un golpe en la cara a Bastian Schweinsteiger. Desafortunadamente el árbitro no demostró una idea clara.
Hay una jugada polémica en una salida del portero Manuel Neuer, donde chocó con Higuaín y no era penal, porque primero juega hacia el balón y luego viene el contacto, que es inevitable por la inercia de la jugada.