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La sutil venganza de Messi

BARCELONA -- Sonrisa pícara, discurso pausado y dominio del escenario. Leo Messi acudió en solitario a la sala de prensa y, mostrando su mejor cara, proclamó el hambre que tiene el Barcelona.

"A mi lo que me interesan son los títulos colectivos por encima de los premios individuales" asintió la Pulga, a quien después de casi dos años sin levantar un trofeo se le contempla en este final de temporada con una ambición desmedida.

Leo hizo un guiño al pasado protagonizado por Guardiola huyendo de cualquier polémica, admitió que el año pasado "fue muy complicado para mi", no quiso comparar a Pep con Luis Enrique y dejó patente su felicidad presente, futbolística y personal.

Pero Messi, atento, sonriente y paciente ante los medios que dejaron pequeña la sala de prensa, dio muestra de esperar el choque de este miércoles de una forma especial. El Bayern le derrumbó hace dos años y no varios de sus futbolistas le derrumbaron el año pasado vestidos con la camiseta de la selección alemana. Y Leo se prepara.

"Pasa página, intenta no obsesionarse pero no olvida" se avisa desde el vestuario azulgrana, donde existe el convencimiento de que este no será un miércoles cualquiera para la Pulga. Llega el Bayern y se encienden demasiadas alarmas en él.

A quien quisiera trasladarle incomodidad con preguntas acerca de Guardiola contestó Messi con una educación exquisita. La que aparcará en el terreno de juego en una noche especial en la que pretende zanjar cuentas pendientes del pasado con el objetivo de acercarse al mejor futuro inmediato.

Hace seis años el Barcelona cerró el curso con un triplete al que vuelve ahora a aspirar. Leo, parte trascendente de aquella época, es un futbolista tan distinto como determinante y a seis semanas de cerrar la temporada ha dado muestras suficientes tanto de su ambición como de un momento de forma excelente.

"Si de un día hablamos, es posible que el 0-3 contra el Bayern fuera especialmente duro para él porque, además, no pudo jugar y le dolió especialmente después del 4-0 de la ida" explicó un ex compañero que vivió de cerca aquel derrumbe de 2013 y coincide en dar por hecho que a Messi le motiva de una manera especial el reencuentro.

Es la penúltima etapa hacia la final de Berlín, donde el crack argentino sueña con levantar su cuarta Champions como colofón a una temporada en la que ha recuperado sus mejores sensaciones. Y es, también, la cita para saldar cuentas con el pasado. De azulgrana y, también, albiceleste.

El 13 de julio de 2014, en el Maracaná, Neuer, Lahm, Boateng, Schweinsteiger, Müller y Götze (el goleador) apartaron a Messi del título Mundial con Argentina. Y lloró, tan desconsoladamente, que al cabo de casi diez meses le llega el dulce reencuentro.

Es el momento de saldar cuentas. Y los ojos de Messi no engañan. El partido de este miércoles ante el Bayern es probablemente el más especial de toda la temporada para él.

No le faltan razones.