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Los altibajos del Arsenal

LONDRES -- Dolorosamente, hay pocos días en la vida de un hincha del Arsenal cuando uno puede pensar que Dios es un Gunner. Oh, por supuesto, estuvo esa temporada de la Premier League en 2003-04 cuando él velaba por sus acólitos de túnica roja en cada partido, pero luego la deuda cósmica vino en forma de 11 años sin trofeos.

Entonces, ¿cuál será el retroceso tras las 48 horas de felicidad no adulterada que le otorgó a los seguidores del Arsenal este fin de semana pasado? Dejando de lado lo dulce que fue la humillación del Manchester United por 3-0 el domingo en el Emirates, fue sólo uno de sus muchos regalos, comenzando con la última entrega de la actual telenovela del Chelsea, "Mientras el estómago de Roman se retuerce".

Contó con un colapso de José Mourinho después del partido, que incluso por sus normas fue una exhibición épica de auto-glorificación. El Chelsea acababa de caer en su cuarto juego de la Premier League en medio de una campaña embrionaria, esta vez ante un enérgico Southampton con marcador de 3-1, y el portugués se había quedado sin chivos expiatorios así que se atrevió a desafiar al propietario, Roman Abramovich, a despedir al "mejor entrenador que el club ha tenido".

Esperen que se pone mejor. Brendan Rodgers no hizo tales afirmaciones grandilocuentes sobre su mayordomía en el Liverpool después del empate 1-1 de su equipo contra sus rivales al otro lado de la ciudad, Everton, pero dejando de lado una temporada milagrosa alimentada por Luis Suárez en la que los Reds casi ganaron el título, ¿acerca de qué podría posiblemente presumir? Nada, en lo que se refiere a los propietarios estadounidenses del club, por lo que finalmente terminaron con su sufrimiento.

Aun así, se podría pensar que el Fenway Sports Group tuviera un mejor sentido del timing. ¿Por qué no esperar un día para despedir el norirlandés a fin de no desviar la atención de la asombrosamente mansa rendición de 20 minutos del Manchester United ante el Arsenal?

"Gracias, Liverpool, por dejarme reír tan pronto después de la actuación vergonzosa del United", dijo Jack Keane, el barman del Football Factory de Nueva York, donde vi los partidos del domingo, quien ha nacido y crecido en Manchester.

Sí, si eres del tipo de fanático que cree que no es suficiente que tu equipo gane, sino que tu rival también tiene que perder y los Spurs tienen que perder puntos, este fue tu clase de fin de semana. ¿Se me olvidó mencionar el gol en contra de Harry Kane en el empate 2-2 del Tottenham con Swansea?

Por supuesto, es un arma de doble filo. ¿Cuánta alegría sintieron los rivales del Arsenal en la caída de los Gunners en la Champions League contra el Olympiakos? Ya sabes, en la que Arsene Wenger, se autoinmoló al optar por hacer descansar a su arquero Petr Cech y hacer entrar a David Ospina. Digamos que no fue la decisión más popular entre los seguidores del Arsenal, como lo demuestra la lluvia de abucheos en el Emirates, cuando Wenger se dirigió al túnel en el lado equivocado de un marcador por 3-2, gracias en parte a un error garrafal del portero colombiano.

Criticado toda la semana para su controvertida selección tanto por los fieles del Arsenal como por los medios de comunicación ingleses, Wenger no estaba de humor para continuar la interrogación en su conferencia de prensa semanal el viernes y abandonó su habitual desparpajo cuando un periodista tuvo la osadía de mencionar el tema Ospina. Si bien no hay verdad en el rumor de que Mourinho fue el que animó al periodista, sólo te puedes imaginar la actitud del portugués cuando Wenger amenazó con marcharse si se le preguntaba de nuevo sobre Ospina. Al menos José llegó a disfrutar de una parte de su fin de semana.

Incluso Louis van Gaal no pudo resistirse ante la tentación de tratar de desestabilizar al francés, diciendo antes del viaje del United al Emirates que, si bien considera que Wenger es un gran entrenador, no puede entender cómo alguien puede sostener semejante racha sin copas y aun así permanecer en el mismo empleo. Parafraseando al Rey Louis, "Nunca pasaría en los clubes en los que he estado".

Wenger y sus secuaces estaban bajo presión de ofrecer nada menos que unos contundentes tres puntos el domingo, especialmente a la luz del horrible inicio de los Gunners en su campaña de la Champions League que ya tiene a sus fans resignados a pasar sus noches de jueves en esos remotos puestos de la Europa League como, eh, Stamford Bridge y White Hart Lane.

