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Fish estira su retiro: "En la cancha me dije que todo iba bien"

Mardy Fish estira su despedida en el US Open 2015 AP

NUEVA YORK (Enviado especial) -- "Es un momento diferente para mí, porque tengo en claro que este es mi último evento. Tengo muchas emociones encontradas. Esa parte es un poco difícil", remarcó Mardy Fish en conferencia tras su éxito por 6-7 (5), 6-3, 6-1 y 6-3 ante Marco Cecchinato.

Dos largas temporadas pasaron. De los ataques de pánico cada media hora, con una arritmia en el medio, a este torneo de despedida en Nueva York. De un 2013 con apenas cinco semanas de acción a este año con sólo presencias en Indian Wells -allá por marzo-, Atlanta y Cincinnati para llegar a Flushing Meadows con algo de rodaje para no pasar vergüenza. Y no la pasó en absoluto.

El primer guiño, desde los organizadores. Le dieron el turno inicial del Grandstand como principal atracción local, dado que Ana Ivanovic estuvo en el Arthur Ashe y Kei Nishikori, en el Louis Armostrong. Curiosamente, ambos preclasificados, afuera. Él no decepcionó. Mardy Fish reaccionó a tiempo y ganó en cuatro sets. "Volveré una vez más", destacó el estadounidense en cancha luego de dos horas y 52 minutos de acción.

"Quiero aprovechar y disfrutar todo lo posible, pero a veces es complicado. No he golpeado pelotas de tenis durante tres horas en ninguna práctica", aclaró el estadounidense, quien además agregó que en estos días recibió consejos de Andy Roddick y James Blake para afrontar esta situación de la mejor manera posible.

Paradójicamente el actor invitado para la función del lunes, Marco Cecchinato, fue el que la pasó peor en cancha. Sintió el calor del partido, sufrió algunos problemas físicos y acusó el desgaste sobre el cierre. Fish, como contrapunto, pareció más entero y con su mejor versión del día.

El clic del partido, en el desenlace del segundo parcial. Al servicio, Cecchinato. Quiebre y 5-3 para el estadounidense. Ahí, momento de nervios con un doble set point desperdiciado, con una derecha larga y un saque-red para acortar los puntos. Seis minutos después, aún en el mismo game, Fish pudo desencoger su brazo, soltó la derecha y quedó set iguales.

La reacción, cabe destacar, tuvo un porqué. "Luego de perder el primer set pasé un montón de tiempo en la cancha diciéndome que todo iba a estar bien", relató Fish, quien en el pasado se entrenó con un medidor cardíaco para saber hasta dónde puede estirar su línea de esfuerzo. "Fue una charla interna. Lo aprendí del episodio que he tenido, de la lucha que tuve que dar y por lo duro que he trabajado para llegar a esto", detalló.

Toda esa experiencia -y la del circuito- apareció en escena. El italiano, con un pálido 0-3 en el año, se dejó ganar por la situación y desbarrancó por completo. Errores no forzados, malas decisiones e incluso dolores -llamado de trainer- en la zona lumbar. Fish, sin tomar demasiados riesgos, se vio 3-0 arriba en el marcador. Poco después, 6-1 y 2-1 en sets al frente.

El estadio pasó a vivir otro atmósfera. Se encontró con un Fish "vintage", similar al que llegó al N°7 en 2011. Juego agresivo con base en su potente servicio, tiros ganadores desde la derecha, control desde el fondo y cierre de puntos en la red. La gente respondió. El escenario ganó en color; y también en gritos con los "c'mon Mardy" y "go mardy" desde un sector fundido en camisetas naranjas con chicos del "Atlanta's National Junior Tennis", quienes tuvieron su revancha tras no poder asistir a último momento al Arthur Ashe Kid's Day del año pasado.

Fish, como ese puñado de niños, también tiene su desquite en esta temporada. "Es un lugar especial. Jugar más de dos horas después de un par de años lo hace más interesante", marcó bromeando antes de abandonar el Grandstand, con la ironía de que este estadio tampoco estará 2016.

Su próximo desafío, ante Feliciano López. ¿Habrá una tercera función o será la despedida?