VALE OF GLAMORGAN (Enviado especial) -- En los pasillos del búnker irlandés a metros del castillo de Cardiff, los jugadores del Trébol hablaban de jugar los cuartos de final por los que no lo iban a poder hacer como Paul O´Connell, Peter O´Mahoney y Sean O´Brien. Ahora, Los Pumas tienen ese mismo incentivo. No sólo por Mariano Galarza, suspendido luego del debut contra los All Blacks, sino también por la reciente sanción a Marcelo Bosch que lo dejó afuera de ese trascendental duelo para su carrera y para el seleccionado.
Rápido, el capitán Agustín Creevy dejó claro cómo vive el plantel este nuevo golpe. "Muy tristes por él. Vamos a dejar todo para que pueda jugar la semi. ¡Ahora a entrenar para llegar a eso!", puso en su cuenta de twitter, a minutos de haberse enterado, y en respuesta a un comentario de Diego Albanese. En un mal momento, que duele tanto o más que la anterior de Galarza por la instancia, una mirada alentadora.
En los próximos días, cada protagonista dirá que éste domingo en el Millennium de Cardiff jugarán por Bosch. Y lo harán. Porque tienen una razón más para hacer historia y volver a una semifinal como en 2007. Si lo consiguen, el Chelo tendrá su revancha. Podrá jugar, que es lo que tanto ama.
Su conducta siempre fue intachable. Una jugada desafortunada, en un partido casi sin relevancia y en el que había entrado desde el banco sólo para sumar minutos de cara a cuartos, lo termina golpeando como nunca. Ya su cara en el Vale Resort, luego de haber recibido la citación, lo decía todo. Era casi imposible que salga ileso. Más, con el "fantasma" de lo que había pasado con Galarza en su cabeza. Se entrenó con todos por la mañana y emprendió al mediodía ese viaje largo y doloroso a Londres para sentarse en el banquillo de los acusados.
Duele. Por Los Pumas y sobre todo, por él. Con las horas pasará el mal trago y todo puede quedar como una anécdota y nada más. Pero para eso, el domingo, tienen que ganar. Por el Chelo.