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La unión hace la fuerza en Houston

HOUSTON -- Hay situaciones intangibles en cualquier deporte que jamás se medirán con estadísticas o nombres.

Son momentos en los que las súper estrellas se separan de los demás; en que los equipos alcanzan diferentes niveles y que todo el contexto de una temporada puede ser ignorado.

Esa es la situación de unos Houston Rockets rumbo a sus primeras finales de conferencia desde 1997.

Los Rockets enfrentarán por el boleto a la final de la NBA al equipo que dominó de punta a punta la temporada regular; el que es casi invencible en casa y que cuenta con el Jugador Más Valioso de la liga: los Golden State Warriors.

Pero si los Rockets juegan como en los últimos tres partidos de semifinales de conferencia contra Los Angeles Clippers van a competir en serio.

"Seguro otra vez seremos los desfavorecidos en las apuestas", dijo James Harden, segundo lugar en la votación para Jugador Más Valioso de la NBA, sólo por detrás del guardia de los Warriors Stephen Curry. "Pero eso para nada importa. Sólo importa la manera en que juegues y el carácter con el que llegues".

"Este equipo ha enfrentado mucha adversidad toda la temporada", agregó. "Quizá aprendimos a ajustarnos a todo con tantas lesiones que tuvimos. Siempre estuvimos cortos de hombres".

Los Rockets estaban considerados eliminados luego de los primeros cuatro partidos de la serie contra Clippers. Era normal que pocos dieran esperanzas. Sólo ocho equipos se habían recuperado de tal desventaja y ninguno había perdido dos consecutivos por un margen combinado de 58 puntos y al menos 25 de diferencia en cada uno de esos.

Menos personas hubieran imaginado que este lunes los Clippers viajarían a La Bahía del norte de California, cuando fueron prácticamente aplastados en el Juego 6 durante tres periodos, antes de la épica remontada que terminó por empatar la serie.

Todo esto sólo demuestra fortaleza mental. Jugadores como Trevor Ariza, Corey Brewer, Josh Smith, James Harden, Dwight Howard, Jason Terry, Pablo Prigioni y Terrence Jones aparecieron en los momentos que más requerían sus Rockets.

Muy diferente a rivales como Matt Barnes o J.J. Ridick, quienes desaparecieron cuandos sus Clippers más los necesitaban. "Nosotros seguimos jugando y peleando todo el tiempo, incluso cuando ya nadie creía en nosotros", dijo Ariza. "Jugamos el uno por el otro para llegar a la meta por la que todos venimos aquí. Aquí no se trata de individualidades. Se trata de equipo y es en lo único que pensamos".

A partir del martes enfrentarán a los Warrios en Oakland. Será la primera vez en la actual postemporada que no tendrán la ventaja de localía; que no podrán aspirar a un séptimo juego en casa apoyados por la enardecida afición de Houston.

Esta vez el margen de error será mucho menor. Golden State será muy diferente a los Clippers y más aún a los Dallas Mavericks.

Es difícil pronosticar al equipo que avanzará a las Finales NBA representando al Oeste.

Pero es un hecho, que los Rockets llegarán en ritmo físico y mental para competir, y en especial con la motivación más grande que todo el estado de Texas.

"Para nosotros hubiera sido mucho más fácil rendirnos", mencionó Howard. "Seguimos peleando, confiamos el uno en el otro. Mostramos mucha compostura en los peores momentos y eso tendremos que hacer de nuevo a partir del martes".

"Vencimos a un gran equipo", añadió. "Ahora vamos a enfrentar a otro tal vez aún más grande, el mejor de toda la temporada". Ariza coincidió. "Hicimos lo necesario para ganar", dijo. "Siempre hay cosas que mejorar. Tenemos más partidos por jugar y mucho más tiempo para hacer esas cosas. Así que ya estamos pensando en lo que sigue o de nada servirá todo esto".