El 2 de mayo, millones de personas pagarán $99.95 para que Floyd Mayweather, quien ya es el hombre mejor pagado del deporte, sea beneficiado con parte de una bolsa que podría rebasar los $100 millones.
Mayweather, a los 38 años, tiene una estrella que es más brillante que nunca ahora que se acerca su pleito contra Manny Pacquiao, los ceros de su cuenta bancaria son tan numerosos que se nublan en conjunto y son imperceptibles a simple vista. Le dan una bienvenida de héroe en todos los sitios donde se aparece, desde el "Tonight Show", pasando por los ESPYS, hasta los Kids' Choice Awards.
Parece que a nadie le importa que no pueda limitar sus pleitos a sólo dentro del ring.
Pese a la creciente atención que se le da a las innumerables acusaciones en su contra, a las múltiples declaraciones de culpabilidad y al tiempo que ha pasado en prisión, Mayweather de alguna forma ha eludido la suerte de Ray Rice, otra persona con historial de abuso doméstico. Rice sigue desempleado, aparentemente en medio de una gira de arrepentimiento mientras intenta volver a la NFL.
¿Qué posibilidades hay de que Ray Rice vuelva? Prácticamente ninguna. Y no solamente porque es un corredor con 28 años de edad. Muchos jugadores más veteranos y con menos talento han recibido la oportunidad para contribuir con los rosters de la NFL.
Entonces, ¿qué pasa? ¿Por qué Rice ha sido bloqueado como represalia a su caso, mientras que la larga lista de incidentes de violencia doméstica de Mayweather, cuando mucho, han sido anexados como un postdata al final de cada carta de amor que le suplica por una gran pelea más?
Olviden los tan publicitados boletos de apuestas de Mayweather, o los protectores bucales de $25,000 hechos con billetes reales de $100. Hablemos durante unos minutos acerca de Floyd y no de "Money".
Mayweather ha sido acusado de agredir a cinco mujeres distintas en al menos siete incidentes distintos, remontándonos una década atrás. Él también fue declarado culpable de lesiones por un incidente en un club nocturno en agosto de 2003, se declaró sin disputa en un cargo por agresión y lesiones relacionados con una pelea de bar en 2005 y, apenas el mes pasado, un reporte surgió indicando que Mayweather presuntamente intentar ahorcar al hijo de su ex novia, quien tiene 19 años.
Mientras existen sermones de moralidad que se han dirigido colectivamente a l aNFL por sus problemas de violencia doméstica, el mundo del boxeo y la prensa parecen determinados a ignorar los delitos de Mayweather. De nuevo, ¿por qué?
Parte de eso es la falta de una autoridad central en el boxeo como Roger Goodell, para que castigue a Mayweather. Y parte de eso es que el público no ha visto la evidencia en video de la letanía de sus presuntas agresiones. Mayweather, cada que tiene la oportunidad, le recuerda eso a la gente. "No hay huellas, ni moretones, nada", ha señalado. "Ustedes no han visto ninguna evidencia o fotos de una mujer agredida".
De hecho, Josie Harris, su ex novia, sí tenía moretones, y fue tratada por una conmoción luego de un incidente en septiembre de 2010. Harris le dijo a Yahoo! Sports que ella cree que Mayweather usó "golpes de conejo" a propósito en la parte posterior de su cabeza, para no dejar marcas visibles. El incidente ocurrió frente a dos de sus tres hijos, y precisamente fue Koraun, su hijo que entonces tenía 10 años, quien escapó de la casa esa noche para pedirle a un guardia de seguridad que llamara a la policía.
Pese a que se declaró culpable de violencia doméstica y lesiones, además de que fue sentenciado a 90 días en prisión, Mayweather sigue negando cualquier culpabilidad. Recientemente le dijo a Katie Couric que él solamente intentaba "contener" a Harris esa noche. Koraun le dijo al diario USA Today respecto a la negativa de su padre para admitir sus acciones, "Él es un cobarde".
Pero Mayweather dijo que su amplia lista de acusaciones no es un indicativo de culpabilidad, sino el resultado de tener un blanco en la espalda. "Soy afroamericano. Soy rico. Y digo lo que pienso", le dijo a Couric. "Esos son tres motivos".
Por supuesto, la mayoría de los atletas famosos nunca son acusados de violencia doméstica, y aunque las acusaciones contra Mayweather son numerosas, son difíciles de sostener. Y en cuanto a lo de "Digo lo que pienso", los comentarios de Mayweather en las entrevistas de televisión y redes sociales solamente sirven para impulsar su reputación como un misógino. Dos afirmaciones famosas de Money destacan de forma especial.
En un documental de Showtime en 2014, Mayweather comparó a las novias con los autos, diciendo, "Pese a que no puedes conducir 10 vehículos al mismo tiempo, tienes gente dueña de 10 vehículos. Así que debes poder darle mantenimiento a 10 autos. En cuanto a mujeres, debe aplicar lo mismo. Si puedes atender a 20, entonces debes tener a 20".
El pasado junio, publicó en Instagram, "La forma como se vista una mujer es su publicidad. Si enseña la mitad del cuerpo, pide que le falten al respeto".
Pese a sus palabras y acciones, Mayweather ha eludido las críticas como si fueran jabs dentro del ring, mientras que la gira de arrepentimiento de Rice al menos es un intento por mostrar remordimiento. Rice, amado en Baltimore, conocido como un líder dentro del campo y un promotor de la prevención del bullying fuera de ella, busca el perdón a la antigua.
Quizá en lugar de aparecer en la prensa con su cabeza inclinada, él debería seguir el camino de Money: Inventar un apodo ingenioso y un personaje al estilo de WWE, enlistar a Justin Biever y Lil Wayne para que se unan a tu grupo y ver cómo la gente se apresura para formar parte del alboroto.
Entonces, ¿qué hacemos con Mayweather?
Mi solución es sencilla, pero podría hacerlos ver como unos desadaptados el 2 de mayo. Tomen esos 100 dólares, donen la mitad a una institución que atienda la violencia doméstica y usen el resto para comprarse una cena deliciosa. Cuando alguien inevitablemente se queje de lo aburrida que fue la victoria de Mayweather por decisión unánime, díganle qué hicieron con su dinero en lugar de comprar la pelea.
Y quizá puedan agregar que no han visto fotos o evidencia en video de la pelea, y que no están seguros que ese pleito haya ocurrido.