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La selección, ¿un conventillo?

Paremos la mano con la Selección... Fotobaires

BUENOS AIRES -- Por vaya a saber qué extrañas razones, la selección nacional no puede comenzar un ciclo distinto. Un ciclo mínimamente digno y respetuoso de sus hinchas. No pretendo un ciclo en el cual ganemos todo y seamos campeones del mundo. Simplemente sueño con un tiempo en que nuestro querido equipo nacional pueda transmitir un poco de buena educación y amor al deporte. Tan sólo eso...

Por el momento, es imposible. Al parecer, nuestro querido combinado nacional, se aleja cada día más de la seriedad. Por esas paradojas del destino se asemeja a una caricatura grotesquísima del Boca Juniors de otros tiempos, perdiéndose en la odiosa bruma de la instrascendencia, las mentiras, las tomadas de pelos, los chismes y los puteríos. Sustantivos todos que le hacen muy mal al fútbol argentino.

No exagero queridos lectores. Cuando un ex director técnico sale a decir estupideces, a ventilar infamias y a crear falsas expectativas en el hincha, significa que algo anda mal.

Un día, en el futuro, quizás cuando el fútbol no exista y sea sólo una actividad de análisis de los antropólogos, nos daremos cuenta cuánto mal le hicieron a nuestra selección, Diego, Carlos y Basile.

No exagero queridos lectores, cunde una inaceptable falta de educación. Cuando Diego, tres meses después, sale a declarar barbaridades, ensucia no solo la pelota, sino también a la selección nacional y al fútbol argentino.

Mientras directores técnicos como Ángel Cappa se toman el fútbol muy en serio y, en ese acontecer, comenten errores increíbles; otros parecen no entender la lógica mínima de la discreción y el respeto a los demás.

Es fácil vivir la vida como a uno se la antoja. Manifestar: "no es que sea paranoico, pero me están siguiendo". Lo más lindo es agitar nuestro corazón en pos de nuestro capricho, de nuestras tontas certezas y nuestra moral que funciona para todos menos para nosotros.

Entiendo, entiendo y vuelvo a entender que es un proceso de aprendizaje comprender que lo que pensamos no es la verdad definitiva.

Francamente, no hay razones para ensuciar a la selección nacional después de cumplido un ciclo. Debería haber una ley impulsada por el mismo sistema democrático que prohiba hablar a los millonarios disconformes con su ego.

En fin, cosas de la pelota. Me duele y me da bronca que Alfio Basile otra vez vuelva a ventilar un mar de dudas sobre la camiseta nacional. Esa a la cual tanto dicen que aman. Esa por la cual darían la vida y no sé cuántas mentiras mas.

Por último solo ansío que la persona encargada de dirigir la selección nacional tenga en cuenta un par de cosas fundamentales: la educación, el respeto al prójimo, el consenso a la hora de pactar ideas y proyectos. Ningún campeón, por favor. Los argentinos no somos campeones casi en nada. Por lo tanto debería ser un hombre parecido a nosotros.

Ojalá sea un hombre sencillo, sin aires de grandeza ni egos imposibles. Un hombre sencillo, bueno y trabajador. Parece mucho, ¿no?