Así que fue una enorme sorpresa agradable ver al Arsenal salir a toda velocidad. Van Gaal se estará preguntando cómo es que Wenger mantiene su puesto sin ganar títulos pero fue el Arsenal el que hizo todas las preguntas al United desde el inicio, por ejemplo, ¿cómo un equipo tan frágil en el fondo, tan agotador en su composición y desafiante en el ataque inicia el fin de semana en la parte superior de la tabla, la primera vez que el United disfruta de esa posición elevada desde que Sir Alex leyó las hojas del té y corrió por su vida lejos de Old Trafford? Una pista: No habían enfrentado a un equipo de primer nivel hasta el domingo.

Incluso sumido en una de sus crisis existenciales de rigor, el Arsenal siempre iba a ser un rival más difícil para el United que, por ejemplo, el Tottenham. Y es seguro decir que la línea de fondo colador de Van Gaal no se había topado con un tridente de ataque técnicamente tan seguro y compacto como el trío compuesto por Alexis Sánchez, Theo Walcott y Mesut Özil. Los tres corrieron fuera de control en la embestida inicial mientras que el United no tuvo a nadie que pudiera hacer frente a su velocidad mental y de pie.

¿Van Gaal no había aprendido nada de ver al Arsenal en la última semana? Juega un partido abierto contra los Gunners, como el Leicester City lo hizo en su caída por 5-2 el pasado sábado, y vas a ser aniquilado. Llena el centro del campo en contra de ellos y apunta al arco, como el Olympiakos lo hizo de manera efectiva a mitad de semana, y el Arsenal no tiene idea de qué hacer.

Fue asombrosa la rapidez y la falta de esfuerzo con la que el Arsenal expuso el mediocampo del United. Es difícil creer que este solía ser un equipo que sacó lo mejor de Wayne Rooney, que pareció no poder mover las piernas y se lo vio infeliz toda la tarde, sobre todo cuando pasó a la izquierda en la segunda mitad para darle lugar a Marouane Fellaini en el centro. ¿Wazza tiene una cláusula en su contrato que prohíbe su salida a la banca porque a $450,000 a la semana, los Glazer sienten que al menos debería figurar en la cancha?

¿Y Van Gaal estaba pensando implementar a Michael Carrick y Bastian Schweinsteiger, ninguno de los cuales es conocido por su rápida transición de la defensa al ataque, al igual que sus mediocampistas? Él podría haber encontrado figuras más veloces en el museo de Madame Tussaud.

Al menos Ashley Young tiene ritmo pero se necesita más que eso para alcanzar a Sánchez en estos días. Después de su triplete contra el Leicester, el chileno se turnó para atormentar a Young y Matteo Darmian camino a anotar dos golazos. El primero fue el tipo de joya de la improvisación que evocó recuerdos de Thierry Henry en su mejor momento.

En el minuto seis, Özil cruzó al primer palo, donde Sánchez estaba al acecho, su cuerpo se alejó un poco de la portería. En lugar de ir por el balón de inmediato lo dejó correr en el pie detrás y lo arrojó despreocupadamente con el empeine más allá de un aturdido David De Gea. Entonces, después de la definición clínica de Özil tras un precioso corte de Walcott, logró el 2-0 tan sólo 33 segundos más tarde, Sánchez puso el punto de exclamación a una devastadora clase magistral de ataque de los Gunners. El ex jugador del Barcelona, hizo rodar a Darmian al borde del arco y mientras que Juan Mata y Carrick quedaron boquiabiertos, desató un tiro que casi hizo un agujero en la esquina superior de la red. Juego, set, partido.

Tal fue la adrenalina de la extraordinaria explosión en esos primeros 20 minutos que pensé que el Emirates iba a hacer una combustión espontánea. Ese bombardeo del principio aparentemente exorcizó tanto la mala racha del Arsenal en la Champions League como las dudas que los fans tenían sobre la capacidad de Wenger para galvanizar a sus hombres. Los Gunners habían quedado como un equipo despojado de confianza y concentración sólo tres días antes y el United se cebó para intentar sacar ventaja de esto. Ahora se sientan segundos en la tabla, dos puntos por detrás de Sergio Agüero y sus amigos, y podrán esperar el receso internacional sin el tipo de escrutinio fulminante que una derrota ante el United habría provocado.

Pero eso es lo que pasa con el Arsenal. Ellos te pueden sorprender en todo tipo de formas desde lo enloquecedor hasta lo sublime. Por difícil que a veces sea mantener la fe, performances surrealistas como las del domingo hacen que el sufrimiento casi valga la pena. Razón por la cual sería prudente que los seguidores del Arsenal recuerden esta actuación emocionante el 20 de octubre, cuando el Bayern Múnich llegue a la ciudad.

Amén.

David Hirshey es un columnista de ESPN FC. Ha estado cubriendo el fútbol por más de 30 años y escribe sobre el tema para The New York Times y Deadspin.