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Steven Gerrard tendrá una despedida emotiva en Anfield

LONDRES -- La historia se fue construyendo desde que se anunció el pase de Steven Gerrard al LA Galaxy en enero, y todo condujo hacia este momento.

Salvo lesión o suspensión, su último partido con el Liverpool será en Stoke City el 24 de mayo, pero la gran ocasión será su actuación final en su adorado Anfield.

El Liverpool, y en particular el DT Brendan Rodgers, quieren los tres puntos ante el Crystal Palace este fin de semana para cerrar la temporada con algo que al menos se le parezca a un punto alto, pero todo palidecerá hasta la insignificancia el día que los hinchas locales se despidan del mejor jugador que el Liverpool ha tenido en la moderna era.

Él también querrá ganar, claro. El carácter competitivo de Gerrard fue visto en toda su gloriosa crudeza contra el Chelsea -- anotó el gol del empate, se mostró todo menos complacido al ser reemplazado y casualmente desestimó la ovación de los aficionados contrarios, quienes, en sus palabras, le habían "hecho pedazos" durante la mayor parte de su carrera.

Se dirige a Hollywood sin un final de película, que habría sido levantar el título de la liga sobre su cabeza. El deporte no suele ser como se lo ve en las películas, pero tampoco es que no pueda recordar múltiples momentos durante su carrera en los que sí tuvo su final feliz.

Otros grandes jugadores muy queridos han dejado Anfield en los últimos 25 años sin medalla de ganadores, como Robbie Fowler, Sami Hyypia y Jamie Carragher, pero uno tiene la sensación de que Gerrard será el más dolido.

Sin embargo, sería un error para el Liverpool no tomarse en serio a sus oponentes del sábado. Crystal Palace parece haber repuntado notablemente estas últimas semanas luego de haber compilado algunos triunfos bastante notables al principio de la campaña con su último DT, Alan Pardew.

Han perdido sus últimos cuatro partidos, pero ciertamente no se vieron abrumados por el Chelsea o el Manchester United en sus últimos dos encuentros. Sus ruidosos fans alentarán al equipo para que agüe la fiesta, sobre todo si hay alguna evidencia de complacencia por parte de los locales.

La tendencia moderna es culpar a fuerzas externas por la falta de atmósfera en los estadios ingleses de fútbol. Los altos precios, los cambios demográficos, los asientos y los auxiliares quisquillosos suelen citarse como factores contribuyentes, pero los hinchas del Palace son una prueba contundente de que no tiene por qué ser así.

Eran iguales en 1989, cuando el Palace tuvo una sólida presentación durante la última temporada de campeonato del Liverpool. Recibieron una paliza de 9-0 a principios de la campaña en Anfield, pero para abril de 1990 ya se habían reagrupado, y dejaron a los rojos fuera de la FA Cup cuando Pardew anotó el gol de la victoria.

El 9-0 fue notable incluso para los estándares del Liverpool en aquel entonces, con ocho goleadores diferentes para mostrar la fuerza integral del conjunto. Habían perdido el título en manos del Arsenal justo al final de la temporada anterior, y estaban desesperados por recuperarlo; la victoria sobre el Palace sirvió como una fuerte declaración de sus intenciones, pero en la revancha empezaron a aparecer algunos agujeros en su dominio del fútbol inglés.

El dramático empate 3-3 de la temporada pasada en Selhurst Park prácticamente confirmó que el Liverpool tendría que seguir esperando por un nuevo título, y ahora el mismo club toma parte en otra tajada de la historia.

Han circulado algunos rumores de que Rodgers usará los últimos dos partidos de la liga para probar a un par de jugadores jóvenes. Jerome Sinclair apareció como suplente en el segundo tiempo ante el Chelsea, mientras que Cameron Brannagan estuvo en el banco durante la reciente derrota en Hull.

Necesitan confianza para encarar el verano con la brecha más estrecha posible entre el Liverpool y quien sea que termine en cuarto lugar. Al menos de esta manera pueden decirles a sus potenciales nuevos reclutas que la brecha se puede acortar sin necesidad de milagros.

Tal vez no sea prudente ser tan frívolos, pero si los principales jugadores son capaces de construir una ventaja decente contra el Palace, uno de los jóvenes podría hacer su debut en Anfield.

Sin embargo, todas las miradas estarán en Gerrard. Su exvice capitán Jamie Carragher le ha pedido medio en broma que no derrame ninguna lágrima en su gran día, a diferencia del normalmente severo y profesional de Hyypia, quien no pudo contener sus emociones en su última aparición, contra los Spurs en 2009.

No obstante, haría falta un corazón de piedra para no emocionarse en un día como éste. Durante una aparición previa en Anfield ante el Manchester United --de apenas 40 segundos-- claramente se dejó llevar más por el corazón que por la cabeza y pagó un alto precio por ello.

En este partido no habrá tanta carga o desesperación por un triunfo de Gerrard, pero su significación global no perderá protagonismo. Él ha estado en un club, su club, durante muchísimo tiempo y los hinchas aprovecharán esta última oportunidad para hacerle saber lo mucho que han apreciado su talento, su determinación y su energía.

Dejará Anfield más o menos como estaba cuando llegó. Allá por 1998-1999, cuando hizo su debut, estaban muy por detrás de los mejores equipos de Inglaterra; el Arsenal y el Manchester United. Ahora la brecha está creciendo nuevamente, y no sólo los separa de estos dos equipos, sino también del Chelsea y del Manchester City.

Pero el sábado todo eso quedará temporalmente en el olvido. Lo que ha sucedido durante estos 17 años cuenta. Los tres puntos serán más que nada académicos -- lo que importa es que Gerrard deje el campo de juego sabiendo lo que significó para los seguidores del Liverpool.