<
>

Más allá de la lista

BUENOS AIRES -- Gerardo Martino tiene una lista definitiva para los amistosos del 28 y el 31 de marzo ante El Salvador y Ecuador (un rival débil, otro muy competitivo), lo que equivale a decir que ya tiene un plantel en mente, y sujeto a escasas modificaciones, para la Copa América a disputarse en junio.

Tal como los entrenadores anteriores, el Tata conservó intacta la base armada por su predecesor. Parece un gesto de respeto tácito. Quizá la voluntad de inscribir el propio trabajo dentro de un ciclo más amplio y coherente.

En este caso, un subcampeonato del mundo es un antecedente de peso como para mantener en las filas de la Selección a los que viajaron a Brasil. Se trata de una medalla que prestigia y al mismo tiempo limita al sucesor de Sabella.

Así que, para los amantes de las novedades, los que quieren percibir la impronta clara de un técnico ya en sus convocatorias, deberán conformarse con el status quo. Más de lo mismo. Al menos en los apellidos.

En cuanto a la línea de juego, a la receta táctica, se ha vislumbrado una intención de tener más la pelota y pensar con más insistencia en meter goles. Recordemos que la Selección, promediando el Mundial, erigió a Mascherano en bandera y resumen de su expresión futbolística y pasó a trabajar los partidos con una mentalidad conservadora en extremo. Le salió relativamente bien en los resultados, pero su juego durante el último tramo de la competencia (el tramo decisivo) dejó que desear.

El plantel argentino es uno de los más cotizados del mundo. Es razonable que no haya cambios radicales. Más allá de los pequeños gestos como citar a Federico Mancuello, uno de los jugadores del momento, para demostrar que las actuaciones excepcionales en el mercado local también son consideradas por el cuerpo técnico. Por más que la sólida base del edificio proviene y provendrá siempre de Europa.

Quizá podría haber aprovechado esta serie para hacer debutar a Paulo Dybala, en el cenit de su rendimiento en el Palermo y con enormes chances de pasar a una escudería más poderosa. Es joven, claro. Tiene una vida de Selección por delante, pero se merece un lugar para foguearse. Sobre todo si entre los atacantes permanece Ezequiel Lavezzi, de irregulares prestaciones en su club francés.

En fin, las objeciones en cuanto a nombres son mínimas, apuntan a pormenores. Se sabe que Argentina reúne en este plantel lo mejor de las generaciones en actividad. Más acá de los listados, la mano del entrenador se verá en el lenguaje futbolístico que adopte el equipo.

En la recuperación del enorme caudal ofensivo que fue anestesiado luego de la fase de grupos del último Mundial. Tal vez a la antigua fórmula de los rapiditos (Messi y sus satélites: Di María, Agüero, Higuaín, ahora se sumaría Tevez), Martino podría agregarle un perfil de posesión, ya no de contraataque, sin resignar vértigo. De ese modo su gestión haría un aporte invalorable. Recomponer la actitud. Recuperar una personalidad ofensiva. Volver a sentar a Messi en lugar de Mascherano en la sala de comando.

Tales son las prioridades de Martino. Quizá algo o mucho se vea en los amistosos. Y entonces podremos opinar con mejores fundamentos que un montón de apellidos.