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David Luiz da pie a una exhibición

BARCELONA -- En mal momento se le ocurrió a Laurent Blanc forzar la reaparición de David Luiz. El brasileño fue la sorpresa en la convocatoria y se vio forzado a jugar por la desafortunada lesión de Thiago Silva... y acabó siendo un triste protagonista en la derrota del PSG. El mejor amigo para Luis Suárez.

Dos derrotas y un empate adornaban los números, tristes, del Barça en sus visitas al Parque de los Príncipes. Derrotado (2-1) y eliminado en marzo 1995 en esta misma ronda, no regresó hasta 2012 para saldar con un 2-2 la ida de cuartos, que sentenció con fortuna en la vuelta. Y en septiembre del año pasado, en la fase de grupos, 3-2 en la primera y dolorosa derrota de Luis Enrique en Europa. Se temía, a pesar de todo el emparejamiento... y se saldó con una grandeza incuestionable.

David Luiz vivió un auténtico calvario ante Luis Suárez. Ya quedó en evidencia cerca del descanso, cuando el uruguayo le robó la cartera y no acertó a irse por el gol y fue humillado consecutivamente y con doce minutos de diferencia, con dos caños que precedieron a los dos goles del ex delantero del Liverpool, más matador que nunca. Y más hundido que en toda su carrera, el zaguero brasileño no debió vivir una noche tan terrible desde el aplastamiento que sufrió en el Mundial ante Alemania.

El Barça ni sufrió. El PSG pareció entrar en el partido con la única consigna de sobrevivir y acabó muerto frente a un rival que le arrodilló a través de un fútbol excepcional.

"El Barça ha sido superior y hemos jugado con mucha intensidad. Hicimos un gran trabajo táctico y trabajamos mucho. En fútbol nunca se sabe qué puede pasar, pero tenemos una gran ventaja", afirmó apenas acabar el choque Luis Suárez, quien en la noche que se contemplaba señalada para celebrar el gol número 400 de Leo Messi se colocó en el centro del escenario, con dos goles geniales y convirtiéndose en la peor de las pesadillas de David Luiz.

Después de quedarse colgado en los cuartos la pasada temporada frente al Atlético de Madrid, el Barcelona poco menos que se aseguró el retorno a esas semifinales en las que fue protagonista durante los últimos años. Lo hizo pasando por encima de un equipo que en este mismo escenario fue capaz de empequeñecer al Chelsea y que en Londres eliminó con carácter al equipo de Mourinho contra todos los pronósticos.

Veinte años después de sufrir su peor noche en el Parque de los Príncipes, el Barça abandonó París con la mejor de sus sonrisas. Y no lo hizo con una victoria cualquiera, sino con un paso de gigante, quizá no definitivo pero sin duda trascendental.

"Ellos ahora no tienen nada que perder y vendrán a Barcelona sin presión. Y eso les convertirá en peligrosos. No hay que darlo todo por hecho", avisó Luis Enrique. Pero mientras hablaba el entrenador asturiano resonaba todavía el júbilo de un Barça eufórico. Eufórico y feliz como pocas veces esta temporada.