<
>

Mascherano está entre nosotros

El mediocampista piensa en regresar al país Getty Images

BUENOS AIRES -- Estaba pensando en el Barcelona, tirado en el sillón. El calor agobiaba mi espíritu y dormía mis músculos. Siempre el mismo problema, el calor me quita energía y no me puedo mover cuando ataca con todo las chapas de mi casa. El olor del asfalto caliente me provoca náuseas.

En esa estaba, con una botella de agua congelada pasándomela por el cuerpo. Vivo en Pedro Echagüe y Lima, frente a las vías de la Estación Constitución. Vivo en una pensión llena de gente rara, que fuma y hace ruidos de noche y duerme de día.

Toc, toc, golpearon a mi puerta. Era mi vecino. "Señor, le vengo a avisar que se puede sumar al corte de calle".

Yo estaba cansado, sin ganas de moverme para nada, el calor ejecutaba a quien osara salir a la calle. ¿Cortar una calle? Me parecía una actitud sin sentido y era algo que no me interesaba. Pero el tipo me siguió hablando.

- Señor... queremos que Mascherano sea designado jugador honorario de la selección Argentina. En pocas palabras queremos que juegue en Argentina hasta su retiro y además queremos ponerle su nombre a nuestra calle.

Aquello ya era mucho. Solo quería volver a mi sillón. Pero el buen hombre continúo taladrándome el cerebro.

-Sabemos que usted es escritor. Y uno de los buenos. Incluso hemos leído crónicas suyas en internet. Sabemos que trabaja en una editorial de cartoneros en el barrio de La Boca. Queremos que nos redacte un panfleto, un pequeño volante que le explique a los vecinos nuestra movida.

Sin duda, Mascherano es un jugador fuera de serie. Sin duda, el gran capitán que tuvo nuestra selección desde los tiempos de Diego. Me parecía interesante que se le reconozca en el barrio la importancia de su sacrificio. Está bien que los argentinos destaquemos lo nuestro. Pero, ¿debía ser yo la persona indicada para poner unas palabras sobre el Jefecito en un papel?

Sí, por la sencilla razón de que no había nadie más...

En fin, le dije que sí, encendí mi ventilador y mi computadora y me senté a garabatear unas palabras sobre el gran Jefecito.

Destaqué su valor, su entrega deportiva, su diario sacrificio para mejorar y estar con sus compañeros. Barcelona es 50% El Jefecito. Iba bien cuando de pronto escuché un ruido detrás de mí. Me di vuelta y sobre el sillón estaba Mascherano en carne y hueso, o era una ilusión óptica. Un perfecto intruso. Me habló.

- Cucu, poné en el volante que ante todo le agradezco a los vecinos del barrio de Constitución por ese gesto noble. Sé bien quién fue Pedro Echagüe y me enorgullece que quieran cambiar su nombre por el mío.

Me quedé petrificado en mi silla. Quise pararme, pero la imagen me dijo que no, que no era necesario tener un acercamiento corporal, que la cuestión era espiritual y de mensaje. Acepté.

-Cucu, me volvió a decir antes de desaparecer-, poné en el volante y comentale a todos los vecinos que mi máximo deseo es volver a River, jugar una Libertadores, eso... Es un delirio, pero es mi máximo sueño.

Me di vuelta y comencé a redactar lo que la voz me decía a mis espaldas. De pronto, hubo un silencio, cuando me di vuelta ya no había nadie. No sé si los lectores de espndeportes, creen en los espíritus, en las fuerzas celestiales del Más Allá, o en la simple telepatía. Yo no.

Yo no creo. Pero el Jefecito estuvo sentado en mi cuarto y me confesó su máximo deseo. Terminé de tipiar la última palabra dictada por el genio y bajé corriendo, con el torso desnudo hacia la vereda.

Los vecinos ya organizaban la cortada de la calle y me sumé.

- ¡Tenemos que cortar la calle, pedir que cambien el nombre de la calle! ¡Mascherano está entre nosotros!

Amen.