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Cambios que no cambian

BUENOS AIRES -- Entre la colección de lesionados, en la que sobresalen los fundamentales Messi y Agüero, y la penosa actuación en el debut de las Eliminatorias, el Tata Martino se ve forzado a meter mano en el equipo en busca del rumbo perdido.

Veamos: la salida del Kun, una anatomía frágil ante el esfuerzo excesivo -recordemos el Mundial-, será cubierta por Carlos Tevez. Si bien el delantero de Boca subrayó en público que prefiere moverse como segunda punta, el DT lo enviará a la boca del área. En esa posición, Martino podría escoger un 9 con más recorrido, según su confesada preferencia, como Dybala. Pero la prolongada postergación de Tevez, fetiche de un vasto sector de los hinchas y por lo tanto factor de presión, seguramente pesa más que las prioridades tácticas. Es probable que Martino, a solas con el espejo, se cuestione si tomó una decisión acertada al convocar a Tevez.

Pastore, con una fatiga muscular, está en duda. Según las pruebas de Martino en el entrenamiento, el candidato a sustituirlo es Lavezzi. Al igual que en el fallido encuentro ante Ecuador. Hasta aquí, dos alternativas que vienen de un fracaso tan rotundo como fresquito -apenas cinco días-, pero el entrenador argentino persevera en una idea que, en el caso particular de estos relevos, no se alcanza a comprender.

La Selección necesita elaboración, serenidad, armado de juego y salida. Un contrapeso a la natural disposición al vértigo impuesta por sus veloces y escurridizos delanteros. Ni Lavezzi ni Tevez aportan esos atributos. Biglia, otro caído en combate, le dejaría su quinta en la mitad del campo a Kranevitter, un estupendo recuperador que veremos cuánto suma en la distribución. Su performance, en gran medida, dependerá de la posición que ocupe Mascherano. Si el jugador del Barcelona permanece como un líbero auxiliar, retrasado sólo para entretener la pelota lejos de todo, Kranevitter deberá lidiar con demasiado terreno y enemigos como para mantener la seguridad con la pelota.

La reasignación de Mascherano como volante central es básica para que Argentina se afirme en la mitad de la cancha. Una zona abismal en el partido con Ecuador.

En la última línea, Funes Mori tomará la posta de Garay, de viaje a Estados Unidos por obligaciones familiares impostergables. Se supone que la elección -que relega a Demichelis- obedece al eficaz juego aéreo del mellizo. El rival exige buenos cabeceadores. Claro que para la salida limpia Funes Mori no es el más dotado. Y su colega en la zaga, Otamendi, no promete gran ayuda en ese rol.

Por fortuna, todo indica que Zabaleta volverá al lateral derecho, en lo que sería el quinto cambio de Martino. Acá sí es todo ganancia: Roncaglia hizo agua tanto en la marca como en la contribución ofensiva.

En suma, las variantes barajadas por el entrenador no parecen orientadas a corregir el problema de elaboración sufrido el jueves en el Monumental. Más bien insinúan lo contrario. Pero Martino es un excelente entrenador y sabe más que este modesto cronista.

Su diagnóstico quizá se apoya en observaciones de detalle que al vulgo se le escapan.